El próximo jueves 8 de junio los habitantes del Reino Unido están llamados a las urnas y en el foco de la campaña electoral está el Bréxit. La actual primera ministra, Theresa May, anunció a mediados de abril que avanzaba las elecciones para junio. Su intención era clara: obtener una holgada mayoría para negociar con un apoyo suficiente con Bruselas la salida de la Unión Europea (UE). Ahora bien, si las encuestas se confirman le podría salir el tiro por la culata.
En las elecciones de mayo del 2015, el exministro David Cameron consiguió una amplia mayoría absoluta. En ese entonces, el Partido Conservador recibió el apoyo del 36,9% de los votantes con lo que obtuvo 331 escaños. Su contrincante más directo Ed Milband, del partido laborista, cosechó un 30,4% de apoyo y 232 escaños.
Hasta ahora May tenía una amplia mayoría en la Cámara de los Comunes gracias a esta victoria de Cameron. Sin embargo, sus perspectivas se podrían ver empeñadas. Cuando May anunció las elecciones, las encuestas le daban una ventaja de veinte puntos por encima de su eterno rival: un debilitado Partido Laborista. No obstante, los último sondeos le dan solo una diferencia tres puntos entre la formación de la primera ministra, que obtendría un 42%, frente su contrincante más directo el laborista Jeremy Corbyn, que se quedaría con un 39% del apoyo de los electores.
Esto se debería a que sectores tradicionalmente conservadores podrían cambiar de bando tras la victoria del Bréxit. Este sería el caso de lugares como Richmond, un barrio de clase alta londinense que siempre han votado a los conservadores, pero que estaban a favor de quedarse dentro de la UE.