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“Mark Twain tendría hoy un blog, pero jamás habría escrito gratis”. Robert Hirst, estudioso de Mark Twain

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Alberto Arce: «¿Qué hago yo en Honduras?»

¿Dónde está Honduras?

¿Cuántos habitantes tiene?

¿Qué es lo que recuerdo de Honduras?

Ah, sí, el ¡Viva Honduras! que gritó Federico Trillo cuando era ministro de Defensa en su visita a El Salvador. Y también que la capital es Tegucigalpa.

Poco más, lo reconozco.

Con ese bagaje, uno lee casi sin pestañear las poco más de doscientas páginas de Novato en nota roja (Libros del KO), la crónica de los dos años que pasó Alberto Arce (Gijón, 1976) como corresponsal de la agencia Associated Press en Tegucigalpa, y se pregunta por qué puede resultar tan interesante un libro que habla de un país del que sabemos tan poco y que casi nunca sale en los periódicos españoles.

La respuesta, probablemente, es porque el libro de Arce transpira periodismo en todas sus páginas. Mi ejemplar tiene frases y párrafos subrayados en rojo y azul. He marcado trozos de historias que el periodista ha vivido directamente, casi siempre en las calles de un país donde mueren asesinadas 85 personas por cada 100.000 habitantes, «una cifra que supera la de Irak», según explica en el libro.

Nos citamos con Alberto Arce para hablar de periodismo por Skype. Ahora vive en México DF y, por las siete horas de diferencia, prefirió que habláramos un sábado. La hora de conversación está resumida en los 18 minutos que dura el vídeo. Casi no hablamos del libro. Nuestra conversación partió del epílogo: «¿Qué hago yo en Honduras?«. En la entrevista, el periodista reconoce que está desapareciendo el oficio de reportero y realiza una propuesta a quienes dan lecciones de periodismo sin pisar la calle: «¡Deja de joder ya y vete a reportear al terreno!».

Una recomendación: si solo vas a leer un libro de periodismo este año, no lo dudes: Novato en nota roja.  Es periodismo del bueno. Aunque Arce no tiene pretensiones literarias, al terminar de leer su libro, como pasa cuando acabas las mejores novelas, lamentas que no continúe el texto y te quedas con la sensación de que tardarás en encontrar un libro que te interese tanto como estas crónicas de Honduras, un país que antes de comenzar a leer no sabías situarlo en el mapa.