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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Los costes del 11-S y la guerra contra el terrorismo

Por Blanca Blay

Imagen: DVIDSHUB

Imagen: DVIDSHUB

Ni uno solo despertó sin saber qué día es. Ni los más despistados preguntaron en el trabajo o en la escuela la habitual: ¿Qué día es hoy? Desde el 11-S de 2001 ya no habrá un 11-S cualquiera. El ataque a las torres gemelas, en el World Trade Center de Nueva York, en el Pentágono y en Pennsylvania, mostraron al mundo que incluso la nación más fuerte era frágil. Un total de 2.977 personas murieron en el peor ataque terrorista de la historia de Estados Unidos.

Esa imagen que dio la vuelta al mundo, que paró almuerzos, interrumpió películas, causó millones de llamadas y dejó sin aire, paralizado e incrédulo, a todo aquél que lo veía en la televisión. Ese día que todos recuerdan, que nadie olvida y que nos ha arrastrado al mundo en el que vivimos hoy, donde la principal amenaza responde al nombre de terrorismo. Entonces era Al-Qaeda, ahora es el Estado Islámico.

AFGANISTÁN E IRAK

La “necesidad” de reaccionar ante el atentado, de reivinidicarse como potencia y de paliar el dolor y la inseguridad del país, llevó a la administración Bush a vender la ecuación de “o guerra o guerra”. Así fue como el mismo 7 de Octubre, a penas un mes después del atentado, empezó la operación “libertad duradera”, la llamada guerra contra el terrorismo.

Del mismo modo que los americanos no olvidan el 11-S, tampoco lo hacen los afganos. Desde que las tropas norteamericanas pisaron el país en busca y captura del líder de Al-Qaeda, para derribar el régimen talibán, miles de civiles han muerto. Afganistán, un país desgraciado en el curso de su historia, tiene como parte de su paisaje militares paseantes y miseria, en los días más tranquilos.

En 2003, Bush decidió empezar otra guerra, la de Irak, porque supuestamente el país poseía armas de destrucción masiva. Unas armas que nunca se encontraron.

En 2009, tras ocho años de guerra en Afganistán y seis en Irak, Obama se estrenó como presidente. Como él mismo había proclamado en alguna ocasión, había sido elegido “para terminar guerras y no para empezarlas”. En su primer discurso prometió traer de vuelta las tropas: “Empezaremos a dejar de manera responsable Irak a su gente”. Y en 2011 ordenó su retirada.

LOS COSTES DE LA GUERRA CONTRA EL TERRORISMO

Sin embargo, la retirada fue cualquier cosa menos “responsable”. La misma presión que Bush sintió para empezar una guerra la tuvo Obama para terminarla. Hoy, Irak se encuentra sumido en la inestabilidad y un Estado Islámico amenazante. La opinión pública se opuso desde el inicio a la guerra de Irak y los estadounidenses estaban cansados de jugar ese papel. Además, el número de soldados americanos que han muerto luchando en Irak y Afganistán suma 6.802 (Abril 2014). Visto de otro modo, el número de estadounidenses muertos en la guerra contra el terrorismo casi triplica los fallecidos en el 11-S. Y el Pentágono ha destinado para la guerra desde 2001-2011 1.400 mil millones de dólares. Además, según detalla la página web costsofwar, al menos 21.000 civiles han muerto en Afganistán y 133.000 en Irak. La justicia para ellos no existe, según denuncia Amnistía Internacional. El informe, Left in the dark, que examina la responsabilidad de las operaciones militares internacionales en Afganistán en la muerte de víctimas civiles durante el período 2009-2013, denuncia la falta de justicia para los civiles muertos en el país.

Además, según la Comisión para la protección de los periodistas, 148 periodistas y otros 54 trabajadores para medios de comunicación han muerto en Irak desde la invasión de 2003. De ellos, 105 murieron cubriendo la guerra. Un caso polémico y sin resolver sigue siendo el de José Couso, cámara y reportero gráfico español que murió durante la invasión de Irak de 2003 a causa de fuego del ejército estadounidense cuando disparaban con un carro de combate contra el Hotel Palestine.

Otro coste de la guerra es Guantánamo y los escándalos sacados a la luz en Wikileaks sobre métodos de tortura utilizados en interrogatorios.

Ayer Obama propuso su estrategia para combatir el EI en Siria e Irak. Una mira atrás y se da cuenta de todó lo que cambió ese 11-S y todas las víctimas que se ha llevado a su pasar estos trece años. ¿Era la guerra la mejor opción? ¿Tenía Estados Unidos elección alguna?

Este post va dedicado a todas las victimas, civiles y periodistas, las que murieron el 11-S y las que han muerto en Irak y Afganistán.

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