Cuando Osama bin Laden retornó de la victoria afgana sobre la URSS a su Arabia Saudí natal, se encontró con las tropas estadounidenses en pleno lanzamiento de la I Guerra del Golfo. Las malas lenguas cuentan que lo que hizo explotar su ira contra Occidente definitivamente fue ver a las solados estadounidenses, paseándose como sus iguales masculinos por los alrededores de La Meca, y encima, en pantalón corto. Las diferencias culturales pueden llevar a puertos oscuros. Es lo que Noruega pretende evitar con un curso sobre «valores europeos» para los refugiados recién llegados al país.
La polémica está servida porque el curso está destinado sólo a hombres y su objetivo principal es enseñarles que mujeres y hombres somos iguales, que las mujeres pueden vestirse como quieran o que sus muestras de cariño en público no las convierten en seres despreciables con nula dignidad. En pocas palabras, quieren enseñarles feminismo. Las críticas arrecian porque el curso podría ser racista -¿es que los hombres noruegos son perfectamente feministas?- o porque obvia a las refugiadas mujeres -¿no somos las mujeres las mejores machistas?
La iniciativa, que parte de la fundación Alternative to Violence, recibe financiación del gobierno noruego a través del centro y busca meter otro gol de cara a la sociedad del país: evitar la estigmatización de los migrantes como violadores en potencia. No es que Noruega sea un país racista, pero desde la victoria a medias del Partido Conservador en 2013, que tuvo que entregarle siete de las 17 carteras a los populistas de derechas del Partido del Progreso, las medidas contra la inmigración se han endurecido. El 13% de la población es extranjera y el 1,5% musulmana.
El manual a seguir por los alumnos incluye lecciones como la siguiente: «En Noruega no está permitido forzar a alguien a tener relaciones sexuales, incluso si se trata de su pareja.» La organización explica que los refugiados vienen de países donde, en muchos casos, las mujeres no tienen voz y pertenecen a la voluntad de sus padres, maridos o hermanos, como en Somalia o Afganistán. En esos casos, el contraste con la libertad de las noruegas puede ser muy fuerte.
Hace poco escuchaba en la radio una tertulia sobre las diferencias entre el norte y el sur de Europa. En ella se decía que en los países del sur de Europa, cada decisión lleva a un debate ideológico y trascendental sobre su conveniencia, como si la decisión a tomar determinara el resto de la Historia del país, mientras en el norte el debate suele ser más pragmático: qué se necesita para para cambiar la situación concreta que sucede. En Noruega, se ha entendido que los hombres refugiados que llegan, lo hacen desde África y Oriente Próximo, regiones donde el machismo impera más que en Europa.
La iniciativa es única en el continente. El tiempo dirá si es el ejemplo. Aunque quizá la educación en igualdad debiera ser obligatoria para todos, europeos o no. De lo que no cabe duda es de la capacidad de Alternative to Violence, que desde 1987 se dedica a la investigación y el tratamiento de los acosadores y de aquellos testigos o víctimas expuestas a la violencia. Es, a la vez, el primer centro de Europa en tratar a (hombres) maltratadores.
Se tienen que estar descojonando los moros con las clases, encimas les darán un ágape a media clase para amenizar la charada.
Una cosa tienen clara en cuanto llegen a casa ha hacerles un bombo al primer coño que pillen, eso les asegura mas clases y mas aperitivos.
04 enero 2016 | 11:14
El feminismo no es un valor europeo, europa fue grande por exceso de hombría
04 enero 2016 | 11:14
Mejor que se queden en su puto país de mierda
04 enero 2016 | 11:19
Yo creo que el agujero en la capa de ozono que hay por el norte realmente está empezando a hacer su efecto…
04 enero 2016 | 11:22
buena iniciativa, en España también deberían obligar a todos los inmigrantes Y españoles a seguir ese tipo de cursos
04 enero 2016 | 11:39
Aquí eso lo tacharían de racista y machista.
Porque son sus costumbres y hay que respetarlas.
Así, para que se integren -pobrecitos-, les damos una paga de 600€ por que sí.
Hubo un chófer de transporte público que le dijo a una buena señora que iba con su burka, que no le dejaba subirse al bus ya que no podía comprobar que ella era la titular de la tarjeta de transporte (pagada por todos, claro).
¡Y no vean la que se armó! Xenófobo, fue lo menos malo que le llamaron. Quisieron expedientarlo y hasta despedirlo.
Aquí, en vez de enseñar a los hombres a no violar, les decimos a ellas cómo protegerse para que no las ataquen.
04 enero 2016 | 12:02
El título del artículo es pésimo.
El plan de Noruega para integrar a los refugiados: clases de feminismo.
«el curso está destinado sólo a hombres y su objetivo principal es enseñarles que mujeres y hombres somos iguales, que las mujeres pueden vestirse como quieran o que sus muestras de cariño en público no las convierten en seres despreciables con nula dignidad. En pocas palabras, quieren enseñarles feminismo».
El feminismo no es igualdad, de la misma manera que tampoco lo es el machismo.
El temario del curso es de sentido común en los países normales -por cierto, aquellos en los cuales el cristianismo es la base de la civilización, es decir, Europa-, y con el feminismo tiene muy poco con lo que coincida, por desgracia para quienes sean feministas, de ambos sexos.
04 enero 2016 | 12:33
No aprendemos los blancos…
no aprendemos
04 enero 2016 | 13:22
Imagino que no hacen cursos para mujeres porque las mujeres musulmanas suelen estar ocupadas pariendo o peinando el conejo.
Voy mucho a la farmacia y nunca he encontrado moros comprando condones. Es espantoso ver lo que reciben gratis en medicinas sin cotizar o estar excluídos de la Seguridad Social, y en eso no gastan, paqué.
04 enero 2016 | 18:54
En los paises del norte, el 100% de las violaciones de personas que no conocian al asaltante eran todos extranjeros, ¿sera que allí se atreven a contar las verdades de las estadísticas y aquí como se ocultan, no se pueden tomar medidas?
04 enero 2016 | 19:31