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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Las joyas de Kazuri en Kenia

Annie se emociona, se echa a reír cuando recuerda sus principios en la fábrica. Tenía 20 años y lo recuerda como si fuera hoy. Su marido oyó que necesitaban ayuda en el pequeño taller que empezaba en el jardín de la casa de al lado del inmueble dónde trabajaba su marido, a las afueras de Nairobi, en Karen. Al día siguiente, Annie se presentó nerviosa y sin experiencia a Susan Wood, quien enseguida la acogió y le enseñó lo necesario para empezar a trabajar y convertirse en la nueva artesana del pequeño taller de cuentas de cerámica llamado Kazuri, que significa “pequeño y hermoso” en Swahili.

Era 1975 y Susan, fundadora del taller, trabajaba sólo con dos mujeres africanas, Annie y Elisabeth. Rápidamente se dio cuenta de que muchas madres solteras necesitaban un empleo regular y así se fue ampliando la «familia».

Antes de trabajar en Kazuri, Annie limpiaba casas, un trabajo que apenas le daba dinero para cuidar a sus 5 hijos, cuando empezó en la fábrica su vida cambió. “No me costó mucho aprender, Susan tenía mucha paciencia conmigo, era fácil y me gustaba”, explica Annie. “En Kazuri me siento a gusto, como en casa”, añade con ternura. Lo que no recuerda Annie es a cuántas mujeres ha ayudado, cuántas alumnas ha tenido, “muchísimas, no puedo contarlas”- dice. Su hija , Elisabeth, también trabaja con ella en la fábrica.

Annie nos enseña como fabrica las cuentas.

Hoy en día lo que fue un pequeño taller de joyas llamado Kazuri es una fábrica de cuentas de cerámica y alfarería hechas a mano, que con el fin primordial de crear trabajo a los más desfavorecidos emplea a más de 340 mujeres, en su mayoría madres solteras. Karl y Regina Newman tomaron el relevo de Susan y fueron construyendo con el paso de los años un inmenso taller donde se puede observar todo el proceso de creación de estas joyas, desde el barro crudo hasta la hermosa cuenta acabada. La fundición de la materia prima, el moldeado, la pintura, la cocción… Cada cuenta es moldeada y esmaltada a mano. Un lugar lleno de colorido y alegría que transmite la esperanza que estas artesanías han traído a la vida a más de 300 kenianas.

La fábrica está, además, equipada con una clínica, que facilita gratuitamente servicio médico para las empleadas y sus familiares. Kazuri también se ocupa del 80% de los costes médicos derivados de otras clínicas externas a la fábrica.

Kenia introdujo en 2010 una nueva constitución progresista basada en los derechos, que proporciona el marco legal para que el gobierno cumpla los derechos básicos y que los grupos marginados y vulnerables, especialmente las mujeres y los niños, reclamen sus derechos. Sin embargo, las mujeres todavía enfrentan retos, incluyendo la capacidad de participar efectivamente en la toma de decisiones y liderazgo y que la mayoría de las mujeres miembros del parlamento nacional y las asambleas del condado son nuevas en la legislatura. La situación se agrava por la ausencia de un movimiento de mujeres creíble y vibrante para abogar por las ganancias constitucionales de la igualdad de género.

La economía keniana sigue siendo vulnerable a los shocks externos y el desempleo sigue siendo un reto y hay desafíos adicionales para las mujeres. Por ejemplo, mientras que más del 80% de las mujeres kenianas se dedican a la agricultura de pequeños propietarios, sólo el 1% posee tierras por derecho propio, tiene acceso a menos del 10% del crédito disponible y menos del 1% del crédito agrícola.

En Kenia, la pobreza femenina se ve exacerbada por la violencia de género, incluida la violencia sexual, la violación, la violencia física y el acoso sexual. El empoderamiento de las mujeres se ve obstaculizado por la poligamia, el matrimonio prematuro y las prácticas culturales y tradicionales perjudiciales, como la ablación. Las mujeres también son afectadas de manera desproporcionada por el VIH / Sida, con el 6,9% de las mujeres de 15 a 64 años afectadas, en comparación con el 4,4% de los hombres del mismo grupo de edad.

La fábrica de Kazuri produce localmente y a su vez tiene un 70% de la producción destinada a la exportación por todo el mundo a un total de 20 países, Estados Unidos, Alemania o Reino unido, son algunos de los principales países receptores. Produce 5 millones de cuentas al año. A su a vez, se ha convertido en una atracción turística en la capital, hecho que les ayuda a emplear cada día a más y más mujeres.

Después de 35 años, Annie afirma que va a seguir trabajando en Kazuri haciendo perlas de cerámica y otras artesanías hasta que sus incansables manos se lo permitan.

De izquierda a derecha: Elizabeth, hija de Annie, 12 años trabajando en la fábrica; Alice, 30 años trabajando en la fábrica; Sinika, 25 años trabajando en la fábrica; Ann, 15 años trabajando en la fábrica; Ruth,  15 años trabajando en la fábrica.

 

 

 

 

 

 

 

 

 


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