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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

El freak que sacó las vergüenzas a Estados Unidos

Esta historia, en principio, no es de héroes ni villanos, sino sobre cómo un día un tipo aparentemente normal, de pelo castaño, con gafitas y con una pinta un poco freak, puso en jaque mate al gigante estadounidense, sacó sus vergüenzas al público y, también, su furia.

Nuestra historia empieza en el lejano Oriente, concretamente, en Hong Kong, una ex colonia británica, y actualmente Región Administrativa Especial de Hong Kong (RAEHK) que, pese tener sus propias políticas, pertenece a China.

Nuestro personaje, Edward Snowden trabajó casi diez años espiando ciudadanos estadounidenses por Internet para la Nacional Agencia de Seguridad de los Estados Unidos (NSA). El 20 de mayo llegó a Hong Kong y, desde ahí, filtró a los periódicos The Guardian y Washington Post el abuso de la administración Obama que espiaba a sus conciudadanos en nombre de la seguridad y la guerra contra el terrorismo islámico. Pero, Estados Unidos iba más allá de sus fronteras y, según explicó Snowden, también espió a las principales compañías de telecomunicaciones chinas y la Universidad Tsinghua.

APTOPIX Hong Kong NSA Surveillance

El 7 de junio Snowden reveló su identidad e, inmediatamente, Estados Unidos pidió su extradición para juzgarlo como traidor. Sin embargo, Hong Kong aludiendo que la petición de extradición era incompleta dejó que Snowden marchara a Moscú el 25 de junio, donde ahora está en el área internacional esperando viajar, presuntamente, a Ecuador donde ha solicitado asilo. Quito ha anunciado que tardará alrededor de dos meses en emitir una respuesta.

Washington ha pedido al Kremlin que le entregue a Snowden, pero este ha argumentado que como se encuentra en la zona internacional, está fuera de su competencia. Y si bien suena una excusa barata, la verdad es que el ex asesor de la NSA está en un limbo legal para evitar su extradición.

Este chico de 30 años ha puesto de relieve la pérdida de autoridad de Estados Unidos, ya que China y Rusia han hecho lo posible para no entregar a Snowden. Tras la caída del muro de Berlín, Washington se convirtió en el poder hegemon en la escena internacional y ha hecho y deshecho lo que ha querido en el mundo, incluso, una guerra ilegítima contra Irak, pero la reacción de diferentes países en el caso Snowden muestran que ahora ha perdido su supremacía.

El caso Snowden era una piedra en el zapato de Pekín, que no quería romper sus relaciones con Washington, pero también quería contentar a su población que ven a este hombre como un héroe. Rusia, con una relación más tensa con Estados Unidos, también tenía el mismo problema y es que Snowden ha ganado fama en los entornos de izquierda y de los que se levantan como defensores de la libertad de las personas. Por eso, ambos países se han lavado las manos y han mirado hacia otro lado, mientras Snowden se pasea por sus territorios. La paradoja es que ni Rusia ni China son un ejemplo de preservar ni los Derechos Humanos ni las libertades individuales.

Sin embargo, la cara más desafiante, seguramente, es la del gobierno de Ecuador, antiguo aliado incondicional de Washington durante la Guerra Fría, y que ahora estudia darle asilo a Snowden. Esta no sería la primera vez que Quito le da asilo a alguien que Estados Unidos ha declarado como un enemigo. En la embajada de Ecuador en Londres, está desde hace un año el fundador de Wikileaks, el australiano Julian Assange.

Wikileaks, que ahora asesora a Snowden, filtró información confidencial de Estados Unidos de las guerras de Irak, Afganistán y cables diplomáticos de casi todas las Embajadas que tiene este país repartidas por el mundo. La persona que filtró parte de esta información, el soldado Bradley Manning, está siendo juzgado por traición en Estados Unidos. Por su parte, Assange es reclamado por la justicia sueca por un doble presunto caso de abuso sexual, algo que él siempre ha negado. Reino Unido ordenó su extradición a Suecia, pero Assange argumenta que era un paso previo para enviarlo a Estados Unidos y juzgarlo por las filtraciones. Por eso, pidió asilo a Ecuador, quien se lo concedió al considerar que su vida estaba en peligro.

Sin embargo, el caso Snowden es bastante más complejo que el de Assange, ya que Ecuador casi no mantiene relaciones comerciales con el Reino Unido, mientras que Estados Unidos es su primer socio comercial.

En todo este puzzle aún hay otra pieza clave, el juez español Baltasar Garzón, inhabilitado en su país por ordenar unas escuchas, supuestamente, ilegales en un caso de corrupción que involucraba al conservador y gobernante Partido Popular. Garzón es el presidente de la veeduría internacional que supervisa la reforma del sistema judicial de Ecuador, abogado de Wikileaks y, ahora, Assange le ha pedido que también lleve la defensa de Snowden.

El Tío Sam enfurecido ha dado un golpe en la mesa, pero, por primera vez en mucho tiempo, desde la Guerra Fría, se ha encontrado con una oposición de frente. Por un lado, la de aquellos países que se han cansado de que sea la única voz en la escena mundial; por otro, la de aquellas personas que están hartas de sus políticas desmesuradas, que creen que la guerra contra el terrorismo no lo justifica todo y que no están dispuestas a perder su libertad en pro de una “falsa seguridad”, ya que nadie puede evitar que alguien decida inmolarse, igual que nadie puede evitar las constantes matanzas que perpetran jóvenes en colegios o universidades estadounidenses. Por eso, tanto Manning como Snowden o Wikileaks son vistos como héroes por una parte de la población estadounidense, que consideran que han mostrado “la verdad” al mundo.

Mientras Estados Unidos sigue con su idea de ser un actor todo poderoso y dice que tomará medidas contra todos aquellos países que ayuden a Snowden o a Wikileaks, no se ha dado cuenta que desde la sombra y en silencio, China se ha convertido en una potencia mundial y que no está dispuesta a claudicar ante Washington. Además, la Casa Blanca tendrá que aceptar, con resignación, lo que decida Pekín en estos aspectos u otros, ya que el gigante asiático es el país del mundo con más reservas de dólares. Así es como un freak con gafitas, sin quererlo ni beberlo, un día puso de relieve ante todo el mundo la debilidad del país que lo vio nacer.

Obama Big Brother

Núria Segura Insa

nuriasegura@gmail.com

twitter: Nuriasein

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