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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Colombia será un país en paz o no será

Una mujer reacciona tras conocer el resultado del plebiscito. (Leonardo Muñoz/ EFE)

Una mujer reacciona tras conocer el resultado del plebiscito. (Leonardo Muñoz/ EFE)

Hace unos meses tuve la oportunidad de viajar a Colombia y conocer algo más de cerca la situación en el país. Los acuerdos de paz estaban muy cerca entonces y a pesar de ello se mezclaba el escepticismo de taxistas o camareros con la ilusión de quienes habían estado trabajando en silencio, a paso de hormiga, por convencerse (y convencer) que la paz sería una realidad pronto. Hace solo unos días el NO del referéndum que debía confirmar la voluntad del pueblo de caminar hacia la paz caía como un jarrón de agua fría sobre muchas de las personas que desde la cooperación, la memoria, la negociación o el perdón habían apostado por ella.

Tras conocer el resultado, miles de colombianos salían a las calles a pedirlo a gritos: «Queremos paz!». En Medellín cantaban: “Y venga, y venga compañero. Aquí se está luchando por la paz de nuestro pueblo”. La sensación generalizada era de incredulidad entre aquellos que daban por hecho, como apuntaban las encuestas, que el SÍ estaba garantizado. La paz estaba cerca, tan cerca. En parte el inesperado resultado lo explica la incesante campaña del ‘NO’ que con tantos apoyos cuenta y que, como reconocía Juan Carlos Vélez, excandidato de Medellín y gerente de la campaña, “ha sido la campaña más barata y más efectiva de la historia”.

Explicaba Rafael Grasa, expresidente del Instituto Catalán por la Paz (ICIP), en un análisis hace meses que uno de los retos de la paz era precisamente la gestión de dos sentimientos  y percepciones contrapuestas: por un lado las expectativas de los que creen que todo cambiará de la noche a la mañana; y por otro el escepticismo y desinterés de parte de la población que, además, cree que no es necesario hacer concesiones a las FARC”.

Estos días vuelve a reinar el pesimismo y la impotencia. Un golpe de realidad que sin embargo no impide pensar que el camino es el correcto. En cincuenta años de conflicto armado Colombia ha visto desaparecer 25.000 personas, 6.500 menores reclutados como soldado, 1.745 víctimas de violencia sexual y 10.189 víctimas de minas. La guerra ha costado la vida a más de 220.000 colombianos y ha obligado a más de 7,4 millones de personas a desplazarse.

Al menos tres expresidentes colombianos han fracasado en su intento de diálogo: Belisario Betancurt (1982), César Gavíria (1990) y Andrés Pastrana (1998). Ahora y tras cuatro años de diálogo que han llevado a la firma el pasado 26 de septiembre de los acuerdos por el Gobierno Colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la lucha por la paz debe seguir. Sobre todo después que esta semana la segunda guerrilla de Colombia, el ELN y el Gobierno hayan anunciado diálogos de paz. Construir la paz es mucho más difícil que hacer una guerra pero Colombia, a estas alturas, será un país en paz o no será. Y lo más difícil aún está por llegar.

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1 comentario

  1. Dice ser julio

    vaya pero si estáis también a favor de las FARC jajaja como no, la paz no necesita de contrato o de cosas asi, con simplemente que esos asesinos dejen de matar es suficiente y vayan a la cárcel por los crímenes que han hecho, pero no ellos quieren amnistía pues no, el asesino a la cárcel, si no hay paz hay un solo culpable las FARC y ya basta de defender a toda la pestes del mundo.

    por cierto uno 6 de vuestros amigos, 6 refugiados sirios han violado ayer en Suecia a una mujer en silla de ruedas porqué no lo mencionáis?

    12 octubre 2016 | 10:38

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