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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

¿Por qué una adolescente europea decide unirse al Estado Islámico?

Ángela Rodicio, escritora y periodista / Grupo Planeta

Ángela Rodicio, escritora y periodista / Grupo Planeta

Hace ya mucho tiempo que sabemos que el enemigo al que nos enfrentamos es líquido. Ya no es un Estado, sino una ideología, un grupo, una corriente. Por eso Ángela Rodicio, la periodista y escritora que lleva cubriendo Oriente Medio desde 1988 para TVE, empezó en Londres a investigar el fenómeno que lleva a miles de jóvenes a unirse al Estado Islámico. Desde la gran urbe hasta la capital del califato, Mosul, pasando por Siria, Rodicio ha recogido en Las novias de la yihad, Premio Espasa 2016, el glamour que muchos adolescentes ven en el Daesh. Hablamos con ella en Barcelona.

Leyendo tu libro he tenido la sensación de que ya no hay nada que hacer para frenar el fenómeno. ¿No llegamos un poco tarde?

Creo que todos los problemas tienen una solución. Problema es una palabra griega que viene de pre y lema. Pre es lo que está antes del lema, que es la solución. Ahora bien, esto es una situación muy enquistada, con lo cual la solución es muy compleja. Estas ideas de que todo es muy sencillo y o blanco o negro, no nos valen. El problema no es Internet, sino el uso que hacen de la red los adolescentes. En Viena se han empezado a hacer unos programas para combatir la radicalización exprés. Porque como con los alcohólicos, la única manera es cogerlo a tiempo. Si una madre ve un cambio de comportamiento en su hijo, se les recomienda que vaya a uno de estos centros en los que ya ha habido casos de desradicalización. O haces esto o van a la cárcel o saltan por los aires.

Dice muy poco de nosotros que el monstruo al que nos enfrentamos sea cada vez más grande.

Primero fueron los talibanes, después Al Qaeda y luego el Estado Islámico. Y ahora el EI está en países musulmanes y aquí, en un continente con un montón de inmigrantes, células durmientes y 24 millones de musulmanes. Y no puedes sospechar de ellos en masa porque ser musulmán no es un problema y se trata de un grupo concreto de radicales.

Muchos de los terroristas que atacan en Europa ni siquiera han estado nunca en un país musulmán.

Las novias de la Yihad / Grupo Planeta

Las novias de la Yihad / Grupo Planeta

La semana pasada estuve en Bruselas y me comentaban que en Molenbeek, que está en el centro de la ciudad, hay zonas donde los occidentales no se atreven a entrar y nadie tiene el control. O cárceles en las que se radicalizan muchos presos. Se trata de un tema muy muy complejo que tiene que debe abordarse como política de Estado, a no ser que queramos demonizar a 25 millones de ciudadanos europeos que tienen pasaporte comunitario y son musulmanes.

¿Cómo puede Occidente contrarrestar el relato del Estado Islámico que es tan fácil?

Debemos ser muy precisos y muy radicales con el tema de los jóvenes y las operaciones como la radicalización exprés en la red oscura. Partamos de la base de que un adolescente cuando se mete en la red, no va a madurar intelectualmente o a interactuar con hechos fehacientes porque Internet está basado en sensaciones emotivas, no en hechos. Si eso lo aplicas a un sector de la población en una etapa vulnerable, se vuelve todo muy complejo. Por eso es importante una política de Estado que pase incluso por la comunicación en la familia. Los adolescentes sufren un choque generacional. Si a eso sumamos una generación, hija de inmigrantes, cuya inmadurez carente de andamios intelectuales se alimenta por las redes, se vuelve mucho más vulnerable y carne de cañón para lavados de cerebro, como la radicalización exprés.

Dices en el libro que una de las explicaciones se encuentra en que para vuestra generación todo era posible, pero que para actual, es más bien todo lo contrario.

Los jóvenes inmigrantes que se convierten y se quieren ir al EI, lo que quieren es tener raíces. He hablado con un chico afgano que vivió sólo 6 años de su vida en Afganistán pero sólo se siente feliz cuando está en su país de origen porque es en el que se siente alguien y no una especie de refugiado, por mucho dinero que tenga o vaya a una universidad cara. Hay una intención de volver a sus lugares de origen, aunque sea con grupos radicales, por sentirse alguien y perteneciente a una colectividad. Y lo peor es que aquí también se da un fenómeno parecido, que es lo que estamos observando con el Brexit o la victoria de Donald Trump; existe un populismo nacionalista que quiere recuperar el Espléndido aislamiento que mantuvo el Imperio Británico a finales del siglo XIX. Y al final se trata de lo mismo: reconcentrarte en tu país, buscar tus orígenes, volver a tener sólidos pilares… y es muy peligroso porque es el desencuentro más total.

La cultura occidental parece entonces no ser suficiente para combatir el relato del EI.

Hay una crisis en la vida pública y en la política que explica que salgan grupos que venden fórmulas facilitas. Y la crisis es global. Lo que yo intento explicar en este libro es un viaje no solamente físico al califato, sino también mental, intentando entender cómo es posible que alguien que tiene su base en occidente pueda aspirar a irse a algo así. Es un malentendido de proporciones gigantescas. Por eso lo llamo las mil y una noches del terror, porque estas chicas que creen por Internet que unirse al EI significa volver a sus raíces, al final se convierten en objetos sexuales, en pedazos de carne y objetivos de campañas de propaganda. Y para cuando lo descubren ya es demasiado tarde.

7 comentarios

  1. Dice ser amigo de Phamton

    El porque, es claro, son unos hijos de puta que les importa una mierda su país y son tan buenistas que no les importa lo que le ocurra a las gentes de su país ni a sus familias, pues los consideran en parte culpables por lo que esta ocurriendo en los países moromierdas.
    En verdad que no se para que se quieren las bombas nucleares

    08 diciembre 2016 | 19:36

  2. Dice ser Uno que pasaba

    plas, plas, plas, muy profundo nº 1 muy profundo.

    08 diciembre 2016 | 20:57

  3. Dice ser Lola

    Pero si se sienten sin raíces es porque tal vez no se han integrado en el país en el que están viviendo. Creo que el origen del mal es la propia religión que tienen que no les permite ser más flexibles.
    Ahora mismo está el caso de la chica en Alemania cuyos padres no querían enviarla a la piscina, y ponían como excusa el Corán y su religión. No digo que esas personas sean extremistas, pero es que si no se adaptan a la vida en occidente es normal que quieran echar raíces donde piensen que pueden hacerlo más fácilmente, y tal vez de ahí a radicalizarse no hay más que un paso.

    08 diciembre 2016 | 21:05

  4. Dice ser Patriota

    Mientras la Derecha traidora y la falsa Izquierda sigan siendo amigas de dictaduras asesinas como Emiratos, Marruecos, Arabia Saudí, etc. no hay nada que hacer. Los jóvenes cada vez se dan más cuenta de la hipocresía de Rajoy y de gentuza como él que por un lado simulan luchar contra las ideologías antidemocráticas y por el otro mantienen relaciones privilegiadas con paises misóginos y asesinos de homosexuales, países integristas. Cada vez más solo importa el negocio. Imaginad lo que supone tener 15 años y ver a vuestro ídolo del futbol llevar una camiseta con el logo de un país que tiene a la mujer poco menos que por una esclava, por un animal sin derechos. Luego nos extrañamos de que los jóvenes no tengan fe en sus paises ¿Qué paises, si han sido corrompidos por el liberalismo traidor que hace negocios con dictaduras de ese calado?

    Y para colmo el traidor de Rajoy declaró el islam religión de especial atención. Han sembrado el campo. Ahí están las hemerotecas, antes de que alguno eche espumarajos por su bocaza.

    08 diciembre 2016 | 22:19

  5. Dice ser Olop

    Cada cual lava el cerebro a su manera, tratando de convencer que su modelo de sociedad es el correcto.

    09 diciembre 2016 | 02:13

  6. Dice ser Joana

    Fácil respuesta: porque no es europea y nunca lo será. Un ratòn que nace en un establo no se convierte en caballo, por mucho que tú y los demás siervos y tontos ùtiles del sistema, vayàis cacareando que sì. La realidad os estalla en la cara a diario, pero os da igual, vosotros seguís con la suicida manipulación y trabajando duro por vuestros verdugos. El marxismo cultural os ha convertido en zombies, en títeres que aplauden su propia destrucción. Ni tú ni ninguna de las demás pijas del blog me da ninguna pena. Recibiréis el fruto de vuestros esfuerzos. Es la lógica de las cosas. Y ahora borra, que es lo que haceis cuando no podèis soportar la verdad. Avestruces.

    10 diciembre 2016 | 18:14

  7. Dice ser Rey Sancho

    ¿Qué porque una joven «europea» se une a la jihad? Pues porque es una «zorra» del Islam deseosa y convencida de ser violada por barbudos analfabetos del desierto.

    10 diciembre 2016 | 23:57

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