Goldman Sachs is not an after shave Goldman Sachs is not an after shave

Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

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Así quedará el Consejo de Seguridad de la ONU (si Le Pen es presidenta)

Foto: EFE

Foto: EFE

Si hay algo para lo que sirve, y mucho, el periodismo internacional es para hacernos conocedores de cómo afecta lo que ocurre en el planeta a nuestro pequeño rincón en el mundo. En eso creemos firmemente en este blog y por eso, sin más, escribimos. Y por eso hay que explicar que el triunfo de Donald Trump en las elecciones estadounidenses no se reduce a los problemas de Estados Unidos ni tampoco, como también se ha analizado a fondo en los últimos días, a lo que le ocurrirá a partir de ahora a esas señoras y esos señores que invierten en bolsa. La llegada de Trump al poder tendrá su repercusión en la gobernanza mundial. Porque a estas alturas todo el mundo se ha dado cuenta de que quien nos gobierna realmente no es el presidente de turno de nuestro propio país.

En esa gobernanza mundial juega un papel más que clave el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, ese órgano «para garantizar la paz y la seguridad entre las naciones» que, en estos momentos, no es capaz de garantizarnos ninguna de las dos cosas. En ese consejo hay 1o miembros no permanentes, que rotan, entre los que ahora mismo figura España, y 5 permanentes. Los que tienen poder real son estos 5, ya que gozan de derecho a veto. Dos de ellos, China y Rusia, fueron los culpables de que, por ejemplo, la comunidad internacional tardase tanto en intervenir en Siria.

Conocedores de tal poder, centenares de tuiteros han compartido una imagen que, según afirman muchos, causa escalofríos. Se trata de los futuros 5 miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU (EE. UU., Reino Unido, Francia, Rusia y China) que, una vez Trump sea nombrado presidente, se ocuparán de los menesteres de las bombas y los acuerdos de paz. La imagen también vaticina que la próxima presidenta del país galo será Marine Le Pen, quien parte como favorita a las elecciones presidenciales del próximo 23 de abril.

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La ONU y su Talón de Aquiles

Guerra, pobreza, injusticia, explotación y violación de los Derechos Humanos… La organización de las Naciones Unidas tiene una agenda muy apretada. Es la mayor organización internacional que existe, y pretende funcionar como gobierno global para afrontar retos globales y mejorar la vida de 7 mil millones de personas. En la actualidad, 193 Estados son miembros de las Naciones Unidas y su sede principal está en Nueva York.

 

Esqueleto

Salón de la Asamblea General durante una votación en 2014 para elegir cuatro jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). /ONU

Salón de la Asamblea General durante una votación en 2014 para elegir cuatro jueces de la Corte Internacional de Justicia (CIJ). /ONU

Los principales órganos de la ONU son: la Asamblea General, el Consejo de Seguridad, el Consejo Económico y Social, el Consejo de Administración Fiduciaria, la Corte Internacional de Justicia y la Secretaría de la ONU. Todos ellos se crearon en 1945 al fundarse la organización.

La ONU está, a parte, formada por un conjunto de agencias, oficinas y programas – denominadas Sistema de las Naciones Unidas – de carácter muy especializado, que ayudan a la Organización a poder cumplir mejor con sus tareas. (UNDP, ONU Mujeres, Unicef…etc.)

 

Inicios

La ONU fue fundada el 24 de octubre de 1945 en la ciudad estadounidense de San Francisco. Con la participación de 51 países, al finalizar la Segunda Guerra Mundial, y con la firma de la Carta de las Naciones Unidas. Se fundó con la esperanza de que sirviera para prevenir nuevas guerras, anhelo que demasiado a menudo no se ha cumplido.

Desde 1947 hasta 1991, la división del mundo durante la Guerra Fría hizo imposible cumplir ese objetivo. El famoso sistema de veto del Consejo de Seguridad en medio de tantas hostilidades hacía inoperante a la organización.

Desde 1991 las misiones de paz de la ONU se han hecho más complejas, se han incluido elecciones y otros aspectos, mucho mas complejos que los anteriores acuerdos militares. Es un órgano que, como nuestro mundo, está constantemente en cambio para hacer frente a las nuevas amenazas en cooperación, derecho internacional, paz y seguridad internacional, desarrollo económico y social, asuntos humanitarios y derechos humanos. Hace unos años no existían las armas nucleares o la degradación actual del medio ambiente, por ejemplo.

Sin embargo, la ONU, tiene dos características que permanecen inamovibles y que son sin duda su Talón de Aquiles:

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Obama: en busca de aliados para actuar

Barack Obama, el miércoles, ante la Asamblea General de Naciones Unidas. (EFE)

Barack Obama, el miércoles, ante la Asamblea General de Naciones Unidas. (EFE)

Por Blanca Blay

La sede de las Naciones Unidas en Nueva York ha vivido en sus distintas asambleas generales escenas inolvidables, únicas. Si existe un gran espectáculo en la política es este. Desde la histórica aparición de Yasser Arafat en 1974, en la que soltó la famosa frase de “Vengo con el fusil del combatiente de la libertad en una mano y la rama de olivo en la otra. No dejen que la rama de olivo caiga de mi mano”, pasando por la escena, casi teatral, en la que en 2006 Hugo Chávez se refirió a George Bush como “el diablo”. “En este mismo lugar huele a azufre todavía”, dijo en la tribuna 24 horas después que el entonces presidente de EEUU hubiese hablado.

En la 69 sesión de la Asamblea General de la ONU, que tuvo lugar este miércoles, Barack Obama pronunció un discurso de 40 minutos dirigido a los más de 150 países que forman parte de las Naciones Unidas. Obama recordó la lucha contra el cambio climático, criticó Rusia por su papel en la crisis Ucraniana e hizo referencia a la epidemia del ébola. Pasó Gaza por encima. La parte clave de su discurso fue el llamamiento a unirse a una coalición internacional liderada por EEUU para combatir el radicalismo islámico en Irak y en Siria.

En alusión a grupos como el Estado Islámico, Obama aseguró que EEUU “trabajará con una coalición amplia para desmantelar estas redes de muerte”.  Y es que aunque su tono el miércoles choca con el de un presidente con cierta aversión al riesgo en política exterior, EEUU empezó a bombardear Siria esta misma semana, y dicho sea de paso, sin la autorizacion del consejo de seguridad de la ONU.

Los fantasmas de la guerra contra el terrorismo 

La llamada de Obama a otros países a unirse a la coalición iba especialmente dirigida al mundo árabe y musulmán porque si algo tiene claro es que EEUU no quiere que la lucha contra el extremismo islámico sea vista como una guerra estadounidense contra los árabes. Quiere, en cierto modo, cubrirse las espaldas y ser percibido como un aliado de los árabes que quieren combatir grupos como el EI.

El mismo miércoles en la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU se aprobó por unanimidad una resolución que que obliga a los países a aprobar leyes que permitan llevar a la justicia a ciudadanos que viajan al extranjero para luchar con grupos terroristas. “Únicamente resoluciones no serán suficiente”, dijo Obama después que la resolución fuese adoptada.

Lo que asusta una vez más es que, como bien explica Aaron Miller en su artículo “Americanasaurus and the large March to War in Syria”, se crea que existe una estrategia clara para combatir al Estado Islámico: “No la tenemos”, asegura el autor. Miller señala la importancia de mantener expectativas realistas así como también desmantelar mitos y analizar la situación antes de actuar. “La lucha contra el extremismo yihadista es como respirar. No se puede detener y continuará durante décadas […] Y no nos engañemos, es una guerra. ”

 

 

La MINURSO, diplomacia de papel mojado

Por Cláudia Morán

el Consejo de Seguridad de la ONU acaba de prorrogar la misión de la MINURSO en el Sáhara Occidental sin incorporar un solo cambio

El Consejo de Seguridad de la ONU acaba de prorrogar la misión de la MINURSO en el Sáhara Occidental sin incorporar la vigilancia de los derechos humanos / Foto: Twitter

Cuentan que una vez la ONU envió una misión al Sáhara Occidental con la intención de preparar elecciones democráticas de cara a la autodeterminación del territorio colonizado. De eso hace ya 23 años, más de dos décadas en las que esa misión, la MINURSO, se ha ido renovando sin grandes logros para los saharauis, hasta convertirse en nuestros días en una mera herramienta de control del alto el fuego en el territorio. Y también en una marioneta que parece contentarse con las promesas vacías del monarca marroquí.

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Corea del Norte, horror hermético

Por Cláudia Morán

Dibujo de un testigo norcoreano, recogido en el informe de la comisión de la ONU, que ilustra una de las torturas del régimen / Getty Images

Dibujo de un testigo norcoreano, recogido en el informe de la comisión de la ONU, que ilustra una de las torturas del régimen / Getty Images

En Corea del Norte, el horror ocupa 372 páginas. Una comisión de investigación de la ONU ha sacado a la luz un informe que recoge y denuncia los crímenes contra los Derechos Humanos cometidos por el régimen de Kim Jong Un, basados en los testimonios de las víctimas. Miles de norcoreanos encerrados, perseguidos y torturados por pensar diferente o, simplemente, por pertenecer a la casta equivocada. Ahora la comisión intenta que el Consejo de Seguridad de la ONU lleve el asunto ante la Corte Penal Internacional.

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«Nosotros somos los Estados Unidos de América»

ImagenHace unos días el periodista Carlos Elordi escribía en eldiario.es un artículo bajo el titular Qué difícil es opinar sobre Siria…Lo cierto es que desde que empezó el conflicto a principios de 2011 la complejidad de su forma y los intereses de los países vecinos y las potencias occidentales han enturbiado cualquier información e intención y dificultado que nos formemos nuestra propia opinión. Lo único seguro que sabemos son los hechos y los números, la frialdad de la estadística, el poco margen de error. Más de 100.000 muertos, 2 millones de refugiados, 4,25 millones de refugiados internos. Y los últimos datos: más de 1.000 muertos tras el ataque con armas químicas del pasado 21 de agosto.

Hasta ahora la llamada comunidad internacional ha fracasado en sus varios intentos de poner fin a la guerra civil mediante un hipotético proceso de paz. Mientras, sin embargo, cada país ha hecho sus pinitos. Rusia ha armado el régimen de Bachar el Asad y Estados Unidos ha participado junto con otros países a reforzar los rebeldes. La Unión Europea, como de costumbre, no se decidió a hacer algo hasta hace unos meses, cuando terminó el plazo que había establecido para el embargo de armas, hecho que dio luz verde a aquellos países que querían armar los rebeldes, como es por ejemplo el caso de Francia.

Ahora, tras el desastre humano que tuvo lugar hace unos días debido al uso de gas sarín, la suerte (o desgracia) de la guerra en Siria puede cambiar. Si bien, como era de esperar, Obama no logró convencer a Putin en la última reunión del G-20 en San Petesburgo de la necesidad de actuar, está decidido a seguir adelante. Su campaña a favor de una intervención de corta durada (60 días) y sin botas americanas sobre el terreno (así disminuye el riesgo de volver con cadáveres estadounidenses) ya está en marcha y por ahora parece no importarle para nada la reacción de Rusia.

Para conseguir que el Congreso apruebe la resolución sobre una intervención en Siria, Obama empezó sumando adeptos en la reunión del G-20 y volvió de San Petesburgo con el respaldo claro de Francia y el soporte ambiguo de otros países, como España. Ahora su objetivo es convencer los indecisos en el Congreso y para ello el Ejecutivo recurrió a la difusión de trece vídeos que contienen duras imágenes de las víctimas después del ataque químico.

También dedicó su discurso semanal a defender una acción militar limitada en el país árabe. En el discurso no falta, como es habitual, la dosis de americanismo necesario: “Sé que el pueblo estadounidense está cansado después de una década de guerra, incluso ahora que la guerra en Irak ha terminado, y la guerra en Afganistán está terminando. Es por eso que no estamos poniendo nuestras tropas en medio de la guerra de otro. Pero nosotros somos los Estados Unidos de América. No podemos hacer la vista gorda a las imágenes como las que hemos visto fuera de Siria.”

Ahí está: “nosotros somos los Estados Unidos de América”. Y nosotros, y yo, ¿que soy? Yo tampoco puedo hacer la vista gorda a esas imágenes, ni a los más de 100.000 muertos, ni a los que cada día intentan huir del país con la esperanza de sobrevivir. Yo no sé que es lo que debe hacerse al respecto pero rechazo la inacción sólo por seguir un discurso anti-imperialista, como se limitan a hacer algunos. Del mismo modo, rechazo la inacción de la Unión Europea como tal, que todavía cree que “sólo una solución política dará lugar a una Siria unida y democrática” y que sólo así se puede “poner fin al horrible derramamiento de sangre, graves violaciones de los derechos humanos y la destrucción de gran alcance”, como dijo la Alta Representante para la UE, Catherine Ashton, el pasado 7 de Septiembre en un intento de esconder la disparidad de opiniones de los 28 estados miembros de la UE.

De todos los caminos posibles ya sabemos que todos son malos y también sabemos que quizás el camino más correcto -que sería una actuación en bloque de la comunidad internacional con el respaldo de Naciones Unidas- es inexistente debido al veto de Rusia y China en el Consejo de Seguridad. Visto este panorama y con muchas líneas rojas cruzadas en Siria (no sólo el uso de armas químicas como dijo EUA) la responsabilidad del resto de países quizás debería ser la de examinar cuál es la opción menos mala a corto y a largo plazo, no sólo teniendo en cuenta sus intereses sino prestando especial atención a las consecuencias para el pueblo sirio.

La comunidad internacional no puede seguir callada ni de brazos cruzados, debatiendo en reuniones cada equis meses qué debería hacerse. Tampoco pueden Francia o EUA embarcarse en una intervención de la que no se conozcan los detalles o de la que no se sepa cómo servirá para evitar que se repita un ataque con armas químicas y disuadir el régimen (y de paso, países como Irán) de su uso. Todas las preguntas deben tener respuesta antes del mínimo gesto. Es una lástima que seamos incapaces de hablar como Nosotros, las Naciones Unidas y que acaben pesando más los intereses nacionales que la moralidad y los derechos humanos.

BLANCA BLAY

blanca.blay@gmail.com

Respecto la intervención en Siria, desde GS recomendamos este artículo del periodista Jordi Pérez Colomé: “ Escoge tu aventura en Siria”.

 

Siraq

Viñeta difundida por el Partido Comunista de España en su web

Viñeta difundida por el Partido Comunista de España en su web

Hace 10 años, la coalición encabezada por Estados Unidos, Reino Unido y España, se embarcó en una operación militar que ustedes conocen bien: la guerra de Iraq. Diez años más tarde, el presidente de Estados Unidos quiere volver a la carga, esta vez con una intervención en Siria. Aunque hay diferencias entre ambas ofensivas, también hay bastantes cosas en común.

En 2003, el Consejo de Seguridad de la ONU no dio su consentimiento a una acción militar en Iraq. En esta ocasión, tampoco. Entonces «poco importó», porque los amigos Bush, Blair y Aznar se pasaron por el Arco del Triunfo -sí, en mayúsculas- cualquier opinión del Consejo y decidieron atacar. A día de hoy, con la negativa del órgano internacional más importante del mundo (integrado por EEUU, Gran Bretaña, Francia, Rusia y China con derecho a veto), ya no está tan claro el ataque sin su respaldo. Quizá en este punto influye el hecho de que la crisis económica provoca que quede muy feo gastarse el dinero en una «guerra» en la que a priori no están en juego los intereses de los líderes occidentales, al menos de cara a los votantes. Pero también tiene un papel importante el desastre que supuso Iraq para la reputación de estos tres grandes gobernantes -cuatro con Barroso, que siempre se va de rositas-, y la desaprobación de las respectivas opiniones públicas.

Así que nuestros queridos líderes mundiales, tras la negativa del Parlamento británico al primer ministro David Cameron para atacar Siria, se han acordado de la tan pisoteada palabra «democracia» y han decidido recular con el pretexto de utilizarla antes de lanzarse a la aventura y terminar de empantanar Oriente Medio. Israel quiere que la comunidad internacional actúe, pero tras la debacle iraquí, el golpe de Estado en Egipto y las eternamente-condenadas-al-fracaso negociaciones palestino-israelíes, meterse en Siria es una vuelta más de tuerca en el lío de Oriente Próximo que no está claro que las potencias quieren enfrentar. Obama también consultará a la Cámara. La presión de la opinión pública francesa parece indicar que Hollande, también lo hará. Paradójico caso el suyo, ya que en 2003 pidió al entonces presidente francés, Jacques Chirac, que la Asamblea votara la intervención en Iraq. La anarquía de la política internacional y su juego de intereses son muy divertidos, por contradictorios.

Por último están las armas químicas. Hoy y hace diez años, la inmensa mayoría sabíamos que de armas de destrucción masiva en Iraq no había nada, pero en el caso de Siria todo parece indicar que sí, que «alguien» ha utilizado agentes químicos como el gas sarín contra población civil. Lo que no se sabe es si es el régimen de Al Assad quien las utiliza en exclusiva, o si los opositores controlan algunas de ellas. Lo que le interesa a Estados Unidos es cargar contra Al Assad, pieza clave en el eje del mal chiíta que forma junto a Irán y Hezbollah. Así que si los rebeldes gasean a civiles, será más difícil averiguarlo.

En general, el panorama de intervención de la comunidad internacional en Siria parece más light de lo que era en Iraq. El país lleva ya dos años en guerra mientras en Iraq la situación era de paz -con una buena represión de Sadam, claro-y las pruebas de armas químicas son relativamente sólidas respecto a las inexistencia de ellas en 2003. Además, el ataque que Obama quiere llevar a cabo será «limitado», destinado a advertir de que con las armas químicas no se juega.

No sé si estas diferencias justifican una intervención, aunque me inclino a pensar que no. Aunque lo cierto es que tampoco me gusta que los sirios se peguen entre ellos sin que nadie ponga paz, como hacen los padres cuando los hermanos se pelean. O como los republicanos españoles desearon que la comunidad internacional les ayudará de verdad a luchar contra el golpe de Estado de Franco. Lo que está claro es que si hay intervención, no es con el bonito objetivo de la paz fraternal. A Israel no le gusta que sus vecinos anden gaseando el ambiente. Y entonces, a Estados Unidos tampoco.

Esperanza Escribano

@equilibrio_y_yo