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Desaparecidos

Shaker Kakaj durante una manifestación en la plaza Sintagma de Atenas con un cartel donde denuncia el presunto asesinato de su hijo / N.S.I.

Shaker Kakaj durante una manifestación en la plaza Sintagma de Atenas con un cartel donde denuncia el presunto asesinato de su hijo / N.S.I.

“Serbi Kakaj, 19 años. Ellos te mataron y ellos vendieron tus órganos… Público… Dónde está la justicia… Hay más como tu… Continuará”.  Con este mensaje  el sirio Shaker Kakaj acude a las continuas manifestaciones que hacen los refugiados en la plaza Sintagma en Atenas.

Pese que Kakaj huyó con su hijo Serbi de la guerra de Siria hacia Europa, según relata, su verdadero “infierno” empezó en Grecia. Asegura que el chico desapareció en este país europeo. En concreto el 11 de noviembre del 2015, una fecha que nunca olvidará.

A partir de ahí, afirma, empezó un periplo por Grecia para dar con el paradero de su hijo. Kakaj destaca que encontró a las personas que tenían al joven, pero se negó a desvelar quienes eren “por temor” a posibles repercusiones.

Acorde a su versión de los hechos, una organización internacional medió entre él y las personas que tenían a su hijo. Después de ocho largos meses, el 28 de junio del 2016, Kakaj recuperó en Atenas el cadáver del joven. “Tenía cicatrices por todo el cuerpo. Le habían abierto para sacar sus órganos y venderlos”, asegura con lágrimas en los ojos el refugiado sirio.

Kakaj destaca que pudo dar sepultura a su hijo y ahora empieza otra lucha para él: pedir justicia. Algo que hace con un cartel con la foto de Serbi y desde la plaza Sintagma.

Según cifras que dio a conocer a principios de año la Policía Europea (Europol), alrededor de 10.000 niños refugiados habrían desaparecido en Europa. Diez mil rostros que no se saben dónde están: si han sido asesinados, víctimas de redes de explotación sexual o de trabajo forzado.

Falta de censo

Uno de los problemas claves es que no existe ningún tipo de censo oficial sobre el número de refugiados, algo que es prácticamente imposible de hacer porqué es una población en constante movimiento.

En Atenas, por ejemplo, existen hasta siete squads, casas ocupadas por refugiados, que pude visitar recientemente. En concreto, se trata de una casa, un hospital, dos escuelas y dos hoteles. Constantemente, venían personas nuevas, a la misma vez que otras se iban.

Prácticamente a todos les movía un mismo sueño: llegar a Alemania, por lo que no se registraban como refugiados en Atenas. Esto hace que se desconozca el número exacto de personas refugiadas que hay en la ciudad o el país, sus nombres, sus caras, así como si vienen solos o acompañados. Por eso, es una población vulnerable y fácil de hacer desaparecer.

En este sentido, el Gobierno griego reparte entre las diferentes squads un librito en el que se relata a través de dibujos la travesía que hacen los refugiados hacia Europa. Se ve como llegan caminando a Turquía, como en un bote desafían el mar Mediterráneo por la noche hasta llegar a Grecia. Una vez en suelo europeo, un hombre les promete a unos niños una casa, con un jardín y un perro.  La última imagen es demoledora: una niña con una cadena y víctima del trabajo esclavo. Un mensaje directo y claro con el que el Gobierno heleno quiere alertar y prevenir a los refugiados para que no caigan en manos de mafias.

Un problema complicado de solucionar por la invisibilidad de esta población y falta de censo, pero que la Unión Europea debe de combatir para garantizar la vida de estas personas, evitar que desaparezcan, sean asesinadas o caigan en redes de explotación laboral o sexual.

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