Si yo fuera de Podemos

Por Ramón Jáuregui. Europarlamentario.

Si yo fuera de Podemos, haría posible el gobierno PSOE/Ciudadanos absteniéndome y, ocupando así, en exclusiva, la oposición de izquierdas. ¿Qué pierden con ello? Por supuesto, pierden el gobierno que nunca tuvieron y que, en el fondo, tampoco desean porque saben que no estará en sus manos mejorar la vida de la gente en años de vacas flacas.

Lo que ganan por el contrario es colocar al PSOE -su verdadero rival- ante una gobernación dificilísima en un país atravesado por múltiples y muy serios problemas. Un gobierno obligado, de entrada, a negociar con Bruselas una senda de dos años de reducción del déficit después del fiasco del PP del 2015, que ha dejado las cuentas públicas con el 5% del déficit en un año del crecimiento económico del 3%, aumento del empleo y reducción del coste del petróleo y de los intereses de la deuda.

Podemos gana convertirse en el grupo clave de las izquierdas parlamentarias, en una legislatura que, con seguridad, exigirá muchas mayorías en temas muy importantes. Liderar una oposición de izquierdas, disponiendo de la llave de las mayorías, otorga un protagonismo político excepcional, si se sabe utilizar con inteligencia y prudencia. Si yo fuera de Podemos, no perdería esa ocasión. Una ocasión que necesitan para hacer y organizar un partido político en serio.

Aprendiendo de una realidad que desconocen y pasando de la protesta a la propuesta. Pero, a la propuesta seria, contrastada, realista. Resolviendo sus querellas internas con calma y diálogo. Definiendo un modelo territorial que no sea absorbido por sus mareas nacionalistas en la mitad del país. Si yo fuera de Podemos, me tomaría ese tiempo precioso en esa posición política ideal, para ganar quizás mañana.

Pero, además, abortaría así la división interna que se ha instalado en sus bases por un reproche que no es fácil de combatir: ser responsable de que Rajoy y el PP, sigan en la Moncloa hoy y quizás mañana y ser también responsable de que no haya habido un “gobierno del cambio” PSOE-PODEMOS-CIUDADANOS. Si yo fuera de Podemos habría evitado esa tensión interna y ese reproche político que tendrá largo recorrido, facilitando el gobierno a Sánchez y Rivera con mi abstención, en la investidura.

Pero en fin, me temo que estos argumentos llegan tarde para la cúpula de Podemos y, me temo además, que yo no seré de Podemos.

Los políticos Pablo Iglesias, Íñigo Errejón durante el acto " desayuno informativo " de Europa Press en Madrid 11/04/2016 Madrid

Pablo Iglesias e Íñigo Errejón durante el desayuno informativo  de Europa Press en Madrid el 11 de abril. (GTRES)

Los cinco verdaderos problemas de la mujer trabajadora

Por María Ramos, investigadora en la UC3M y editora de Politikon.

Como cada año el 8 de marzo al llegar el Día Internacional de la Mujer se repiten en los medios de comunicación datos diferentes sobre brecha salarial entre hombres y mujeres. En muchos casos se habla de diferencias salariales medias, en otros se ajusta según horas trabajadas y en algunos se intenta afinar para comparar las diferencias trabajos equivalentes. El problema de este baile de cifras es que al final las discusiones se centran en los cálculos y se olvidan de tratar las causas de los problemas a los que se enfrentan las mujeres trabajadoras.

LAS MUJERES GANAN MENOS

Las cifras más recientes procedentes de la Encuesta Anual de Estructura Salarial muestran que en España la diferencia de género en salarios hora (no ajustada a las características individuales) es de 13,6%. Esto quiere decir que en promedio el salario por hora de las mujeres con jornada completa, que fue de 12,9 euros en 2013, es un 13,6% menor que el de los hombres (16,1 euros). La brecha salarial es mayor entre trabajadores de más edad y en trabajos a tiempo parcial.
TABLA

Estos datos, sin embargo, sólo reflejan parte de la realidad de la desigualdad laboral entre hombres y mujeres. Pensemos por un momento lo que sucede dentro de una oficina cualquiera de España: si comparamos el salario medio de las mujeres y el salario medio de los hombres, probablemente veamos que el de ellos es relativamente más alto. En gran medida se debe -y así sucede en muchos casos- a que ellos ocupan más puestos de dirección y mejor pagados. El estereotipo de jefe (hombre) y secretarias (mujeres) refleja lo que sucede en muchos centros de trabajo. Esto puede ocurrir que trabajen en diferentes ocupaciones (jefe o secretaria como en el ejemplo), pero también puede deberse a que tengan distinto nivel educativo, edad, años de experiencia o productividad.

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En defensa de la igualdad real

Por Mariano Rajoy, Presidente del Gobierno

Según la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE), en nuestras universidades estudian más mujeres que hombres y presentan una mayor tasa de éxito: ellas obtienen el 62% de las titulaciones universitarias. Sin embargo, a medida que su carrera profesional avanza, el porcentaje de profesoras, catedráticas y rectoras es proporcionalmente menor, llegando a ser testimonial en los puestos de máxima responsabilidad. El mismo patrón se reproduce en otros ámbitos de la actividad, tanto pública como privada. Las preguntas son claras: ¿por qué, con mayor tasa de éxito académico, no alcanzan las mismas metas que los hombres?; ¿por qué no promocionan igual que sus compañeros?; ¿por qué hay muchas menos mujeres directivas y apenas hay consejeras y presidentas en el seno de las empresas?

a00476609 4555En España el problema no es de índole legal. Nuestra Constitución proclama que mujeres y hombres somos iguales sin que quepa ningún tipo de discriminación, pero todos sabemos que, entre la ley y el día a día de la mayoría de las mujeres, todavía hay un largo trecho que soportan sobre sus espaldas. Y llevar la ley a su cumplimiento efectivo es el camino que debemos recorrer entre todos para combatir la desigualdad. Nos lo recuerdan esas mujeres que son la columna vertebral de sus familias y que no terminan su jornada cuando salen del trabajo. Mujeres tal vez relegadas en su promoción profesional, que se quedan a mitad del camino de sus expectativas vitales y profesionales o que, en igualdad de condiciones, lo tienen más difícil porque incluso en sociedades desarrolladas como la nuestra, hay resistencias al cambio. Y, por supuesto, es obligado mencionar muy particularmente un drama que a todos nos afecta: el de las mujeres que viven el infierno de los malos tratos, la expresión más vil e injusta de la desigualdad. Este 8 de marzo, por tanto, es necesario recordar que queda aún un largo trecho para alcanzar la igualdad real. Y que tan importantes son las políticas públicas como el compromiso de todos.

Con el objetivo de acelerar la efectividad de las políticas de igualdad, el Gobierno ha trabajado estos años en torno a tres grandes prioridades: el empleo, las políticas de conciliación y corresponsabilidad y la lucha contra la violencia de género. Estas prioridades quedaron identificadas en el Plan Estratégico de Igualdad de Oportunidades 2014-2016, el más ambicioso aprobado hasta la fecha, en el que 7 de cada 10 euros se destinan a empleo y conciliación. No en vano, ya fue un Gobierno del PP el que aprobó la primera ley para promover la conciliación de la vida familiar y laboral de las personas trabajadoras. Fruto de dicha estrategia, se han producido avances, muchos de ellos con el objetivo de incrementar la flexibilidad en el empleo, lo que se traduce en mayores facilidades para conciliar. Se ha regulado el teletrabajo por primera vez en España, otro importante paso en favor de la conciliación, y también hemos ampliado el derecho a la reducción de jornada para el cuidado de menores. Igualmente, hemos modernizado la negociación colectiva para que se tengan en cuenta los derechos de conciliación. Hoy, cualquiera de los dos progenitores puede ya ejercer el permiso de lactancia y pactar la forma de hacerlo. Y se ha introducido una ayuda para los autónomos que necesiten reducir su jornada por cuidado de hijos, entre otras situaciones familiares.

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Un buen acuerdo para España

Por Albert Rivera
Presidente de Ciudadanos

El pasado miércoles tuve el honor y el privilegio de poder subir a la tribuna del Congreso de los Diputados a explicar el acuerdo que hemos alcanzado Ciudadanos y PSOE. Es un buen acuerdo para España, ya que contiene doscientas medidas necesarias para reformar nuestro país y situarnos a la vanguardia de Europa.

Es un acuerdo ambicioso cuya principal virtud es recoger en un documento de Gobierno lo que hace pocos meses eran anhelos y reivindicaciones de la sociedad española. Un acuerdo comprometido con la regeneración política y la lucha contra la corrupción, que contiene un plan de emergencia social dotado con 7.000 millones de euros para ayudar a familias sin ingresos que lo están pasando mal, y a millones de trabajadores que no llegan a final de mes, que se compromete a no subir los impuestos a la clase media y trabajadora, que establece un nuevo marco de lucha contra el paro y contra la precariedad laboral, que apuesta por un nuevo modelo económico basado en la Innovación y el Desarrollo y que impulsará por primera vez un gran pacto nacional de Educación, entre otras muchas medidas.

Este acuerdo, además, se ha cerrado en un momento en el que algunas fuerzas políticas parecen haberse instalado en el «cuanto peor, mejor». No solo es positivo que tengamos un acuerdo, sino, sobre todo, que dos fuerzas políticas nos hemos puesto a trabajar desde el primer día en que fuimos elegidos por los ciudadanos. No todos los líderes pueden decir lo mismo. Ya que Rajoy y Pablo Iglesias no quieren sumarse a este acuerdo reformista y de progreso, les pido que al menos no bloqueen la Legislatura y permitan un Gobierno que pueda llevarlo a cabo.

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Las petroleras se quedan 600 millones del consumidor

Elisa Fernandino de Lera, economista.

La buena noticia: los carburantes bajaron en 2015 de media más de un 10% respecto a 2014 y los consumidores se ahorraron la friolera de unos 4.400 millones de euros, que es tanto como el presupuesto que dedica la Comunidad de Madrid a la partida de Educación. La mala noticia: la bajada no fue completa.

La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) acaba de publicar un informe que dice que los márgenes de las petroleras fueron en 2015 un 3% superiores a los del año anterior, y que estas aprovecharon los meses de diciembre, julio y agosto para subirlos nuevamente. Estas fechas coinciden con los periodos vacacionales, y son las fechas preferidas por las petroleras para marcar márgenes máximos del año, sobre todo si en los mercados internacionales los precios están bajando.

Y es que las petroleras utilizan la “ilusión monetaria” de los consumidores en las épocas en los que los precios de los carburantes caen en los mercados de forma tan intensa como la que ha acontecido en el año 2015. El usuario no percibe toda la bajada del carburante, pero se queda tan contento porque pagó menos que en el anterior repostaje. De esta forma, en lugar de exprimir completamente la bajada del coste energético, como hacen los franceses, las petroleras españolas se quedan con una parte de la bajada de los precios y se embolsan la diferencia, en torno a 600 millones de euros. El consumidor ni se entera.

Pero no todo está perdido. Por suerte nos quedan las gasolineras independientes, que un año más se revelan como las más baratas y competitivas. En diciembre pasado, las gasolineras de los híper y marcas blancas fueron en torno a 6 céntimos de euros más baratas que las grandes petroleras tradicionales. El informe también le recuerda al consumidor que repostar en las autopistas es más caro que hacerlo en carretera y que Navarra y Huesca son las provincias con precios inferiores.

Para terminar: el consumo vuelve a los niveles de 2012. Si la demanda de carburantes está ligada al crecimiento económico, podemos decir que sí, que España crece, crece como el margen de las petroleras.

Foto: GTRES.

Foto: GTRES.

La volatilidad del precio del petróleo refuerza la opción renovable

mabel

Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables

Como mencionó en 1973 Ahmed Zaki Yamani, Ministro del Petróleo de Arabia Saudita, “la edad de las piedras terminó antes de que se acabaran las piedras y la edad del petróleo se terminará antes que se acabe el petróleo”. Hoy el final de la era del petróleo está marcado por la existencia de tecnologías de aprovechamiento de fuentes de energía renovables, que ya compiten económicamente con los combustibles fósiles.

La necesidad de descarbonizar la economía, como principio básico para aliviar el problema del cambio climático y como elemento necesario para disponer de una economía eficiente y no dependiente como la actual, se basa fundamentalmente en apostar por las energías renovables y por la eficiencia energética. Asignaturas en las que España ha perdido el tren en la última legislatura.

La caída del precio del barril de petróleo está suponiendo un alivio para la balanza comercial de España en la que las importaciones de crudo han llegado a suponer, a finales del 2013, momento en el que alcanzó el valor máximo, más de un 4% del PIB, o lo que es lo mismo 45.000 M€/año.

Las causas de este déficit comercial no solo hay que buscarlas en el precio del petróleo, sobre el que nada podemos influir, sino sobre todo en la dependencia energética de nuestro país. España importa el 80% de la energía que consume con un diferencial con respecto a la media de los países de la Unión Europea de 20 puntos, lo que debilita nuestra competitividad.

Disponer de un transitorio temporal de precios bajos del petróleo es una oportunidad para poner en marcha un cambio en el modelo energético actual hacia otro no dependiente de los combustibles fósiles, destinando parte de los recursos ahorrados en iniciar un proceso de adaptación hacia una economía eficiente y medioambientalmente sostenible.

España debe poner en marcha de forma decidida una política fiscal que permita incentivar lo que se quiere apoyar y desincentivar lo que se quiere frenar. La realidad actual es más bien al contrario: tenemos los precios de la electricidad más caros de Europa y los precios de los combustibles más baratos, principalmente por tener tipos impositivos inferiores en gasolinas y gasóleos. Esto supone perder las ventajas que una señal de precio adecuada da sobre la evolución del consumo.

Nuestro país debe centrar su apuesta energética en explotar el potencial energético que tiene de fuentes de energía renovables y no seguir apostando por una economía dependiente de los combustibles fósiles, vengan de donde vengan.

Los intentos, afortunadamente fallidos, tanto por la presión popular como por la inviabilidad económica, de las prospecciones de petróleo en Canarias y de la apuesta velada del gobierno actual por el fracking, debe hacernos comprender que mantener esta línea nos enmarca dentro de una economía sin capacidad de proyección de futuro.

Apostar por prospecciones de petróleo, por el fracking o por la construcción de más refinerías es una hipoteca para el futuro que nos ancla en el mantenimiento de un modelo energético no deseado y no sostenible.

Por otro lado, nunca debemos olvidar que la energía es un bien básico y un derecho ineludible para todas las personas y que es necesario evitar evaluar las distintas alternativas solo por la capacidad que tienen de generación de negocio.

Debemos explorar los recursos petrolíferos de nuestras cuencas

francisco

Francisco de la Peña Fernández-Garnelo – Presidente de ACIEP (Asociación Española de Compañías de Investigación, Exploración y Producción de Hidrocarburos)

Desde junio de 2014 en el mercado internacional los precios del petróleo han caído más de un 60%. Mientras durante la década previa la media de precios estuvo en los 100 dólares el barril, a fecha de hoy los precios están en torno a los 30 dólares el barril.

¿Y esto qué ha significado para España, un país que importa el 99% del gas y del petróleo que consume? Las implicaciones inmediatas han sido dos: por un lado, los precios de los combustibles se han reducido significativamente en torno a un 20-30%, lo que está beneficiando directamente a los consumidores españoles que tienen más dinero en el bolsillo a fin de mes. Por otro lado, la mejora de la economía se ha consolidado ya que por cada caída del 10% en los precios del petróleo, el producto interior bruto ha crecido entre el 0,1% y el 0,15%.

Pero no se puede olvidar que los mercados del gas y el petróleo siempre han estado sujetos a ciclos, con alzas y bajas. Actualmente estamos en la baja del ciclo pero no sabemos por cuánto tiempo. En cambio, lo que sí sabemos a ciencia cierta es que casi dos tercios de la energía que consumimos diariamente en España provienen del petróleo y del gas, de los cuales casi su totalidad se importan del exterior. Y es precisamente por esta dependencia energética que España tiene que sus ciudadanos deben entender las causas y efectos de este cambio vertiginoso de los precios, del que mucho se ha venido hablado en los últimos meses.

Si bien el asunto es complejo, no deja de tratarse de una falta de equilibrio económico entre oferta y demanda. Por un lado, hay sobre-oferta debido (i) al exitoso desarrollo del sector de esquisto (no convencional) en Estados Unidos, con una producción diaria de cerca de 2,5 millones de barriles de petróleo, (ii) al incremento de la producción diaria en Libia, tras el fin de la intervención militar en 2011, y finalmente (iii) al mantenimiento de los niveles de producción de los países miembros de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El previsible incremento de ventas de petróleo y gas por Irán tras el reciente desmantelamiento de gran parte de su programa nuclear y el correspondiente levantamiento de las sanciones internacionales tendrán sin duda sus efectos. Por otro lado, la demanda se ha reducido notablemente como consecuencia de la desaceleración de las economías asiáticas, especialmente China, y el casi inexistente crecimiento de las economías de Estados Unidos y de la mayoría de las economías de los miembros de la Unión Europea. Con independencia de este desequilibrio, el asunto tiene un componente político importante. Los países miembros de la OPEP y muy especialmente Arabia Saudí, con el beneplácito de Estados Unidos, al mantener intactos sus niveles de producción, han presionado a Irán para limitar su programa nuclear y a Rusia para cambiar su política en Siria. Ciertamente, en los 80 la bajada de precios del petróleo ayudó a propiciar la caída de la Unión Soviética.

Las consecuencias de este cambio son enormes. Al depender en gran medida de las exportaciones del petróleo y gas, los ingresos de los países miembros de la OPEP se han reducido substancialmente y consecuentemente sus niveles de endeudamiento se han incrementado a pasos agigantados. Si bien es cierto que todos van a perder, los precios bajos van a afectar más a unos países (Venezuela, Nigeria, Algeria, etc) que otros (Arabia Saudí, Rusia, Irak, etc). Por ejemplo, Nigeria, en donde el 70% de los ingresos estatales proceden del sector, se ha visto obligada a buscar ingresos de fuentes alternativas como la agricultura o la electricidad. A las sanciones impuestas a Rusia y al debilitamiento del rublo, se suma el desequilibro económico, que ha afectado aún más una economía que alcanza niveles de inflación del 9%. Indirectamente, este equilibrio económico está dañando el sector no convencional al no ser viables comercialmente muchos de sus proyectos si los precios están por debajo de los 75 dólares.

España debe reducir esa dependencia energética del exterior. Para ello es esencial explorar los recursos locales con los que sus cuencas cuentan y potenciar una explotación de los mismos, siempre respetuosa con el medio ambiente. ¿Pero es que acaso contamos con recursos propios? Pues los estudios preliminares indican que sí, y con muchos. Por ejemplo, el estudio realizado por la consultora de geólogos y geofísicos Gessal en el año 2013 concluyó que nuestras cuencas pueden albergar unos recursos prospectivos de unos 2.500 billones de metros cúbicos de gas y más de 2,000 millones de barriles de petróleo. En términos de gas, esta cantidad sería equivalente al consumo en España durante unos 70 años (90 años con los precios actuales). En términos de petróleo, la cantidad representaría el 20% del consumo total de petróleo en España durante 20 años. Tras la entrada en vigor del nuevo régimen fiscal aplicable al petróleo y al gas en 2015, la explotación de estos recursos podría reportar decenas de millones de euros por cada operación, sin dejar de mencionar la oportunidad que la actividad supone para el empleo: un estudio de Deloitte del 2014 estimó que la actividad podría generar hasta 260.000 empleos en el año más intenso, de los cuales, 220.000 serían empleo indirecto, en sectores como la construcción, la industria o los servicios. La mejor manera de asegurarnos el suministro a precios bajos es explotando nuestros recursos propios y potenciando la energía local.

La urgencia del planeta

MS

Por Mariano Sidrach,
catedrático de la Universidad de Málaga
y patrono de la Fundación Renovables.

Han pasado las elecciones generales. El resultado que han arrojado estos comicios certifica el fin del bipartidismo y lo que es mucho más importante, el fin de las mayorías absolutas. Debemos felicitarnos por ello, se abre un nuevo camino en la política española, donde el pacto y la negociación deberán convertirse en práctica diaria de la actividad política.

¿Estamos preparados para esta tarea? Espero que los partidos políticos sepan a estar a la altura. No nos quedará más remedio que suplir nuestras históricas carencias de cultura democrática y de consensos, con mucha paciencia, mucho sentido común y mucho realismo, anteponiendo siempre el interés general al particular de cada partido.

Sin embargo, los antecedentes no invitan al optimismo. En el parlamento de Andalucía fue difícil arrancar esta legislatura y en Cataluña, aún no tienen presidente de la Generalitat.

Dentro de los muchos problemas que de forma urgente hay que abordar en esta legislatura y que necesitan de un amplio consenso, el tema energético me parece de importancia capital.

La energía, cómo se genera y cómo se consume, tiene un impacto social, económico y medioambiental debido a su presencia en el desarrollo de todas las actividades humanas. En España mantenemos un sistema energético caro, injusto e insolidario, debemos importar gran parte de la energía que consumimos y además producimos graves efectos sobre el medioambiente.

Un sistema que contempla la energía como un artículo de mercado más y no como un bien de primera necesidad, cuyo uso y disfrute es un derecho fundamental de la ciudadanía. Este modelo provoca, además, injustica social, con millones de personas en situación de pobreza energética.

Dos problemas son especialmente urgentes: la descarbonización de las ciudades para conseguir reducir las emisiones de efecto invernadero y la reestructuración del sector eléctrico, donde se conozcan los precios reales de generación de las diferentes tecnologías, con una estructura tarifaría más justa, donde la equidad social y la solidaridad queden garantizadas y donde la generación distribuida por medio de energías renovables deje de ser un derecho más hurtado a la ciudadanía por medio de leyes injustas. Defendamos nuestro derecho al Sol.

La reciente cumbre del Clima de París, donde todos los gobiernos del mundo han sido capaces de ponerse de acuerdo, nos habla de la urgencia de actuar para parar el cambio climático. Actuaciones que debemos poner marcha desde todos los ámbitos políticos, central, autonómico y municipal, mediante una visión global del problema y una importante implicación de la ciudadanía.

Hay suficientes razones objetivas para cambiar de forma urgente nuestro actual modelo energético y transitar hacia una sociedad donde la energía sea considerada un derecho y un bien social, donde la eficiencia energética y el uso de las energías renovables sean los principales ejes de una nueva visión de la energía. Es urgente transformar nuestro sistema energético y avanzar hacia un modelo en el que las necesidades energéticas se cubran principalmente con electricidad procedente de fuentes renovables que no contaminan ni en origen ni en consumo y que, además, han demostrado madurez tecnológica, eficiencia y competitividad.

Lo tenemos que hacer con urgencia. La salud de nuestra gente, de nuestras ciudades y de nuestro planeta no entiende de pactos electorales. Hay cosas en las que todos deberíamos de estar de acuerdo.

(AMIGOS DE LA TIERRA) La geolocalización de activistas de Amigos de la Tierra crea el mensaje "Climate Justice Peace" sobre las calles de París.

La geolocalización de activistas de Amigos de la Tierra crea el mensaje «Climate Justice Peace» sobre las calles de París. (AMIGOS DE LA TIERRA)

La energía: ¿un negocio o un bien de primera necesidad?

mabel

Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables

El pasado domingo en el programa Salvados de La Sexta sobre la pobreza energética estuvieron presentes los dos últimos ministros competentes en energía que hemos tenido, Miguel Sebastián, por el Partido Socialista, 2008-2011, y José Manuel Soria por el Partido Popular, 2011-2015.

A pesar de la en teoría diferencia ideológica entre ambos, quedó patente que para los dos la energía solo tiene un criterio económico y que el problema de la pobreza energética no existe y si existe ya han cumplido con el bono social, posibilidad de acogerse por una serie de colectivos a un descuento del 25% de la factura de electricidad, idea perversa que reguló el ministro Sebastián y que ha mantenido y defendido el ministro Soria.

La idea es perversa porque no cubre las necesidades, el que no tiene 100 tampoco tiene 75, y sobre todo porque los que se pueden acoger no son los que mayoritariamente lo necesitan al no incorporar criterios de renta en la aplicación de las ayudas, situación en la que existía un compromiso desde el verano de 2014 por parte del gobierno actual.
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La conversación, distendida con el ministro Sebastián, que teóricamente iba para demostrar su sensibilidad por estos temas, se tornó extrañeza cuando, manteniendo el criterio economicista que caracteriza a un liberal de un gobierno socialista, comentaba que la iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona de crear un operador eléctrico propio según su criterio solo permitía ahorrar 0,5€/MWh, que es en teoría el margen de la comercialización de energía que obtendría según las actuales reglas del mercado. Vamos, un pequeño botín para alguien que está acostumbrado, como dijo, a ver los grandes beneficios del Sistema Eléctrico.

La posición contraria de los Ministros Sebastián y Soria se manifestó cuando la Alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, planteó su iniciativa de crear un operador eléctrico propiedad del ayuntamiento. Ambos ministros mostraron su oposición a la misma por la invasión de competencias del ayuntamiento con respecto al gobierno central, cuando en realidad tendría que entenderse que el Ayuntamiento decide llevar a cabo la iniciativa como consecuencia de la dejación de funciones y de la obligación de cubrir las necesidades energéticas básicas de los ciudadanos, cosa que hasta ahora los últimos gobiernos de España no han hecho.

La idea del Ayuntamiento de Barcelona hay que entenderla bajo la consideración de que la energía es un bien de primera necesidad, tan primordial como puede ser la sanidad o la educación… y que por tanto las inversiones y activos de generación de energía eléctrica del Ayuntamiento tienen como motivación principal cubrir un servicio que la Administración Central no ha querido regular para que se cubra.

Cuando los responsables de energía, como vimos el pasado domingo, independientemente de la ideología y de forma continuada, adoptan criterios economicistas defendiendo a quien se defiende solo y no a los ciudadanos que les capacitaron para desempeñar sus cargos, tenemos un grave problema que no es otro que el incumplimiento del mandato que recibieron acompañado de falta de transparencia y de justicia social en el desarrollo de sus funciones.

Créanme, la falta de conocimientos o la falta de capacidad puede llegar a ser solventable. Lo que no lo es es la falta de sensibilidad y de solidaridad.

GTRES

GTRES

En París nos jugamos mucho y el 20-D nosotros decidimos

mabel

Fernando Ferrando – Vicepresidente de la Fundación Renovables

  • En España producimos el 28% de la energía que consumimos, 20 puntos menos que la media de la Unión Europea y con una dependencia del petróleo y el gas natural del 63%.
  • El 75% de nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero proceden del consumo de energía.
  • En los últimos 4 años hemos gastado una media de 43.000 millones de euros al año lo que ha supuesto que un 4% de nuestro producto interior bruto se destine a la compra de combustibles ineficientes y contaminantes.
  • Desde 1990 hemos incrementado un 20% las emisiones frente a una reducción del 15% en la Unión Europea.

Impresionante ¿verdad?

La cuestión no es cómo hemos llegado a tener estas cifras, sino cómo hemos podido mantener un modelo económico y energético tan poco racional que nos ha convertido en un país dependiente, poco respetuoso con el medioambiente y económicamente ineficiente.

9820-944-550Desde todos los organismos internaciones se ha mantenido que la única posibilidad de poder diseñar un futuro más sostenible es a partir de una apuesta decidida por el ahorro, la eficiencia energética y las energías renovables.

Podríamos mostrar nuestra satisfacción por el hecho de que España mantuvo en el pasado un liderazgo tecnológico e industrial claro a nivel mundial que debería permitirnos avanzar con paso firme hacia un futuro con menor dependencia, más limpio y más competitivo, si no fuera porque en estos últimos 4 años se ha llevado a cabo una política energética más preocupada por mantener el sector energético tradicional que por la adaptación al futuro de nuestro modelo productivo.

En la legislatura a punto de terminar se decidió que las energías renovables y la eficiencia energética, en contra de la opinión de todo el mundo, no solo no eran la solución, sino que eran el problema. De hecho, si damos un ligero repaso a la política energética llevada a cabo, podemos encontrar la respuesta al por qué tenemos un panorama tan deprimente:

  • Por decisión política se ha producido una moratoria real para no instalar más energías renovables. Es verdad, hemos crecido en aportación relativa, como dice el Gobierno, pero este incremento se ha debido a que la demanda de energía, por causa de la crisis económica, se ha situado en niveles de hace 10 años.
  • Se ha perdido, mediante un cambio legislativo, la seguridad jurídica de todos los que en el pasado invirtieron en renovables alterando de forma clara la credibilidad y la confianza de España. Hoy en día somos el país con mayor número de demandas de arbitraje en tribunales internacionales.
  • Se ha elaborado una regulación que hace inviable generar energía eléctrica en el lugar de consumo, medida reconocida para fomentar una cultura energética responsable y participativa por parte de los consumidores.
  • Disponemos de los combustibles más baratos de la Union Europea, por menor presión fiscal, lo que impulsa su consumo, y de la electricidad más cara. Fomentar el consumo de electricidad debe ser la línea de futuro ya que no contamina cuando se consume, es más eficiente que el uso de combustibles y puede ser generada por energías renovables.
  • Nos opusimos a la Directiva de Eficiencia de la Unión Europea y tras su transposición al ordenamiento jurídico español ha sido poco comprometida.
El 10% de los hogares españoles sufre pobreza energética, el triple que antes de la crisis.

El 10% de los hogares españoles sufre pobreza energética, el triple que antes de la crisis.

Y todavía más preocupante es que en los últimos años ha ido incrementándose de forma dolorosa e inasumible la aparición y crecimiento de la pobreza energética, que por insuficiencia de ingresos, por altos costes de la energía o por deficiencias en la construcción de las viviendas, ha supuesto que haya más de 4 millones de hogares en España que no logran mantener condiciones mínimas de confort térmico. Esta situación ha sido tratada en la mayoría de los países de nuestro entorno mediante el desarrollo de marcos legales que protegen a los más desfavorecidos considerando a la energía como un bien básico. Por el contrario, en España solo nos hemos limitado a negar el problema.

Este empeño en cambiar el marco de seguridad jurídica ha llevado a la ruina a muchos particulares que, confiando en dicho marco, invirtieron sus ahorros en plantas fotovoltaicas sin que hayan recibido el más mínimo apoyo por parte de la administración.

Paradójicamente nos encontramos que el efecto de la pérdida de seguridad jurídica en algunas empresas de primera línea, cuya supervivencia está en entredicho, empiezan a encontrar propuestas de salvamento que acabaremos pagando todos los españoles y supondrán mayor cuantía que la que en su día se dijo que nos ahorramos. Es decir, corremos el riesgo de socializar las pérdidas una vez que ya se privatizaron los beneficios.

En París nos jugamos el futuro pero nuestra respuesta como país y nuestra capacidad de actuar se decide el próximo 20 de diciembre en unas elecciones que deben servir para subvertir el modelo energético actual y convertirlo, de una vez por todas, en el verdadero motor de una economía sostenible que genere valor y empleo.