La batalla entre Daniil Kvyat y Max Verstappen en Singapur sigue dando que hablar porque ha perjudicado la imagen del que algunos consideran ‘el nuevo Senna’.

En primer lugar, porque Max fue incapaz de adelantar al Toro Rosso del ruso. Y en segundo lugar, porque el «¡come on, man!» que se escuchó por la radio del holandés se puede interpretar como una queja para que el equipo le ordenada a Kvyat ceder su posición.

Verstappen, por supuesto, ha negado en rotundo esa hipótesis. Esto ha dicho cuando le han preguntado si pidió al equipo que frenara a Kvyat:

«No, tenía que haberlo adelantado por mí mismo porque él estaba luchando por su posición. Creo que hay que luchar de igual a igual, eso es lo justo y lo correcto»

Hay que decir que a Verstappen le honran esas palabras, aunque en directo pareció otra cosa.

Dicho esto, el jefe de Red Bull, Christian Horner, también ha negado que haya órdenes de equipo entre Red Bull y Toro Rosso, algo que nadie se cree porque las llevan aplicando muchos años.

Lo curioso del caso es que esta vez Red Bull no pudo aplicar órdenes de equipo porque ha perdido toda su autoridad sobre Kvyat, piloto al que no renovará contrato y al que degradó a mitad de temporada. El propio Horner lo ha dicho:

«Simplemente lucharon el uno contra el otro. Los puntos de Toro Rosso también tienen valor para nosotros. De todas formas, dudo que Kvyat nos hubiera hecho demasiado caso»

PD. Esas órdenes entre equipos matriz y filial fueron especialmente llamativas en la época de Sebastian Vettel en la escudería energética y ayudaron al piloto alemán a lograr sus cuatro campeonatos (ya escribí sobre este asunto hace unos cuantos años).