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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Shifa Gardi

La reportera kurda Shifa Gardi murió el sábado en Mosul por el estallido de una bomba menos de una hora después de su última conexión en directo

La reportera kurda Shifa Gardi murió el sábado en Mosul por el estallido de una bomba menos de una hora después de su última conexión en directo

Recuerden este nombre. Shifa Gardi. La muerte de esta corresponsal de guerra en Mosul menos de una hora después de su última conexión en directo conmocionó a la profesión periodística. La reportera kurda, de 30 años, se encontraba en la ciudad iraquí informando sobre la ofensiva del Ejército contra el Estado Islámico. Allí hizo un total de 127 piezas informativas. Esta fue su última retransmisión para la agencia Rûdaw.

Minutos después, Shifa se dirigía hacia el oeste de la ciudad cuando una bomba estalló al paso del convoy en el que viajaba, causándole la muerte. El fallecimiento de Gardi ha vuelto a poner sobre la mesa la falta de protección de los periodistas, especialmente en las zonas en conflicto. Sólo en 2016 fueron asesinados 75 periodistas en todo el mundo, un 26% menos que el año anterior, según Reporteros Sin Fronteras, pero Oriente Medio sigue concentrando en gran medida estas muertes. Siria, a la cabeza, e Irak pisándole los talones.

El periodismo de guerra es una de las profesiones más peligrosas del mundo. A día de hoy sigue siendo un mundo de hombres, tal y como recordó la propia Rûdaw para homenajear a Shifa Gardi.

Pero la reportera disfrutaba haciendo su trabajo, a pesar de que muchos se han permitido el lujo de decir que era «una de las periodistas más atrevidas» de la agencia -y, otros, que las mujeres lo tienen más fácil porque «pueden ponerse un burka» para evitar ser reconocidas.

La palabra para definir lo que hacía Shifa Gardi no debería ser atrevimiento, sino voluntad, la de hacer bien su trabajo: informar con rigor. El problema al que se enfrentaba, como muchos otros corresponsales que se la juegan cada día sobre el terreno, es la falta de protección. Este es el motivo por el que muchos piensan que los corresponsales de zonas en conflicto cobran un sueldo alto. Pues nada más lejos de la realidad.

El periodismo de guerra es una profesión de riesgo, y el riesgo tiene un coste. Esto lo saben los anestesistas, los cirujanos plásticos o las personas que en su trabajo manipulan sustancias altamente peligrosas; y a nadie se le ocurre cuestionar que su salario sea más elevado una vez contemplado este factor. Sin embargo, eso no ocurre con los periodistas.

El secuestro (y posterior liberación) en el 2015 de tres reporteros españoles en Siria -Antonio Pampliega, José Manuel López y Ángel Sastre- destapó la caja de Pandora. Tal como relató eldiario.esPampliega tuvo que pedir un crédito de 10.000 euros para irse a trabajar como corresponsal de guerra en Oriente Medio. Por su trabajo recibió 3.000 euros. Lo mismo que cuesta un chaleco antibalas, una herramienta totalmente indispensable para moverse en zonas de conflicto.

En resumen, los corresponsales de guerra tienen que invertir para poder trabajar y rezar para recuperar lo invertido. Y, con suerte, tendrán beneficios, aunque nada pingües. Pagar para trabajar, trabajar sin parar para recuperar lo invertido y rezar para no morir. Shifa Gardi ha muerto ejerciendo su profesión, tan necesaria como infravalorada, para mostrarnos un pedazo de mundo que, de otra forma, escaparía a nuestro control. Quizá sea hora de dar a la profesión el valor que se merece.

5 comentarios

  1. Dice ser Teresa

    Lamento muchísimo la muerte de esta mujer, periodista, joven y en una zona tan llena de violencia.
    No estoy de acuerdo con que tengan que tener seguridad aparte: si van y ponen su dinero es porque quieren, y las decisiones personales deben ser consideradas como tales. Si vas a una zona de guerra sabés a lo que te arriesgas.
    La seguridad debe ser para los pobres civiles, niños, ancianos que quedan en medio de tanta violencia irracional.
    Me molestan los que no quieren ser «rutinarios» y despúes piden suledos más altos y cuidados especiales.

    27 febrero 2017 | 21:40

  2. Dice ser lolaza

    Una mujer fuera de serie, de las quemarca la diferencia por su coraje. Que descanse en paz

    27 febrero 2017 | 23:04

  3. Dice ser Portaco

    Deberían aumentar la seguridad para los periodistas porque son los unicos que pueden contar al mundo la verdad de lo que sucede en las zonas de guerra.

    No como dice la tal Teresa mas arriba que aboga por se paguen ellos su propia seguridad sin tener en cuenta la enorme labor que desenpeñan estos periodistas, por ejemplo el mostrar el sufrimiento de los civiles y los niños para que los gobiernos no puedan hacerse los ciegos y no les quede otra que ayudar.
    Teresa, tú mejor sigue con tu rutina de mujer florero, dando el colaco con galletas a tus hijos, y deja a las mujeres que sacrifican su vida familiar por algo mucho mas grande.

    Saludos y mi mas profundo pésame.
    DEP Shifa Gardi, gracias por todo.

    28 febrero 2017 | 08:01

  4. Dice ser Joana

    ¿Darle a la profesión el valor que merece?
    Se lo damos. No valéis nada. Periodistas prostitutas, que se mueven según la religión marxista cultural. Traidores a sus pueblos, cómplices de genocidio. A esa la mataron, pues vaya que lástima.
    Ahora a llorar y a cantar loas, porque era del gremio.
    Pero de la muerte de «Givi» no habéis escrito ni una línea. ¿Qué, Soros no os lo permite?¿O no lo queréis desagradar, en la expresión máxima de la buena esclava?
    Givi, descansa en paz. Un héroe que siempre será recordado. A vosotras siervas, no os recordará nadie.

    28 febrero 2017 | 09:16

  5. Dice ser Carlos

    Cuando veo el programa Clandestino de Discovery Max, veo lo que es periodismo. Lo que es mojarse, jugarse la vida cuando ves a sicarios que te amenazan y sabes que te matarían, esconderían tu cuerpo y las imagenes se perderían para siempre. Lo saben e igualmente lo hacen. Lo hacen para que los demás seamos conscientes de lo que pasa, aunque a la mayoría no les guste verlo, pero la realidad es la que es, y si sabemos de las atrocidades, por lo menos habrá menos si nadie las denuncia. Da asco, que los de Salvame o los periodistas deportivos, comodos en sus sillones, mientras los reporteros se juegan la vida cada minuto. Somos el público que hacemos más o menos importante dichas profesiones, y pagan más a los petardos del corazón que a los corresponsables de guerra. Por eso sus empresas les pagan poco y además sin protección. Más que un oficio, es una vocación.

    28 febrero 2017 | 12:15

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