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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

Cubiertos por el agua, tapados por el mundial

La Copa del Mundo ocupó todas las portadas sudamericanas de las últimas semanas. Mientras tanto, en distintas regiones de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina, miles de familias perdieron todo por la crecida de los ríos.

paso internacional

«Estoy contento por el triunfo de Argentina, pero ahora lo que más me preocupa es que nos vengan a ayudar, porque el agua nos llega al techo«, decía un vecino de El Soberbio, en Misiones, cuando un cronista le preguntó sobre la coincidencia entre su desgracia con el pase a semifinales de la selección nacional.

La crecida de los ríos Paraná, Paraguay y, más recientemente, Uruguay, afectó toda la traza desde el Sur de Brasil. En la Triple Frontera llegó a haber más de 350.000 evacuados, entre paraguayos, brasileños y argentinos. Sin embargo, la cobertura no fue ni siquiera comparable con las repercusiones por la mordida de Suárez.

Las centrales hidroeléctricas tuvieron que abrir sus compuertas para no colapsar; los ríos corrieron con tanta fuerza que tuvieron que cerrar los accesos a las Cataratas del Iguazú y hubo zonas que resultaron inaccesibles, salvo por vía aérea. Pero de eso, apenas unas líneas en comparación con lo que se escribió por la lesión de Neymar.

En cuanto a las víctimas fatales, los números varían pero se hablaba de dos muertos en Brasil y un desaparecido. Cifras casi milagrosas si se tiene en cuenta que la crecida a fines de junio fue un hecho inesperado.

Miles de personas perdieron sus viviendas y deberán reconstruirlas total o parcialmente. Sólo en la provincia de Misiones las pérdidas ascienden a unos 500 millones de pesos (unos 46 millones de dólares), un presupuesto muy alto para una provincia que tiene, por ejemplo, uno de los salarios más bajos del país.

Otra vez el destino castiga a los más pobres. Son vecinos que vieron destruirse sus viviendas ensambladas de chapa-cartón. Y con tan mala suerte que además, justo les tocó un momento en el que la euforia y el fútbol hacen que se mire para el costado. O para el norte, mejor dicho, a ciudades turísticas llenas de color, grandes centros económicos y obras monumentales, como San Pablo, Brasilia o Río.

Ahora le tocó el turno a Uruguay. Esperemos que los 4.000 evacuados que ya hay en las localidades de Paysandú, Artigas y Salto tengan la paciencia suficiente para esperar hasta el domingo.

 

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