Como era de esperar, Israel ha puesto trabas al acuerdo entre Estados Unidos e Irán sobre el programa nuclear del país persa. Estamos hablando de un acuerdo histórico, un insólito pacto entre las potencias occidentales e Irán que quizá no será posible de alcanzar una vez Obama abandone la Casa Blanca. Y, por otro lado, un entendimiento con Irán al que es posible llegar en el momento presente, pero probablemente no cuando haya cambios en el régimen iraní. Cabe recordar que durante el mandato de Mahmud Ahmadineyad la posibilidad de entendimiento con Estados Unidos, a pesar del acercamiento de Obama a Oriente Medio, era prácticamente nula. ¿Por qué Israel debe ser siempre el centro de la discusión sobre Oriente Medio?
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, se apresuró a censurar el acuerdo al considerar que éste «amenaza la supervivencia de Israel». ¿Cómo puede amenazar la supervivencia de Israel un acuerdo que consiste en el compromiso de Irán para reducir su producción nuclear? Un compromiso que, por cierto, será verificado por las potencias occidentales bajo el consentimiento iraní. Netanyahu quiere un pacto «más razonable» pero, ¿razonable para quién, más que para el propio Israel? El primer ministro israelí se dirige al mundo como si el acuerdo no afectase a ningún estado más que al propio Israel, como si el problema de las armas nucleares fuese exclusivo de Oriente Medio y, por tanto, como si Israel fuese la única víctima de la amenaza nuclear en el mundo.