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El GP de Brasil ha sido hoy un soporífero espectáculo, interrumpido solo por un par de acciones de mérito de Max Verstappen, que supone un serio aviso para la FIA y la FOM: si no toman medidas, la Fórmula 1 corre peligro de muerte.
Salvo los dos Mercedes y los dos Ferrari, TODOS los monoplazas han acabado doblados, evidenciando la distancia abismal que separa a unas escuderías de otras. A día de hoy no hace falta ser Nostradamus para saber el resultado de una carrera antes de que ésta haya empezado. Salvo por accidente, lluvia o abandono, los dos Mercedes serán primeros, seguidos (a bastante distancia) de los dos Ferrari.
Incluso Lewis Hamilton, que ha sido campeón del mundo este año y ha finalizado segundo en Brasil, ha admitido que se ha aburrido en Interlagos:
«Ha sido una carrera relativamente aburrida porque no he tenido posibilidades de adelantar»
Esta facilidad para hacer predicciones aniquila el espectáculo de la Fórmula 1 y obliga a los responsables a tomar medidas. En invierno se debe relajar el reglamento para que el resto de escuderías tengan alguna oportunidad de ponerse al día (incluida Ferrari).
Esa relajación del reglamento puede pasar por ampliar el sistema de tokens, incrementando las posibilidades de desarrollo de los equipos, o directamente descongelando por completo las unidades de potencia. Otra medida a tomar sería ampliar las jornadas de test durante el invierno.
PD. Si a Hamilton le parecen aburridas las carreras, le invitaría a subirse a un McLaren…
