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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

«Femen ha mostrado la caricatura del feminismo mal entendido»

Por Cláudia Morán

Natalia AndújarNatalia (Ndeye) Andújar (Barcelona, 1972) es profesora, musulmana e inmersa en el mundo occidental, dada su doble nacionalidad franco-española. Compagina la docencia con el activismo y es experta en feminismo islámico, una modalidad distinta a la que estamos acostumbrados a ver en los medios de comunicación o en los discursos de la mayoría de las organizaciones feministas. En la actualidad, dirige el Centro de Formación Educaislam, que ella misma impulsó para mejorar el conocimiento que la sociedad tiene del islam en todos los ámbitos.

El feminismo islámico es diferente al del mundo occidental, tal y como lo hemos aprendido. ¿Qué es lo que lo hace diferente?
No es tanto una cuestión occidente-oriente, aunque la mayoría de las mujeres musulmanas se encuentran fuera de Europa. Hay que entender que su reivindicación ha sido diferente dependiendo de cada país y de su situación interna. Lo que es complicado del feminismo islámico es que aún está emergiendo y por eso es tan difícil hacerle la foto. En los 90 se empezó a ver el movimiento de las mujeres iranís después de la revolución de 1979 para derrocar al sha, cuando creyeron que el islam era la salida a un gobierno tirano. Pero luego, tras utilizar a las mujeres, llegó el desencanto. Se llevó a cabo un retroceso de los derechos que pedían, lo mismo que está pasando ahora tras las revoluciones árabes. Vemos a muchas mujeres con y sin hiyab, pero las nuevas Constituciones son conservadoras y ellas prácticamente no pueden influir en la política, tan solo una ínfima minoría. También tenemos el caso de Egipto, donde Margot Badran estudió el movimiento feminista, muy permeable, con influencia tanto laica como islámica, ya que se consideraba que el feminismo islámico estaba muy enfocado a una élite.

Actualmente, las laicas creen que el origen de la discriminación de las mujeres está en el islam y piden la separación religión-Estado. Las islámicas, en cambio, comparten que haya esta separación, pero no señalan el origen de las discriminaciones en la religión, sino en la visión machista de los hombres, que son quienes han interpretado los textos.

Teniendo en cuenta las peculiaridades de cada país islámico, las consecuencias de ser feminista tienen que ser muy diferentes.
Sí, hay países donde pronunciar la palabra feminismo es un suicidio. La iraní que ganó el Premio Nobel de la Paz en 2003, Shirin Ebadi, se vio obligada a reciclarse y ser abogada porque por el hecho de ser mujer no la dejaban ser jueza. Tuvo que estudiarse la jurisprudencia islámica de la Edad Media e intentar buscar grietas para conseguirlo. En Nigeria, el gabinete de abogados de la asociación Baobab rebuscó entre los pasajes del Corán para salvar a Amina Lawal, acusada de adulterio, de la muerte por lapidación. El argumento que utilizaron fue: «Vale más la misericordia y el perdón que el castigo».

¿Qué le dirías a la gente que sostiene que el velo islámico, a pesar de tener una connotación cultural e identitaria para muchas mujeres, tiene un origen de imposición machista y que por ello hay que erradicarlo?
Esto es como el debate de la minifalda o el escote. En el momento en que una mujer le da la vuelta a la prenda y la hace suya, se convierte en una libertad de imagen y estética. Las feministas islámicas piden que no haya ni prohibición ni imposición porque entienden que debe ser una decisión personal de la mujer. Dentro del propio campo feminista hay una visión muy esencialista, como la que tienen los fundamentalistas. Hay que desactivar el concepto religioso del velo porque también es político, social y muchas cosas más. Se ha podido ver que las mujeres, especialmente las más jóvenes, ante la prohibición del velo se lo ponen más. Qué mayor señal de libertad y rebeldía puede haber. Te lo prohíben, te lo pones.

Las feministas de Femen han sido muy criticadas por mujeres musulmanas por cargar, precisamente, contra cuestiones como el velo.

Activistas de Femen en Túnez. The Guardian-Leo Novel/Corbis

Activistas de Femen en Túnez. Leo Novel/Corbis

Imagínate que un grupo de mujeres saudíes hicieran campaña contra las mujeres occidentales que son víctimas de la moda y que vinieran a Europa a decirles cómo tienen que vestirse. ¡Sería un escándalo! Con Femen está pasando esto. ¿Un grupo de ucranianas, formadas en Francia, que van a Túnez a decirles a las mujeres cómo se perciben a sí mismas? Creo que hay una falta de reflexión sobre las consecuencias a largo plazo de lo que están haciendo. Si fueran feministas auténticas y no neocoloniales harían una campaña conjunta con las tunecinas y estudiarían su cuál es su situación. ¿El machismo-paternalismo de mujeres que dan lecciones a otras mujeres ha mejorado la situación de las tunecinas? ¿Ha reforzado su movimiento feminista? No. Hasta miembros del Partido Democrático Progresista les piden que se vayan. Además, muchas de estas chicas han sido modelos y son todas blancas. Con esa imagen están alimentando al monstruo, le dan a los medios lo que quieren: ruido por el velo, tetas, etc.

Pero no sólo son criticadas por su relación con el mundo islámico. Hay una página en Facebook donde ex miembros de Femen critican la organización, las ayudas económicas que recibe y algunos detalles como, por ejemplo, que una de sus activistas usa abrigos de visón. También señalan que Femen no se ocupa de asuntos fundamentales, como la prostitución. Ha mostrado la caricatura de lo que es el feminismo mal entendido y el hecho de que se visibilice más este tipo de feminismo tiene un fondo interesado.

Todo empezó cuando la tunecina Amina Tyler colgó en Facebook una foto suya con el torso desnudo. Resulta chocante que una mujer musulmana dé su apoyo a Femen de una manera tan activa.
Amina es muy joven y para las jóvenes la provocación es muy atractiva, pero ella no tiene una trayectoria feminista. Ha salido de la nada y no sé hasta qué punto se ha creado un personaje a raíz del impacto causado. Concedió varias entrevistas a Canal+ en las que decía que lo iba a dejar para no perjudicar a su familia, pero luego se fue con Femen a hacer pintadas en una mezquita.

¿Los medios de comunicación informan correctamente sobre feminismo islámico?
No, la visión que ofrecen está estereotipada. A mí misma me han vetado en algunos medios porque no validan lo que digo. Cuando hay debates como, por ejemplo, el uso del velo en la escuela, participan las filósofas y políticas de turno, pero no las musulmanas. Se ve lo estridente, todo aquello que contribuye a validar el estereotipo. Así es normal que todo el mundo tenga una posición reacia al islam. Hay un feminismo que es hegemónico, más conciliador con las instituciones, que ha perdido su toque subversivo a cambio de tener un hueco institucional. Hay más conservadurismo porque no quieren perder lo que ya tienen, por eso son en cierto modo víctimas de este sistema.

En Afganistán hubo muchas más muertes de mujeres después de la invasión y el bloqueo estadounidense que en la época de los talibanes. La situación de la mujer también ha empeorado después del conflicto. En Francia, sin ir más lejos, ningún político ni movimiento feminista ha hecho ningún comunicado ni declaración tras la paliza de unos neonazis a una mujer embarazada que llevaba velo y por la que perdió a su bebé. ¿Dónde están las feministas? Si hubiera ocurrido eso en Arabia Saudí ya se habría hecho una gran campaña de protesta, pero aquí la mujer musulmana no existe.

CLÁUDIA MORÁN

5 comentarios

  1. Dice ser Sergio Fontela

    Buena entrevista Claudia Morán.

    21 junio 2013 | 20:22

  2. Dice ser Laertes

    Lo que es incompatible es la igualdad de la mujer con la religión, con cualquier religión. Por ejemplo, ya que hablamos de Islam: “Los hombres tienen autoridad sobre las mujeres en virtud de las preferencias que Dios ha dado a unos más que a otros y de los bienes que gastan. Las mujeres virtuosas son devotas. Y cuidan, en ausencia de sus maridos, de lo que Dios manda que cuiden. ¡Amonestad a aquéllas que temáis que se rebelen, dejadles solas en el lecho, pegadles! Si os obedecen, no os metáis con ellas” (4:34). Sólo reconociendo que palabras como las anteriores y muchas otras de los textos sagrados son autenticas aberraciones se puede ser coherente con una postura en pro de la igualdad de la mujer. Pero dado que las religiones proceden a desarrollar sus creencias mediante métodos de lavado de cerebro (como miedo al castigo eterno o al ostracismo de la comunidad de creyentes) se seguirá aferrado a unos textos que claramente discriminan a la mujer y se buscarán pseudoexplicaciones para compatibilizar la «santidad» de los textos con ciertos atisbos de modernidad.

    01 julio 2013 | 13:40

  3. Dice ser Johnd291

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    24 junio 2014 | 22:28

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