Dinamarca, uno de esos países que a menudo se pone como ejemplo de país modelo, apareció hace poco en los titulares tras proponer confiscar joyas y objetos valiosos (eso sí, el gobierno danés hace excepciones como el anillo de compromiso) a los refugiados como modo para sufragar el coste que supone su estancia en el país. Esta propuesta, iniciativa del gobierno del Partido Liberal (Venstre) -que salió de las urnas el pasado junio- con Lars Løkke Rasmussen en cabeza, es en realidad una de tantas para reducir la llegada de refugiados al país. ¿Cómo? Restringiendo las leyes de asilo y haciendo el país menos «atractivo» para los sirios, afganos o cualesquiera nacionalidades que huyen de sus países de origen.
Al Partido Liberal, de momento, el proyecto legislativo le ha costado un eurodiputado: Jens Rohde, quien recientemente anunció que se unía al Partido Social Liberal. Rohde desertó tras considerar que la propuesta se acercaba más al partido antiinmigración DF -a quien el gobierno en minoría necesita en el parlamento danés- que al suyo, partido de centro-derecha.