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¡Europa está en crisis!

Cartel de las primeras elecciones europeas en Francia / Parlamento Europeo

Cartel de las primeras elecciones europeas en Francia / Parlamento Europeo

Anoche nos llevamos las manos a la cabeza. Primero con la abstención, que aunque baja sigue siendo muy alta, después con el ascenso brutal del racista Frente Nacional en Francia y por último con la victoria de los euroescépticos, capitaneados por el populista Nigel Farage, en el Reino Unido. Es definitivo, es real: la crisis política en Europa sobrepasa a la económica.

Que nos lleváramos las manos a la cabeza ayer también es un síntoma de la crisis. ¿Qué esperábamos? ¿El triunfo del bipartidismo? ¿un voto responsable que dejara vacíos a los partidos xenófobos? La UE ha implantado un discurso de austeridad y de enfrentamiento entre el norte y el sur, tímidamente contestado desde la izquierda europea. Y los discursos calan. Por no hablar de que ningún partido ha sabido responder a las proclamas racistas. Más bien todo lo contrario: los partidos tradicionales han copiado sus argumentos, endureciendo su postura contra la inmigración -sí, ésa que paga nuestras pensiones-. Y ya sabemos qué pasa cuando se copia, que a no ser que la imitación sea más barata, todos preferimos al original. Y votar es gratis.

A pesar de todo, las fuerzas europeístas siguen disfrutando de una mayoría que puede legislar sin temor a la destrucción del proyecto europeo. Pero la amenaza está ahí. Más allá de que los eurófobos y la extrema derecha formen un grupo parlamentario, la UE tiene la responsabilidad de recuperar los valores que la sustentan si no quiere que en el futuro estos partidos se conviertan en un riesgo real para la Unión.

Significativo el avance de la izquierda europea, con Alexis Tsipras, líder de la griega Syriza y candidato a la presidencia de la Comisión, a la cabeza. Una parte del electorado desencantado se ha volcado con la izquierda y su discurso antitroika, como en España con Podemos, el partido de Pablo Iglesias, que con sólo cuatro meses de recorrido ha entrado en el Parlamento Europeo con 5 escaños. También es un triunfo de la juventud, que entre tantos dinosaurios, ha encontrado en la izquierda europea su refugio y empieza a cantar «que sí, que sí, que sí nos representan».

La UE ha jugado desde su formación con varias combinaciones del mismo lema: unidos en la diversidad. De la diversidad no hay duda, desde la victoria xenófoba en Francia a la de la izquierda «radical» en Grecia, desde la bajísima participación en Croacia (no pasó del 24% y eso que el país es miembro del club desde hace menos de un año y la novedad suele suscitar el entusiasmo) hasta la española, que supera la media europea con el 45,8% de participación. Pero la unión empieza a cuestionarse. ¿O no?

Son los grandes golpes y las grandes crisis los que provocan cambios. La victoria de grupos racistas hará temblar uno de los pilares que sustentan la UE y que además es su mejor propaganda: la libertad de movimiento. Si volver a los visados para trabajar fuera de nuestros países empieza a contemplarse como una opción real, quizá volvamos a implicarnos y a luchar por derechos que nos pertenecen y no estamos dispuestos a perder.

Nigel Farage, líder del UKIP en su valoración de resultados

Nigel Farage, líder del UKIP en su valoración de resultados

¿Y si el Reino Unido se marcha? Ha ganado el partido que quiere salir de la UE. Bruselas no puede permitirse el lujo de perder a un peso pesado como el que representan los colegas británicos, pero si su papel sigue siendo el de poner palos en las ruedas, el proyecto europeo puede avanzar sin ellos. De hecho, la UE podría llegar a ser tan potente que los británicos tuvieran que pedir de nuevo la adhesión. En un mundo global, el imperio anglosajón no tiene sentido navegando solo. Por no hablar de que EEUU no se permitiría perder la oreja perfecta en el corazón de Europa.

"The show must go on"

«The show must go on»

Cuesta verlo con las manos en la cabeza, pero estas elecciones traen buenas noticias. La participación ha subido por primera vez desde que se celebran elecciones. Y la crisis está ahí,

brindándonos a los europeos una oportunidad sin parangón para darle una vuelta a este proyecto y seguir avanzando. Tomárnoslo en serio. Antes de entonar el «nunca sabes lo que tienes hasta que lo pierdes», podemos reforzar nuestros valores y derechos. Sí, todavía estamos a tiempo.

ESPERANZA ESCRIBANO

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