Goldman Sachs is not an after shave Goldman Sachs is not an after shave

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La ciudad fantasma en bancarrota

detriotEn los años cincuenta, Detroit, en el Estado de Michigan, era una ciudad en pleno bullicio, con dos millones de habitantes y con una prominente industria del motor y armamentística, que ayudaron a construir una ciudad próspera. Atraídos por el trabajo, afrodescendientes del sur, cruzaron todo el país para llegar a Detroit, aparentemente, la ciudad de las oportunidades.

Sin embargo, poco más de sesenta años después, nada queda de ese exitoso Detroit, que ha anunciado que está en la bancarrota. Actualmente, tan solo viven 700.000 personas, tiene la tasa de desempleo más alta del país, un 18%, el doble de la media nacional, y es la ciudad con más violencia de Estados Unidos. Además, el 36% de la población vive bajo el umbral de la pobreza.

casa abandonada

Casa abandonada en Detroit

Asimismo,  se calcula que en la ciudad hay 80.000 edificios abandonados o seriamente dañados, por lo que en Detroit, prácticamente viven los que no se han podido ir, los pensionistas, persones que no tienen trabajo o viven de algún subsidio. Por eso, los habitantes de esta ciudad no pueden afrontar los impuestos que implica mantenerla y, a modo de ejemplo, el 40% del alumbrado no funciona.

Así pues, con una deuda de 20.000 millones de euros, Detroit se ha declarado en bancarrota, no solo porque no puede pagar este dinero, sino porque tampoco tiene de donde sacarlo. Ahora, el debate de fondo es si Estados Unidos debe de rescatar o no a esta ciudad, que en su momento de esplendor fue la cuarta más importante del país en términos económicos.

¿Pero qué ha llevado a Detroit a esta situación? Buena parte de ello, ha sido la crisis en el sector automovilístico.  Empresas como General  Motors y Crhysler, aparentemente, azotadas por la crisis se vieron obligadas a cerrar y dejaron a miles de personas desempleadas.

No obstante, entre el 2008 y 2009, la administración de Barack Obama inyectó alrededor de 80.000 millones de dólares para rescatar la industria del automóvil, que había entrado en recesión por la fuerte competencia internacional y por la disminución de la demanda.

Sin embargo, desde los años noventa, personas como el famoso documentalista Michael Moore explican que las empresas automovilísticas están cerrando sus fábricas en Estados Unidos para abrir plantas en otros sitios del mundo, como México. Precisamente, el primer documental de Moore Roger & Me (1989) trata sobre una entrevista, sin éxito, ya que no la consiguió hacer, a Roger B. Smith, entonces director y presidente de General Motors.

En ese documental, Moore quiere preguntarle a Smith sobre el cierre de una planta de General Motors en Flynt, también el Estado de Michigan como Detroit, que dejó 30.000 personas sin trabajo, al tiempo que la compañía abrió una fábrica en México.

Detroit 2

Detroit fue la cuarta ciudad del país en términos económicos

Así pues, el proceso de despoblación de Detroit y el alto nivel de desempleo se debe a qué las empresas automovilísticas estadounidenses están llevando sus fábricas a otros países donde les es más barato producir. Esto, por eso, no es un fenómeno exclusivo de Detroit o Estados Unidos, sino que es consecuencia de la globalización y en España tenemos otros ejemplos como Inditex o Mango, que producen su ropa en Asia, donde pagan a los trabajadores de esos países sueldos inferiores por mayores horas de trabajo, de los que pagarían a los empleados españoles.

Además, estas crisis se agudizan porque las empresas dejan de pagar sus impuestos a su país de origen.  En los años 50, el 35% de los ingresos fiscales de Detroit  provenían de la industria automovilística.

Esto sin contar con las empresas que operan en paraísos fiscales y, entonces, tampoco pagan sus impuestos en su país de origen. En el caso de España, por ejemplo, se calcula que el 85% de las empresas del IBEX-35, las que tienen una mayor liquidez en el índice bursátil español,  operan en paraísos fiscales.

Entonces, la situación de Detroit se debe a una crisis del actual sistema o modelo económico marcado por la globalización y que se da en todo el planeta. Después de la Segunda Guerra Mundial, la tendencia fue proteger a la industria nacional, que generaba empleo en el país y ayudaba a superar las adversidades económicas de la postguerra. Ahora las empresas optan por tener un mayor beneficio produciendo en el extranjero y en estados donde les sale más barato porque las condiciones laborales son peores que en sus países de origen.

Así pues, mientras siga este modelo económico, no sería de extrañar que otras ciudades de Estados Unidos, del  mundo o incluso algún país entero corran la misma suerte que Detroit.

La bancarrota de Detroit es un varapalo para la administración Obama, que no sabe cómo actuar mientras espera que la justicia certifique si la ciudad está en bancarrota o no. Sin embargo, la situación de Detroit es urgente, pero los responsables de administrar la ciudad  no esperan que el gobierno federal los rescate y asumen que ellos han cabado este hoyo, por lo que tienen que salir por sus propios pies.

El pasado viernes, preguntado por los periodistas por las posibles medidas que tome la Casa Blanca para rescatar la ciudad, el vicepresidente estadounidense, Joe Biden, respondió: “¿Cómo podemos ayudar a Detroit? En este momento no lo sabemos”.

Uno de los debates abiertos en España, donde se han rescatado a los bancos, es si se debe rescatar a las entidades financieras o a las personas. El argumento de rescatar a grandes empresas o bancos es claro: no propiciar despidos que agraven la crisis. Ahora bien, ¿qué sentido tiene rescatar empresas que apenas dejan beneficios para el país, tributan fuera y ponen sus fábricas en el extranjero?

Núria Segura Insa

Twitter: Nuriasein

Blog: nuriasegura-sein.blogspot.com

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