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Kabila quiere perpetuarse en la República Democrática del Congo

Tras década y media con la batuta, Joseph Kabila no muestra indicios de querer irse y es por eso que éste ha modificado la Constitución acomodándola a su presidencia. Las elecciones presidenciales estaban previstas para el pasado mes de noviembre y no se celebraron. De hecho desde que Kabila está en el poder (2001) solo se han celebrado 2 elecciones (las últimas en 2011). El lunes, 19 de diciembre, en teoría, es el último día de su mandato. El 20, Congo debería tener un nuevo gobierno.

Este escenario de posposición de comicios es el que los congoleños han bautizado como “resbalón electoral”. Durante el último año, los grupos de oposición han exigido que la comisión electoral organice las elecciones. Como respuesta han obtenido violencia y paralización, al menos 100 personas han muerto en protestas en 2016 y cientos más fueron arrestadas. Las oficinas del partido de oposición han sido incendiadas y uno de los candidatos de la oposición se ha visto obligado a huir del país. Mientras tanto, el partido de Kabila insiste en que ninguna elección puede ocurrir hasta que 8 millones de nuevos votantes potenciales se sumen a la lista de votantes, siendo muy consciente que esto podría llevar años.

Joseph Kabila nunca fue elegido, heredó la oficina en enero de 2001 después del asesinato de su padre Laurent D. Kabila, mientras que casi la mitad del país fue ocupada por tropas y rebeldes extranjeros. Los congoleños se reunieron en la ciudad de Sun City, en Sudáfrica, para encontrar una solución a la crisis del país. Elaboraron una constitución aceptada por referéndum en diciembre de 2005 y promulgada el 18 de febrero de 2006. De acuerdo con el artículo 70 de la Constitución, el Presidente de la República es elegido por un voto general directo por un período de cinco años renovable solo una vez. El artículo 220 de la Constitución es una salvaguardia que estipula que «el término duración del Presidente de la República» no puede ser objeto de revisión constitucional.

En 2006, Joseph Kabila fue elegido por un período de cinco años. Antes de las elecciones de 2011, Kabila cambió las reglas del juego y se cargó la constitución congoleña imponiendo una sola ronda de elecciones y consiguiendo renovar su mandato. Se celebraron unos comicios con escasez de transparencia. Esto fue posible gracias al pago de grandes sumas de dinero a los miembros del parlamento congolés. El país se hundió en una grave crisis política e institucional y la oposición mantuvo la esperanza que Kabila organizara nuevas elecciones al final de su segundo y último mandato. Pero no fue así.

Actualmente hay dos campos en conflicto: el Rassemblement, el partido de la oposición, y Joseph Kabila y sus partidarios, que quieren mantener al titular en el poder pasado el 19 de diciembre de 2016. El pasado mes han habido algunos intentos de negociaciones que no han dado frutos y de esta manera el próximo lunes, 19, el Rassemblement está obligado a derramarse en las calles para exigir que Kabila cumpla con la constitución y renuncie a su cargo.

La riqueza de Kabila

Congo tiene 800.000 km2 de tierra cultivable, 1.100 tipos de minerales y metales preciosos – entre ellos el rey de nuestra era, el coltan, la esencia de las nuevas tecnologías- y un río, el majestuoso y caudaloso Congo, con un potencial hidroeléctrico que podría alumbrar toda África, aunque solo el 7% de los congoleños tienen acceso a electricidad. La economía congoleña creció entre 2010 y 2015 un 7,7% de media, pero detrás de las cifras macro, que reflejan la industria extractiva, se encuentra una economía informal, agrícola y de minería artesanal castigada por el desorden y el abuso institucional.

«Mi presidencia ha traído consigo la paz y el crecimiento económico a Congo», dijo el presidente en su único discurso público este año, describiendo las reformas que había hecho en telecomunicaciones, minería, energía y banca. Lo que no dijo es cómo algunos de sus propios miembros de la familia se encuentran entre los mayores beneficiarios de esos cambios, incluyendo a su hermana Jaynet y su hermano Zoe.

Según una investigación de Bloomberg News, la familia Kabila ha construido una red internacional de negocios que se extiende a por lo menos 70 compañías y que llega a todos los rincones de la economía del Congo y ha traído cientos de millones de dólares a la familia. Esta riqueza puede ayudar a explicar por qué el presidente está ignorando las súplicas de los Estados Unidos, la Unión Europea y una mayoría del pueblo congoleño para entregar el poder el lunes que viene.

La ley congoleña no prohíbe que los políticos o sus familias tengan intereses empresariales. Bloomberg News, con el apoyo del Centro Pulitzer, rastreó los intereses de los Kabila acumulando un archivo de cientos de miles de páginas de documentos corporativos que muestran que su esposa, dos hijos y ocho de sus hermanos controlan más de 120 permisos para excavar oro, diamantes, cobre, cobalto y otros minerales.

Al borde del precipicio

La negativa de Kabila a dimitir amenaza con empujar a la joya de los Grandes lagos al precipicio e incrementar la ya existente tensión política, reviviendo el caos que costó millones de vidas después de que su padre tomara el poder hace casi dos décadas.

Congo, mayor productor africano de cobre, estaño y cobalto vio destruida su industria en la última guerra. Reflejándose en una reducción de la producción de más del 96 por ciento cuando el conflicto terminó en 2003.

La incertidumbre electoral se pasea por una región que todavía intenta recomponerse de la conocida como Guerra Mundial Africana (1998-2003), conflicto regional que dejó cinco millones de muertos, pobreza y grandes tensiones que aún se mantienen vivas en todo el país, especialmente en el este, donde ni el Ejército ni la misión de la ONU en Congo (MONUSCO) son capaces de sofocar la guerra.

Hay una amenaza real en la República Democrática del Congo, traer la paz y la estabilidad a un país después de que el conflicto haya comenzado es muy difícil. Aún no estallado el caos en todo el país, la RDC tiene aún la oportunidad de detener un enorme conflicto antes de que comience.

 

 

2 comentarios

  1. Dice ser COLTAN

    Coltán, no cortan.

    17 diciembre 2016 | 16:59

  2. Dice ser pim-pam-pum

    ¿Qué tendrá la poltrona que el que la prueba no quiere soltarla ni aunque le peguen fuego?

    17 diciembre 2016 | 20:29

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