Este domingo cerca de 46 millones de franceses -estos fueron los votantes registrados en las últimas presidenciales- serán llamados a elegir quién ocupará la presidencia de su país aunque el nombre definitivo no se sabrá hasta el 7 de mayo, cuando se producirá la segunda vuelta de las elecciones. Estos comicios, bien sea por la situación interna del país, por la particularidad de los candidatos que se presentan -y que apuntan a resultados ajustados- o por el contexto internacional y europeo en el que se producen son importantes más allá de las fronteras del país y deberían tener todas las miradas puestas en ellos.
El resultado marcará un antes y un después y puede condicionar el transcurso futuro de una Unión Europea ya debilitada por el Brexit. ¿Conseguirá la vieja política, los partidos tradicionales, triunfar? ¿Conseguirán los candidatos una alta participación electoral o será la abstención la gran vencedora? ¿Puede llegar al Eliseo un presidente de extrema izquierda o una presidenta de extrema derecha?