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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

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Diario de una refugiada: la vida a la espera en Alemania

Refugiados esperando a subir a un tren en Alemania / EFE

Refugiados esperando a subir a un tren en Alemania / EFE

Hanasay Sard escapó de Iraq el 26 de octubre del año pasado con su familia. Como miles de refugiados, transitó la ruta de los Balcanes, jugándose la vida en un barco que les transportó de Turquía a Grecia, soportando el rechazo, el frío, la desesperación y la espera. Pasaron más de un mes en Serbia . Cuando consiguieron entrar en la UE, tuvieron que pagar a las mafias, después de que la Unión Europea firmara con Turquía el acuerdo para devolver a los refugiados que intentaran llegar a Europa, porque eso supuso el cierre de la ruta. Nadie podía ya seguir el camino de forma organizada por los países de los Balcanes, sino por su propia cuenta y riesgo. Lee el resto de la entrada »

Diario de una refugiada kurda iraquí: a un paso de Alemania

Después de que la Unión Europea y Turquía firmaran el acuerdo para la devolución de los refugiados a ese país, Hanasay, una refugiada kurda iraquí de 17 años que conocí en Serbia en febrero, decidió seguir a pie el camino hacia Alemania. Estuvo esperando hasta el último minuto que la UE no diera el paso de precarizar aún más la huida de quienes escapan de la guerra, pero no fue así.

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El nombre del campo en el que se encontraban en Hungría / Hanasay Sard

Tras dos días caminando, Hanasay y su familia llegaron a Hungría, al campo de refugiados de Vámosszabadi. No iban solos, pero no había más que otra familia en el grupo; la mayoría eran hombres que habían iniciado la ruta solos y o bien se habían adelantado a su familia, o bien esperaban reencontrarla en Alemania. Las únicas mujeres eran ella, su madre y su hermana pequeña, que es un bebé. Tardó dos días en decirme dónde estaba porque ni ella lo sabía hasta que una voluntaria de una ONG en la zona se lo escribió en un trozo de papel.

Todos los refugiados atrapados en el campo de Sid, en el lado serbio de la frontera con Hungría, dejaron el campo a pie cuando Turquía y la UE firmaron el acuerdo que la mayoría de ONG ha calificado como «de la vergüenza». Algunos lo habían hecho ya en los días previos a la reunión de los Veintiocho con el primer ministro turco, Ahmet Davutoğlu, pero la inmensa mayoría de las casi 600 personas que vivían en el campo esperó hasta la firma. Ahora quedan sólo 90 refugiados allí, según Are you Syrious? (AYS), la extensa red de voluntarios que mejor informa sobre esta crisis. Lee el resto de la entrada »

Diario de una refugiada kurda iraquí: sigue el camino a Alemania a pie gracias a la UE y Turquía

Refugiados en Idomeni / Orestis Panagiotou (EFE)

Refugiados en Idomeni / Orestis Panagiotou (EFE)

«Nos vamos a pie». Hace días, Hanasay (podéis leer más sobre ella aquí), refugiada kurda iraquí que conocí en Serbia, me preguntó si era buena idea intentar ir caminando a Alemania, en el impasse entre el preacuerdo y el acuerdo definitivo entre la Unión Europea y Turquía que manda a los refugiados que llegan a Grecia de vuelta al país turco. Consulté con Médicos Sin Fronteras, que no tenía más información de la que tenemos el común de lo mortales, pero recomendaba paciencia porque el acuerdo no era aún definitivo. Qué inocentes fuimos. Lee el resto de la entrada »

Diario de una refugiada kurda iraquí: cómo sufre en Serbia las consecuencias del acuerdo entre Turquía y la UE

Refugiados en el lado griego de la frontera con Macedonia / EFE

Refugiados en el lado griego de la frontera con Macedonia / EFE

La semana pasada os hablé por primera vez de Hanasay, una refugiada kurda iraquí que vive atrapada en Serbia desde hace 22 días. Su familia fue rechazada por Croacia, que no les dejó continuar el viaje hasta Alemania porque tienen en el pasaporte un sello de Turquía. Las autoridades que los registraron tenían la orden de rechazar a quien hubiera pasado un mes en ese país porque se considera un lugar seguro desde el que deberían pedir asilo. Pero Turquía, lejos de ser un país donde estar a salvo, lo es aún menos para los kurdos.

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Diario de una refugiada kurda iraquí: atrapada en Serbia

Refugiados caminando hacia la frontera serbia con Croacia en Sid / Zoltan Balogh (EFE)

Refugiados caminando hacia la frontera serbia con Croacia en Sid / Zoltan Balogh (EFE)

Como muchos ya sabéis, la Unión Europea ha decidido encargarle a Turquía la humana tarea de dar aliento y asilo a los refugiados que quieren llegar a Europa. A cambio de 3.000 millones de euros más, claro. Además de suponer una decisión denigrante que cava aún más honda la tumba de la UE, olvida un problema fundamental: qué pasa ahora con los refugiados que ya están en la ruta de los Balcanes. Entre ellos está Hanasay Sard, una joven kurda de la parte iraquí.

Su familia está atrapada en el campo de refugiados de Sid, en Serbia, junto a la frontera con Croacia, desde hace 17 días. En su situación hay 1.100 personas más, según Médicos Sin Fronteras. La primera vez que rechazaron su entrada a Croacia, fue porque en sus pasaportes tenían el sello de haber pasado un mes en Turquía. Hace dos semanas, la ley era así. Quien hubiera pasado un mes en Turquía no podía continuar el viaje porque las autoridades croatas estaban considerando que Turquía era ya un país seguro y en él deberían estar pidiendo asilo los refugiados. Lee el resto de la entrada »

La decepción demócrata, la política de discursos

El presidente estadounidense, Barack Obama, en una rueda de prensa. (EFE)

El presidente estadounidense, Barack Obama, en una rueda de prensa. (EFE)

En 2006, a dos años vista de las presidenciales, Hillary Clinton era la favorita entre los demócratas. En 2009, sin embargo, no era una mujer quién asumía el liderazgo de la Casa Blanca; lo hacía Barack Hussein Obama, convirtiéndose en el primer presidente negro de la historia de Estados Unidos. Durante los primeros años de su mandato, Obama cayó en simpatía con sus discursos llenos de promesas y buenas intenciones. Después de la reelección en 2012, que le daba el margen de tiempo que pedía para completar sus planes, el presidente sigue sin cumplir varias de sus promesas y se encuentra en uno de los momentos de mayor impopularidad.

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La privatización de una guerra

U.S. Army photo by SPC John P. Ledington

Blackwater en Afganistán

Una de las guerras más privatizadas de la historia ha sido, sin duda, la de Irak. Desde el inicio de la guerra contra “el terrorismo” la administración Bush optó por la contratación de varias empresas de seguridad privadas, las llamadas empresas de mercenarios. Estas compañías que, bajo un marco legal muy vago y oscuro, ofrecen “servicios de seguridad e inteligencia” de interés para gobiernos como el de Estados Unidos. La ventaja de subcontratarlas: la falta de transparencia y la impunidad de la que gozan a menudo.

Esta semana ha vuelto a los titulares una de estas compañías, la entonces llamada Blackwater, porque cuatro de sus agentes se enfrentan (al fin) a un juicio en Washington por la matanza de 17 civiles -entre ellos un niño – en la plaza Nisour, en Bagdad, hace siete años. Entonces, en 2007, la firma estadounidense estaba subcontratada para proteger a sus diplomáticos por el módico precio de 1.000 millones de dólares (732 millones de euros).

Blackwater, ahora llamada Academi, fue sólo una de las varias empresas que contrató Bush, y aunque su imagen no salió muy bien parada (de ahí el lavado de nombre en 2010) el negocio fue viento en popa. Ya en 2002 la empresa firmó un contrato federal por valor de 5,1 millones de dólares y sólo tres años después, subió a 221,4 millones de dólares. En 2010 la administración Obama firmó un acuerdo de 10.000 millones de dólares por cinco años con ocho compañías, entre ellas Triple Canopy, que hace un mes se fusionó con Academi, la firma que adquirió a Blackwater en 2010.

En el momento de la masacre, en 2007, había unos 25.000 agentes de seguridad en el país. Los hechos son objetivos, el mismo FBI determinó al poco tiempo que al menos 14 de los 17 civiles murieron por disparos provenientes de un convoy de jeeps de la compañía. Ahora, cuatro de los agentes (todos anteriores miembros del Ejército estadounidense) están acusados de disparar de modo indiscriminado ese 16 de Septiembre y se enfrentan a juicio. La defensa alega que fue en defensa propia pero habrá que esperar para ver que dictamina el juez y los 17 miembros del jurado. También será clave la declaración de la cincuentena de ciudadanos iraquíes que la acusación prevé traer a Washington.

Esperar siete años para el juicio

El casó llegó a los tribunales estadounidenses pero todos los cargos fueron desestimados en 2010 porque un juez federal estadounidense, Ricardo Urbina, consideró que los derechos de los acusados habían sido violados. Según el magistrado, el Departamento de Justicia de EEUU basó su acusación en los testimonios que los mercenarios dieron poco después de cometerse la masacre, testimonios que fueron concedidos para la investigación pero bajo la condición de que no serían usados contra ellos en un futuro.

EUA no se libra de responsabilidades (por lo menos morales)

En un informe de agosto de 2007, revelado esta semana por The New York Times, un investigador alertaba que la falta de supervisión había generado un “ambiente lleno de negligencias” y que los guardias de la compañía se sentían “por encima de la ley”. De hecho, el propio investigador explica que al pedirle explicaciones al jefe de Blackwater en Irak éste amenazó con asesinarle y altos cargos de la Embajada de EE UU en Bagdad se pusieron del lado de la compañía de seguridad.

Esperemos que se haga justicia y que estas empresas dejen de gozar de impunidad. Deberían rendir cuentas de sus actividades, especialmente cuando actúan contratadas por un gobierno y en una guerra. Además debería existir algún tipo de supervisión in situ, algo que en Irak brilló por su ausencia.

 

BLANCA BLAY

@BlancaBlay

blanca.blay@gmail.com

 

 

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Blackwater: Shadow government

«Durante la dictadura de Sadam, todo estaba prohibido»

Un helicóptero aterrizando en Iraq / The US Army

Un helicóptero aterrizando en Iraq / The US Army

Hashim Almadani parece un chico normal. Tiene 28 años y lleva tres viviendo en Barcelona. Llegó a la ciudad para aprender castellano y empezar una nueva vida en un país libre. Parece, porque nació en Irak en 1984 y ha pasado el 70% de su vida bajo una dictadura que ha marcado su optimismo y sus ganas de vivir. Ésta es la primera parte de una entrevista que repasa su vida en su país, al que ha decidido no regresar jamás.

En la Primera Guerra del Golfo (1990-91), Hashim tenía siete años y vivía en Bagdad, en el seno de una familia de clase media alta. Tiene pocos recuerdos de aquella guerra, aunque el fuego está presente en su memoria. Para esquivar los peligros de la capital se trasladó a Diala, donde vivían otros miembros de su familia, a unos 70 kilómetros al noreste. “Lo recuerdo como un campamento de verano”, dice con una sonrisa. Durante los bombardeos se quedaban en casa, pero desde el jardín veían pasar algún misil y aplaudían. “Éramos niños, no entendíamos nada de lo que estaba pasando”.

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Siraq

Viñeta difundida por el Partido Comunista de España en su web

Viñeta difundida por el Partido Comunista de España en su web

Hace 10 años, la coalición encabezada por Estados Unidos, Reino Unido y España, se embarcó en una operación militar que ustedes conocen bien: la guerra de Iraq. Diez años más tarde, el presidente de Estados Unidos quiere volver a la carga, esta vez con una intervención en Siria. Aunque hay diferencias entre ambas ofensivas, también hay bastantes cosas en común.

En 2003, el Consejo de Seguridad de la ONU no dio su consentimiento a una acción militar en Iraq. En esta ocasión, tampoco. Entonces «poco importó», porque los amigos Bush, Blair y Aznar se pasaron por el Arco del Triunfo -sí, en mayúsculas- cualquier opinión del Consejo y decidieron atacar. A día de hoy, con la negativa del órgano internacional más importante del mundo (integrado por EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China con derecho a veto), ya no está tan claro el ataque sin su respaldo. Quizá en este punto influye el hecho de que la crisis económica provoca que quede muy feo gastarse el dinero en una «guerra» en la que a priori no están en juego los intereses de los líderes occidentales, al menos de cara a los votantes. Pero también tiene un papel importante el desastre que supuso Iraq para la reputación de estos tres grandes gobernantes -cuatro con Barroso, que siempre se va de rositas-, y la desaprobación de las respectivas opiniones públicas.

Así que nuestros queridos líderes mundiales, tras la negativa del Parlamento británico al primer ministro David Cameron para atacar Siria, se han acordado de la tan pisoteada palabra «democracia» y han decidido recular con el pretexto de utilizarla antes de lanzarse a la aventura y terminar de empantanar Oriente Medio. Israel quiere que la comunidad internacional actúe, pero tras la debacle iraquí, el golpe de Estado en Egipto y las eternamente-condenadas-al-fracaso negociaciones palestino-israelíes, meterse en Siria es una vuelta más de tuerca en el lío de Oriente Próximo que no está claro que las potencias quieren enfrentar. Obama también consultará a la Cámara. La presión de la opinión pública francesa parece indicar que Hollande, también lo hará. Paradójico caso el suyo, ya que en 2003 pidió al entonces presidente francés, Jacques Chirac, que la Asamblea votara la intervención en Iraq. La anarquía de la política internacional y su juego de intereses son muy divertidos, por contradictorios.

Por último están las armas químicas. Hoy y hace diez años, la inmensa mayoría sabíamos que de armas de destrucción masiva en Iraq no había nada, pero en el caso de Siria todo parece indicar que sí, que «alguien» ha utilizado agentes químicos como el gas sarín contra población civil. Lo que no se sabe es si es el régimen de Al Assad quien las utiliza en exclusiva, o si los opositores controlan algunas de ellas. Lo que le interesa a Estados Unidos es cargar contra Al Assad, pieza clave en el eje del mal chiíta que forma junto a Irán y Hezbollah. Así que si los rebeldes gasean a civiles, será más difícil averiguarlo.

En general, el panorama de intervención de la comunidad internacional en Siria parece más light de lo que era en Iraq. El país lleva ya dos años en guerra mientras en Iraq la situación era de paz -con una buena represión de Sadam, claro-y las pruebas de armas químicas son relativamente sólidas respecto a las inexistencia de ellas en 2003. Además, el ataque que Obama quiere llevar a cabo será «limitado», destinado a advertir de que con las armas químicas no se juega.

No sé si estas diferencias justifican una intervención, aunque me inclino a pensar que no. Aunque lo cierto es que tampoco me gusta que los sirios se peguen entre ellos sin que nadie ponga paz, como hacen los padres cuando los hermanos se pelean. O como los republicanos españoles desearon que la comunidad internacional les ayudará de verdad a luchar contra el golpe de Estado de Franco. Lo que está claro es que si hay intervención, no es con el bonito objetivo de la paz fraternal. A Israel no le gusta que sus vecinos anden gaseando el ambiente. Y entonces, a Estados Unidos tampoco.

Esperanza Escribano

@equilibrio_y_yo