Estados Unidos lo ha vuelto hacer, ha vuelto a bombardear Afganistán. Esta vez, por eso, con la Madre de todas las bombas, el arma más potente después del temido mísil nuclear. ¿Pero qué sentido tenia enviar este proyectil en suelo afgano?
La justificación de la administración estadounidense, que encabeza Donald Trump, es que esta potente arma se lanzó en Nangarhar para combatir Estado Islámico (EI). La bomba, que estalló hace una semana, mató 95 militantes del EI. Además, supuestamente, en el área hay túneles bajo tierra para moverse con facilidad y con este proyectil fueron destruidos.
La realidad, por eso, es que la presencia de EI en Afganistán es prácticamente nula. La facción del grupo yihadista en este país asiático nació en enero del 2015 y adoptó la denominación de Khorasan, el antiguo nombre de Afganistán. EI se expandió por cinco provincias del país.