Las elecciones legislativas que ha celebrado la república alpina este domingo confirman, sin ninguna duda, el viraje del país hacia la derecha. Los conservadores del partido popular austriaco (ÖVP), la fuerza más votada, ganan 15 escaños más en el parlamento mientras que la extrema derecha, el Partido de la Libertad (FPÖ) gana 11.
Aunque los socialdemócratas se mantienen en número de diputados pasan a ser la segunda fuerza, por detrás de los conservadores y seguidos de muy cerca por la extrema derecha. El escenario más probable aquí, y es donde está el peligroso camino que puede emprender el país, es un gobierno de coalición formado por el partido conservador -con su jovencísimo líder Sebastian Kurz (31) de canciller- con la extrema derecha de socio. Así, este partido de raíces nazis, puede ser clave para la formación de un gobierno de coalición.