En Latinoamérica son varios los casos de deportistas que no reciben apoyo del Gobierno para competir en su campo, incluso a nivel internacional. De cualquier manera, hay quienes se la rebuscan y piden prestado, venden rifas, buscan auspicios y juntan donaciones para poder participar de las competencias. En la Argentina de 2014 hay dos historias inspiradoras: un equipo de rafting que ganó dos medallas a fuerza de donaciones y una promesa del golf que nació en la Villa 31.
ARMARON EL EQUIPO «DANDO LÁSTIMA» Y LLEGARON AL MUNDIAL DE BRASIL
La Consulta es una localidad mendocina que tiene apenas 8200 habitantes. Está a pocos kilómetros de Los Andes y su distrito está atravesado por el caudaloso y cristalino Río Tunuyán, de donde sale el agua que se envasa y vende a 15 pesos – 1 dólar – por botella en Buenos Aires.
Frente a semejante panorama suena lógico que un grupo de chicos consultenses decidiera dejar de lado sesiones maratónicas de Playstation para dedicarse al rafting. Lo que no es esperable es que lo hicieran con semejante pasión.
Los miembros del «Indio Team» arrancaron con poco y nada. «Pedíamos todo prestado antes de la largada, no teníamos ni balsa ni remeras térmicas», dice Jonathan Uyarte, uno de los protagonistas de esta historia.
Sebastián Polleto, Tomás Gómez , Julián Martin , captain Jonathan Uyarte and Brian “Gambeta” Latorre, integrantes del «Indio Team»
Los chicos compitieron y ganaron a nivel nacional. Para eso tuvieron que atravesar ríos patagónicos, en los que fluye agua de deshielo, en pleno invierno. Soportaron largos entrenamientos de lunes a domingos y tuvieron que acomodar el entrenamiento a los estudios, trabajos y la vida social.
En medio de todo esto, se tomaron el tiempo necesario para recaudar los 250 mil pesos que hicieron posible un viaje al Mundial de Rafting en Brasil.
Una vez allí, ganaron dos medallas de bronce representando a su país en la categoría Sub 19.
Pero su lucha no termina. Ahora tendrán que prepararse para competir otra vez a nivel nacional y seguir creciendo, para poder presentarse en otras competencias alrededor del mundo.
UNA PROMESA DEL GOLF EN LA VILLA 31
Dylan Reales tiene once años y creció en uno de los asentamientos informales más poblados de Buenos Aires, la Villa 31-11-14.
Dylan Reales, con sus trofeos.
En este barrio las paredes son de materiales reciclados y las casas están pegadas una a la otra. Las calles son de barro, como pasillos, y muchas de las viviendas no tienen puertas ni ventanas.
La inseguridad está a la orden del día. Las personas que se levantan temprano a trabajar todos los días conviven con bandas de ladrones y cocinas de droga, punteros políticos y policías que no saben defenderlos.
Los chicos en la villa están permanentemente tentados por la calle. La violencia, la drogadicción, los embarazos adolescentes y la discriminación son algunos de los problemas que impiden que miles de jóvenes tengan el futuro con el que sueñan.
Son muchos, pero hay uno que lo está logrando. Ese chicos es Dylan, una joven promesa del golf que a los once años ya juega con los mejores.
«El golf me empezó a gustar mirando un programa que se llama Golf Channel», contó con mucha naturalidad al canal Todo Noticias. Dylan arrancó golpeando frutas y verduras con los palos de escoba de su mamá. Un día, encontró una escuelita que daba clases gratis a los chicos entre 8 y 13 años y se anotó.
Su abuelo tuvo que invertir sus ahorros para comparle los primeros palos. Más tarde encontró un benefactor, Claudio Borghi, ex DT de Argentinos Jrs., que le regaló el equipo completo.
Hoy entrena en los mejores Golf Clubs de Buenos Aires, donde recibe elogios por el alcance en sus golpes y su precisión. Ya juega bien, incluso cuando todavía no tiene los brazos totalmente desarrollados y la fuerza de su cuerpo no es la misma que la de los adultos.
Además de perfilarse como un gran golfista, Dylan es embajador de su propia voluntad y aprovecha los medios para inspirar a otros que están en su misma situación.
«Primero, le quería mandar un mensaje a los chicos. Que estudien porque con el estudio se llega a cualquier cosa. Si quieren ser deportistas pueden serlo. Pueden ser abogados, arquitectos, científicos. Yo juego al golf, me levanto todos los días a las 7 de la mañana. Eso tienen que hacer los chicos también: mucho sacrificio. Tienen que soñar y ponerle mucho sacrificio y van a llegar. Yo pongo todo el sudor de mi cuerpo para ver si puedo llegar a ser profesional», cuenta Dylan.
Dicho esto, no queda mucho más que agregar.
Espero haber podido retratar dos historias que demuestran que la adversidad pasa a ser algo anecdótico cuando se imponen la pasión y la voluntad.
Ayer precisamente lo hablaba con un compañero, está muy mal distribuido el dinero en el deporte…. cuantisima figura está sin cobrar nada ni ningun tipo de ayuda en los deportes minoritarios y de pronto te topas con un chaval en futbol en tercera división cobrando 2000 al mes… tremendo
alicantegusta.com/component/acajoom/mailing/view/listid-1/mailingid-34/Itemid-999.html
28 octubre 2014 | 08:44