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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Asya Abdullah: cuando el feminismo y la lucha contra el EI van de la mano

Aunque Asya Abdullah no es una de las caras visibles de la lucha contra el Estado Islámico y los ataques a la población kurda, tiene un enorme protagonismo en el panorama internacional. Copresidenta del Partido Sirio de la Unión Democrática (PYD) que impulsó la proclamación de la autonomía de Rojava (Kurdistán suroccidental) en el 2013, no es una política al uso. En primer lugar, porque es una mujer, y también porque ha logrado desatar toda una revolución. Lo único que no es novedoso es que su labor es prácticamente ignorada por todos los medios.

«El sello de identidad de una vida libre y democrática es una mujer libre», espetó Asya Abdullah durante su intervención en el New World Embassy: Rojava, a finales de noviembre en Oslo. La activista se estaba refiriendo a algo que está ocurriendo en la región kurda y que se obvia cada día en cada información. Los kurdos tienen y seguirán teniendo un papel fundamental en el futuro de Siria y parte del mérito lo tiene la revolución que están llevando a cabo, donde las mujeres se sitúan en el centro de la agenda política. Es lo que muchos califican como una revolución democrática.

El grupo armado YPJ (Unidades Femeninas de Protección), que fue decisivo en la liberación de Kobane o Manbij del yugo del EI, es sólo un ejemplo. Pero el Kurdistán suroccidental, donde habitan unos dos millones de personas, tiene todo un método para cambiar las cosas. Han formado una pequeña sociedad de asirios, árabes y kurdos que actúan en coalición, con autogobierno y una economía común. «No puede haber un cambio real sin colocar a las mujeres en el centro» es la premisa fundamental, explica Abdullah.

El papel de las mujeres kurdas en Kobane fue fundamental para combatir al Daesh / FLICKR

El papel de las mujeres kurdas en Kobane fue fundamental para combatir al Daesh / FLICKR

«A Isis le gustaría reducir a las mujeres a ser esclavas y partes del cuerpo. Nosotros les demostramos que están equivocados y que podemos hacer algo», continúa la activista. No se trata de algo anecdótico: el movimiento ha logrado colocar la emancipación de las mujeres en el centro, consiguiendo para ellas los mismos derechos en la ley de propiedad y cuotas que aseguran su representación en la política -como también para los grupos étnicos minoritarios-, además de la creación del YPJ y la prohibición del matrimonio forzoso e infantil.

«Una democracia sin estado». Así es como definen lo que han construido en Rojava e invitan a las cumbres internacionales a explorarlo. Asya Abdullah se encarga personalmente de esparcir el mensaje por el mundo en numerosas conferencias y reuniones. Sin embargo, no es plato de buen gusto ni para Turquía ni para el principal opositor del PYD, la Coalición Nacional Siria (CNS). Ambos rechazan la proclamación de Rojava y su autogobierno y la CNS apuesta por la centralización en Siria. Y, teniendo en cuenta la tendencia conservadora de ambos, probablemente la idea de la emancipación de las mujeres tampoco les convence.

«Turquía se está equivocando», opinaba Abdullah hace dos años en relación a Kobane. Afirmaba que Ankara «saldría beneficiada» si apoyara a los kurdos en la lucha contra el EI, pero al presidente turco no le gusta nada el vínculo entre el PYD y el PKK (la guerrilla kurdo-turca para la independencia del Kurdistán considerada organización terrorista por Turquía, Estados Unidos y la UE). A pesar de la estrecha colaboración de este último con las tropas internacionales en varias ocasiones durante el conflicto sirio, se denunció que Erdogan utilizó la intervención en Siria para bombardear a los kurdos. El PKK, por su parte, volvió a derramar sangre en Turquía y eso no facilitó las cosas.

El experimento de Rojava no es sólo algo novedoso desde el punto de vista político, sino también un cambio radical de modelo que hace hincapié en la necesidad de que las mujeres y las minorías étnicas puedan formar parte activa de la política, la sociedad y la economía. No hay que olvidar que las mujeres en Siria, como en todos los conflictos, sufren una violencia añadida en forma de esclavitud sexual, que incluye violaciones y todo tipo de agresiones. Por eso, la aportación de Asya Abdullah a la igualdad real en las sociedades modernas, en guerra o en paz, es algo a tener muy en cuenta.

6 comentarios

  1. Dice ser hey!!

    Imagino que habrá hecho un toples en una mezquita para ser tan famosa y revolucionario que otras.

    09 enero 2017 | 08:39

  2. Dice ser Daniel L.

    vaya peliculón

    09 enero 2017 | 08:52

  3. Dice ser Joejoe

    Otra asaltacapillas que luego no tiene ovarios para protestar contra la religion mas machista y misogina del planeta..el islam.

    09 enero 2017 | 11:20

  4. Dice ser el mismo

    #3
    Dale un poco de cancha. Para una vez que sí protestan contra machismo real en lugar del imaginario…

    09 enero 2017 | 13:45

  5. Dice ser Ignotis parentibus

    Joejoe

    Más que la de los Judíos no creo.

    09 enero 2017 | 16:16

  6. Dice ser Ignotis parentibus

    Asya Abdullah es otra Aminatu Haidar. Que la den el nobel de la paz que ese se le dan a cualquiera.

    10 enero 2017 | 00:04

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