La revista italiana Autosprint ha encendido una nueva polémica en la Fórmula 1 con el equipo Red Bull como protagonista, como casi siempre. Según esta publicación, la escudería energética podría estar utilizando un sistema de control de tracción encubierto, que le proporcionaría una ventaja decisiva en el Mundial. No hay que olvidar que ese tipo de ayudas electrónicas están absolutamente prohibidas por el reglamento desde 2008.

Las sospechas surgen a raíz del incidente entre Mark Webber y Van der Garde en el pasado GP de Canadá. Después de que ambos pilotos colisionaran, el monoplaza de Webber traccionó perfectamente en una curva muy cerrada y sin apenas ángulo para realizar la trazada. Sin embargo, las ruedas del RB9 dejaron una huella discontinua sobre el asfalto que podría ser la prueba del delito.

Según detalla Autosprint, esas marcas discontinuas que dejó el monoplaza de Webber invitan a pensar que en ese momento actuó un sistema de control de tracción:

«Las marcas se corresponden con el comportamiento típico de un coche de carretera con el control de tracción activado»

Además, varios expertos coinciden en que lo más lógico es que las ruedas traseras de Webber hubieran derrapado un poco al realizar una aceleración tan brusca, pero su Red Bull mostró un comportamiento impecable. En este vídeo se aprecia el incidente y las marcas del coche del australiano:

Quiero recordar que las sospechas sobre el control de tracción de Red Bull no son nuevas. Ya la temporada pasada se especuló con la posibilidad de que Red Bull lograra un efecto similar al del control de tracción mediante la alteración de sus mapas de motor. Después del GP de Alemania, la FIA determinó que esa manipulación de los mapas de motor era ilegal y la prohibió, pero no sancionó a Red Bull.

El control de tracción evita que las ruedas motrices derrapen cuando se produce un exceso de aceleración y permite un mayor rendimiento en la salida de las curvas. Adrian Newey, el gurú de Red Bull, ya consiguió un sistema de control de tracción invencible a principios de los años 90 con el equipo Williams.

Aquel sofisticado control electrónico de la tracción, unido a unas suspensiones activas, convirtió a los monoplazas de Newey en los más avanzados de la parrilla, inalcanzables para el resto de competidores (una historia parecida a la de los actuales Red Bull). Nigel Mansell y Alain Prost ganaron los Mundiales de 1992 y 1993 con aquellos Williams tan superiores al resto.

En 1994, justo cuando Ayrton Senna fichó por Williams, la FIA prohibió todas las ayudas electrónicas, incluido, claro está, el control de tracción. Muchos equipos, sin embargo, se las apañaron para continuar utilizando sistemas de control de tracción encubiertos y, ante tanta violación de la normativa, la FIA volvió a permitirlo en 2001.

Solo en 2008, a raíz de la implantación de la centralita única para todas las escuderías (la famosa ECU que ahora fabrica McLaren para todos) se volvió a prohibir el control de tracción, ya que, teóricamente, la FIA podía comprobar que los equipos cumplían con la normativa mediante esa ECU homogénea. Sin embargo, a lo largo de la historia hemos visto como los equipos siempre van un paso por delante de la FIA y son capaces de ingeniárselas para burlar el reglamento. Red Bull y Newey son especialistas en ello.

PD. El control de tracción explicaría el enorme rendimiento de Sebastian Vettel en muchos circuitos…