Goldman Sachs is not an after shave Goldman Sachs is not an after shave

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Siraq

Viñeta difundida por el Partido Comunista de España en su web

Viñeta difundida por el Partido Comunista de España en su web

Hace 10 años, la coalición encabezada por Estados Unidos, Reino Unido y España, se embarcó en una operación militar que ustedes conocen bien: la guerra de Iraq. Diez años más tarde, el presidente de Estados Unidos quiere volver a la carga, esta vez con una intervención en Siria. Aunque hay diferencias entre ambas ofensivas, también hay bastantes cosas en común.

En 2003, el Consejo de Seguridad de la ONU no dio su consentimiento a una acción militar en Iraq. En esta ocasión, tampoco. Entonces «poco importó», porque los amigos Bush, Blair y Aznar se pasaron por el Arco del Triunfo -sí, en mayúsculas- cualquier opinión del Consejo y decidieron atacar. A día de hoy, con la negativa del órgano internacional más importante del mundo (integrado por EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China con derecho a veto), ya no está tan claro el ataque sin su respaldo. Quizá en este punto influye el hecho de que la crisis económica provoca que quede muy feo gastarse el dinero en una «guerra» en la que a priori no están en juego los intereses de los líderes occidentales, al menos de cara a los votantes. Pero también tiene un papel importante el desastre que supuso Iraq para la reputación de estos tres grandes gobernantes -cuatro con Barroso, que siempre se va de rositas-, y la desaprobación de las respectivas opiniones públicas.

Así que nuestros queridos líderes mundiales, tras la negativa del Parlamento británico al primer ministro David Cameron para atacar Siria, se han acordado de la tan pisoteada palabra «democracia» y han decidido recular con el pretexto de utilizarla antes de lanzarse a la aventura y terminar de empantanar Oriente Medio. Israel quiere que la comunidad internacional actúe, pero tras la debacle iraquí, el golpe de Estado en Egipto y las eternamente-condenadas-al-fracaso negociaciones palestino-israelíes, meterse en Siria es una vuelta más de tuerca en el lío de Oriente Próximo que no está claro que las potencias quieren enfrentar. Obama también consultará a la Cámara. La presión de la opinión pública francesa parece indicar que Hollande, también lo hará. Paradójico caso el suyo, ya que en 2003 pidió al entonces presidente francés, Jacques Chirac, que la Asamblea votara la intervención en Iraq. La anarquía de la política internacional y su juego de intereses son muy divertidos, por contradictorios.

Por último están las armas químicas. Hoy y hace diez años, la inmensa mayoría sabíamos que de armas de destrucción masiva en Iraq no había nada, pero en el caso de Siria todo parece indicar que sí, que «alguien» ha utilizado agentes químicos como el gas sarín contra población civil. Lo que no se sabe es si es el régimen de Al Assad quien las utiliza en exclusiva, o si los opositores controlan algunas de ellas. Lo que le interesa a Estados Unidos es cargar contra Al Assad, pieza clave en el eje del mal chiíta que forma junto a Irán y Hezbollah. Así que si los rebeldes gasean a civiles, será más difícil averiguarlo.

En general, el panorama de intervención de la comunidad internacional en Siria parece más light de lo que era en Iraq. El país lleva ya dos años en guerra mientras en Iraq la situación era de paz -con una buena represión de Sadam, claro-y las pruebas de armas químicas son relativamente sólidas respecto a las inexistencia de ellas en 2003. Además, el ataque que Obama quiere llevar a cabo será «limitado», destinado a advertir de que con las armas químicas no se juega.

No sé si estas diferencias justifican una intervención, aunque me inclino a pensar que no. Aunque lo cierto es que tampoco me gusta que los sirios se peguen entre ellos sin que nadie ponga paz, como hacen los padres cuando los hermanos se pelean. O como los republicanos españoles desearon que la comunidad internacional les ayudará de verdad a luchar contra el golpe de Estado de Franco. Lo que está claro es que si hay intervención, no es con el bonito objetivo de la paz fraternal. A Israel no le gusta que sus vecinos anden gaseando el ambiente. Y entonces, a Estados Unidos tampoco.

Esperanza Escribano

@equilibrio_y_yo