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¿Por qué Francisco visita Corea del Sur?

En una semana con malas noticias en el ámbito internacional – ataques a minorías en Irak, el Ébola, Gaza, etc-, el Papa Francisco se dirige a la Península Coreana, técnicamente en guerra desde 1950. Con qué se va a encontrar.

Así esperan los católicos de Corea del Sur al Papa Francisco

Así esperan los católicos de Corea del Sur al Papa Francisco

El Papa Francisco llegó a Corea del Sur y ya ofició su primer discurso, apelando a la paz y a la restitución histórica de la península.

En los cinco días del viaje papal, Francisco recorrerá Seúl y otras tres ciudades. Se espera que se de un baño de masas en el Día de la Juventud asiático, que visite una antigua iglesia que fue refugio de los primeros católicos en la región y que beatifique a decenas de mártires coreanos del Siglo XVIII y IXX.

Jorge Bergoglio, con 17 meses en el papado, hará su tercera gira internacional. Esta salida es también la primera en Asia desde 1999, cuando Juan Pablo II visitó Nueva Delhi.

A pesar de los 25 años en los que la Iglesia prescindió del continente más poblado de la tierra, este nuevo Papa ya promete visitar el sudeste asiático el año que viene. Probablemente este viaje se concrete incluso antes de que pise otra vez su suelo natal desde que viajó a Europa: Francisco planea volver a la Argentina recién en 2016.

Ahora, ¿Por qué este renovado interés papal en Corea del Sur?

Primeramente, por un reconocimiento a los católicos en Oriente. La población católica de Corea del Norte creció a grandes saltos durante los últimos 20 años, cuando dejó de ser perseguida por el régimen militar de los ’80.

En dos décadas se multiplicó casi tres veces la cantidad de seguidores del Vaticano: los católicos pasaron de ser 1,86 millones en 1985 a 5,14 millones en 2005, cuando se hizo el último censo. Esto representa a casi un 11% de la población surcoreana.

Sin embargo, desde el punto de vista de la Iglesia, aún queda mucho por «evangelizar». En Corea del Sur conviven 18,3% de protestantes, 23% de budistas y 46% de ateos y agnósticos.

Pero esta no es la única motivación. Otra de las razones por las que Francisco viajó hasta Seúl es por un interés geopolítico y continental.

El Vaticano tiene miras en China, donde una Iglesia paralela, leal al Papa, debe competir con la Iglesia Católica reconocida y controlada por el Partido Comunista.

China y el Vaticano no se reconocen mutuamente. Sin embargo, los fieles no se guían por decretos y leyes transnacionales y por eso el Papa intentará acercarse al pueblo chino a través de los mensajes, las beatificaciones y las misas que oficiará en esta gira.

Sobre estos dos ejes girará el viaje papal.

Sin embargo, estar en un país que técnicamente no firmó la paz no es gratuito. Habrá que mirar al cielo y no sólo para pedirle a Dios, sino porque rige sobre esta visita una amenaza de Kim Jong-Un, el vecino problemático.

El líder norcoreano ya avisó que planea tirar algún misil para boicotear este evento internacional. Mientras tanto, cito la frase que Francisco más repite en sus entrevistas: «Recen por mí».

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