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Tampoco Breton Woods es una marca de Whisky. Porque el periodismo internacional no es solo cosa de hombres, ocho mujeres ofrecen un punto de vista diferente sobre lo que pasa en el mundo.

África cambia de pretendiente

África es una novia rica, repleta de materias primas necesarias para el crecimiento de Europa, Estados Unidos o China. Se calcula que África tiene el 80% de la producción mundial de platino, el 80% de la producción del coltán, el 50% de cobalto y  de diamantes, el 35% de la de magnesio, además de contar con grandes reservas de petróleo.

Pese que Estados Unidos y Europa llevaban años cortejando a la novia, finalmente, África se decidió por un pretendiente que llegaba del lejano oriente acompañado de regalos y, aparentemente, de buenas intenciones.

Uno de los motivos que llevó a África a elegir China es la mala visión que han cosechado los países Europeos y Estados Unidos en este continente. Por un lado, Europa es vista como la potencia colonial que explotó África sin dejar nada a cambio. Por otro lado, durante la Guerra Fría y el inicio de los procesos de independencia de África vienen marcados por interminables guerras en las que Estados Unidos apoyaba a un bando y Rusia a otro.

Pero las riquezas africanas, hizo que entraran en el juego de la seducción nuevos países. En 2009 China acabó conquistando África y se convirtió en el primer socio comercial del continente. Según cifras del ministerio de Comercio chino, en 2010 el comercio sino-africano representó 126,9 mil molles de dólares, mientras que el volumen de comercio entre Pekín y la perla negra creció un 30% en los tres primeros trimestres del 2011.

África era una novia muy cortejada, pero China ingenió una eficaz estrategia para posicionarse mejor que el resto de pretendientes: cambiar las materias primas por Inversión Extranjera Directa. Así pues, China extrae minerales y petróleo de África a cambio de construir ahí infraestructuras como carreteras, puentes, escuelas u hospitales.

Actualmente, Pekín ha logrado ser el primer explotador de las minas de cobre de Zambia u obtener el 43% del petróleo sudanés. En el caso de Sudán, China ha invertido 6.000 millones en construir, entre otras cosas, refinerías, oleoductos, carreteras y la presa más grande de África. Consecuentemente, las economías africanas han crecido y, por ejemplo, el PIB de Zambia

secretospfthefedcreció un 6,6% en 2011, según datos de la CIA.  Pero no es oro todo lo que reluce, y este crecimiento viene marcado por denuncias de explotación laboral. Los mineros de Zambia aseguran que los trabajos cualificados los realizan chinos, mientras que los africanos son contratados como mano de obra barata, trabajan largas jornadas y cobran salarios bajos.

Otro de los motivos que llevó a África a escoger a China es su política de no-interferencia frente a los países europeos y Estados Unidos, quienes supeditan la ayuda al desarrollo a que los países africanos adopten valores como la democracia o la libertad. Sin embargo, China deja rienda suelta a que África lave sus propios trapos en casa, lo que ha despertado la alarma de algunas organizaciones internacionales, que aseguran que esto influye a que se perpetúen regímenes totalitarios y que violan los derechos humanos en la región, como es el caso de Idriss Déby en el Chad.

El futuro de esta relación es incierto. China cada vez necesita más recursos naturales y ya ha empezado a mirar hacia otras novias, especialmente, América Latina, lo que podría disminuir la inversión china en África. Tampoco está claro que está relación sea del todo beneficiosa para todos, pues si bien es cierto que la inversión china ha ayudado a generar empleo y al crecimiento de algunos países, gran parte del dinero va a parar a los bolsillos de los presidentes de regímenes totalitarios africanos y no a su población. Por eso, África sigue siendo el continente más pobre.

N. SEGURA INSA

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