Goldman Sachs is not an after shave Goldman Sachs is not an after shave

Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

El coronel no tiene quien le escriba (o investigue sobre él)

¿Paranoia? ¿Conspiración? ¿O sólo casualidades escalofriantes? Un coronel retirado del ejército brasileño denunció crímenes de la dictadura militar y apareció muerto en su casa de Río. Una pericia que dictaminó asfixia y un pedido de la ONU pidió esclarecer el caso.

Paulo Malhaes en las Comisiones de la Verdad

Paulo Malhaes en las Comisiones de la Verdad

 

 Paulo Malhaes, coronel retirado del Ejército brasileño, confesó a la Comisión Nacional de la Verdad cómo ejecutó sesiones de tortura y asesinatos durante la dictadura militar. El 25 de marzo. Un mes antes de aparecer muerto en su casa.

Malhaes declaró que el Ejército le ordenó desenterrar y hacer desaparecer el cuerpo del diputado Rubens Paiva, desaparecido en 1971, sentando un precedente en su historia delictiva: por primera vez admitió haber formado parte de la llamada Casa de la Muerte de Petrópolis, en la región serrana de Río de Janeiro.

A tan solo un mes de estas profundas confesiones, el hombre apareció muerto.

La viuda declaró que tres hombres invadieron la casa en la que vivía con su marido –en la región de la Baixada Fluminense, en Río de Janeiro– en busca de las armas que el coronel coleccionaba.

Y a partir de entonces empezaron las dudas. Una autopsia dijo que fue un infarto a causa del robo. Otras pericias hablan de una muerte por asfixia y dejan volar la imaginación de los amantes de las teorías conspirativas.

El asunto es turbio y hasta la ONU quiere echarle luz al caso. «Es necesario que haya una investigación inmediata para aclarar los hechos de este crimen. Los responsables necesitan ser llevados a la Justicia», afirmó la portavoz del Alto Comisionado de Naciones Unidas (ONU) para Derechos Humanos, Ravina Shamdasani, en declaraciones al diario brasileño O Estado de Sao Paulo.

A pesar de la gravedad de los hechos confesados, Malhaes no pudo ser acusado penalmente porque sobre él rige la Ley de Amnistía dictada en 1979 por el expresidente de facto Joao Figueiredo.

Pero… ¿tendría algo más que ocultar? Parece que de momento no podremos saberlo.

Los comentarios están cerrados.