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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Mujeres y cambio climático

Cuando se producen catástrofes naturales, suelen afectar primero y con más intensidad a las comunidades más pobres. Las mujeres representan el 70% de la población que vive por debajo del umbral de pobreza y son ellas las que tienen que llevar el mayor peso a sus espaldas. Al mismo tiempo, es frecuente que las mujeres queden fuera del debate sobre la adaptación al cambio climático a pesar de estar algunas veces en la mejor posición para encontrar la solución. Los roles y responsabilidades determinados por la sociedad las ponen en desventaja en frente al cambio climático y para combatir con inundaciones, sequías y tormentas, etc.

El mes pasado el Día de Género dentro de la Convención de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, celebrada en París, se habló de la debilidad de las mujeres enfrente el cambio climático, la ONU Mujeres considera que “las mujeres y las niñas dedican una cantidad desproporcionada de tiempo a buscar alimentos, combustible y agua, o a trabajar con los cultivos, el impacto diferenciado es enorme”.

Ejemplos claros lo vemos en el ‘tsunami’ que arrolló las costas del sureste asiático en 2004, dejando miles de víctimas, 70 por ciento de ellas, fueron mujeres. También en los ciclones que Bangladesh en 1991. De las 140.000 personas que fallecieron, el 90 por ciento eran mujeres.

Cifras que demuestran que el género femenino tiene menos posibilidades de sobrevivir cuando ocurre un desastre natural. Esta desventaja se debe a que las mujeres no tienen tantos recursos como los hombres contra los desastres que provoca el cambio climático. Aunque las mujeres representan el 43 por ciento de los trabajadores de la agricultura en los países en desarrollo, tienen más dificultad para obtener financiación para adquirir tierras, acceder a agua o electricidad o invertir en tecnologías. Todo esto se traduce en más dificultades para afrontar sequías, por ejemplo. Sin electricidad las mujeres también contraen enfermedades derivadas de la mala combustión de la quema de carbón, ya que son ellas las que se encargar de abastecer el hogar.

Sin embargo, esta situación de «debilidad» puede convertirse en una oportunidad de cerrar la brecha de género. Las mujeres son piezas claves en sus familias y comunidades y , por tanto, empoderarlas significa un avance para todos. La ONU resalta que es importante no situar a la mujer solo como una víctima, sino también como un agente del cambio. Los programas que ha puesto en marcha la ONU han demostrado que, cuando ellas lideran, el beneficio se multiplican a todos los niveles en las comunidades. Aquí algunos ejemplos:

Bangladesh, desastre natural

En mayo de 2009, el ciclón Aila azotó Bangladesh. Dejando a su paso decenas de muertos y millones de personas afectadas. Decenas de negocios fueron arrasados y llevó a la pobreza a muchas familias. La mayoría de hombres emigraron en busca de trabajo, mientras ellas se quedaron a cargo de la unidad familiar. Así lograron salir adelante.

Vietnam, capacitación para la toma de decisiones

La capacitación de mujeres para la gestión de riesgos y la promoción de sus derechos en el ámbito nacional ha llevado a un reconocimiento de la contribución de las mujeres a la sociedad. Además, un decreto del gobierno ahora otorga a la Unión de Mujeres un espacio oficial en los organismos de toma de decisiones. Antes del proyecto, pocas mujeres formaban parte de los Comités para el Control de las inundaciones y las tormentas de los pueblos. Mediante la formación impartida a las mujeres en materia tanto de gestión de desastres como de grupos de presión a escala nacional (con el apoyo de ONU Mujeres, el PNUD y otras partes interesadas), se ha empezado a valorar la aportación de las mujeres.

Caribe, agricultura sostenible

ONU Mujeres llevó a cabo un proyecto Mujeres con agricultoras de Barbados, Granada y Jamaica que consistía en formar y empoderar a las mujeres es una parte fundamental en la lucha por romper los círculos de pobreza. En este, ellas tomaron las riendas de sus negocios, luchando a su vez contra el cambio climático. Se consiguió que muchas mujeres tuvieran acceso a las nuevas tecnologías y conocimientos sobre cómo tratar y conservar el agua para poder llevar a cabo sus propias ideas.

Malí, energía renovable

La falta de subministro eléctrico es una de la más grandes dificultades a las que se enfrentan las mujeres africanas en su casa y trabajo. En Malí, solo 18 por ciento de la población rural tiene electricidad. El proyecto «Apoyo a favor de la independencia económica de las mujeres en el Malí rural frente a la inseguridad alimentaria y el cambio climático» hizo posible que 13 unidades piloto en Koulikoro, Mopti y Ségou recibieran equipamiento con energía solar y gas para producir sus propios productos agrícolas y poder venderlos.

Ecuador, gobernabilidad del agua

A través del Proyecto de Adaptación al Cambio Climático que promueve una efectiva gobernabilidad del agua en el Ecuador implementado por el Ministerio del Ambiente y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo PNUD, en San Bartolomé del cantón Sigsig en Azuay el 65% de mujeres participa activamente y es parte de las decisiones que se toman en torno a la ejecución de obras relacionadas a la temática de cambio climático. Se realizaron 7 reservorios, 32 sistemas de riego por goteo, aspersión y mixtos.

Marruecos, plantaciones

La desertificación es otro de las grandes problemas del cambio climático. En este vídeo podemos ver cómo un grupo de mujeres ha conseguido sobrevivir cultivando plantas medicinales y aromáticas en un oasis de Marruecos, utilizando además energía renovable.

 

 

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