Europa inquieta Europa inquieta

Bienvenidos a lo que Kurt Tucholsky llamaba el manicomio multicolor.

Entradas etiquetadas como ‘Comisión Europea’

Frans Timmermans, el ‘eurorrealista’ encargado de poner a dieta a la UE

Con la Comisión Europea ya trabajando a toda máquina ha llegado el momento de presentaros un perfil de cada uno de sus integrantes… todo sea por dar a conocer a quienes pilotarán el destino ejecutivo de la UE los próximos cinco años. Al jefe Juncker lo conocéis bien, apareció por aquí durante la campaña electoral de mayo y hace poco también por su protagonismo en el escándalo de LuxLeaks. También Cañete es un viejo conocido.

Pero el nombre y el rostro del resto de comisarios, para los que no estáis muy puestos en Europa, se pierden en la memoria, si alguna vez la hubo. Por curiosidad y porque identificar a quien te gobierna es una obligación para todo buen ciudadano (nosotros también tenemos obligaciones), os voy a ir presentando a aquellos comisarios que más poder tendrán y aquellos que, por alguna vicisitud de su biografía, resultan especiales.

Timmermans, en la imagen oficial de la CE.

Timmermans, en la imagen oficial de la CE.

Empezaré con el segundo de abordo de Juncker, el socialdemócrata holandés Frans Timmermans. Vicepresidente primero y encargado de velar por los principios de subsidiaridad y proporcionalidad (esto es: por la maquinaria que hace que todo funcione con la máxima precisión), valedor de la transparencia en la toma de decisiones (ahí lo tiene un poco más complicado) y responsable de que las proposiciones de la CE se atengan a los Derechos Fundamentales (casi nada).

Algunos en Bruselas ya le han colgado el sambenito de ‘Doctor no’ porque una de sus tareas fundamentales será la de adelgazar la UE, reduciendo la legislación, homogeneizándola y eliminando las aristas superfluas. Un trabajo ingente que dada la intrincada maquinaria bruselense se me antoja una labor titánica. Un trabajo de Sísifo que solo un europeísta podría hacer. Y él lo es y mucho. Un socialista holandés políglota y con hondas raíces continentales.

Timmermans tuvo una vida política antes de ser comisario. Fue ministro de Exteriores en su país. El encargado de gestionar la crisis que sucedió al derribo del avión malayo en Ucrania, que causó una extraordinaria conmoción  en la familiar y tupida sociedad holandesa este verano.

Popular, omnipresente, diplomático antes que político (vivió in situ el golpe de Estado en Rusia en 1992) y apasionado columnista proeuropeo, cuenta EUobserver que 2005 fue el año vital de su carrera. Aquel año su país, Holanda, dijo ‘no’ a la Constitución Europea. Una negativa que le sumió en el desconcierto, del que resucitó convertido en ‘eurorrealista’. Antiguos colegas de partido le describen como alguien encantado de haberse conocido, egoísta y vehemente. Quizá no sean malas cualidades para su puesto.

 

El legado de Barroso y la alargada sombra de Jacques Delors

Jose Manuel Durao Barroso ya es, junto con Jacques Delors, el presidente que más tiempo ha permanecido al frente de la Comisión Europea. Diez años, dos legislaturas. El tercero en discordia fue Walter Hallstein, de quien hace unos meses os hablé a propósito de su libro La Europa inacabada, y que además fue el primero de todos.

No sé cómo tratará la Historia a Barroso. A Delors le ha ido bastante bien. Barroso, con una presidencia tanto o más agitada que la del socialista francés, quizá lo tenga más complicado para ser recordado con amabilidad. Los años de presidencia de Delors fueron años triunfales para Europa. El fin de la guerra fría, la unificación alemana, Maastricht. Una década donde el sentimiento europeísta ganó fuerza en todo el continente.

Barroso, durante una rueda de prensa de la CE (foto: EFE)

Barroso, durante una rueda de prensa de la CE (foto: EFE)

En cambio, la comisión Barroso, que acaba de decir adiós a Bruselas, ha lidiado con tantos frentes, y tan diversos, que la imagen que queda de ella –y que tiene no poco de injusta– es la de un organismo superado por la magnitud de la crisis, a merced de los gobiernos nacionales y obsesionada por la austeridad. Europa ha salvado estos años varios matchball. El primero fue, a comienzos de la primera legislatura del político portugués, el fracaso de la Constitución. El segundo, la salvación del euro (y por lo tanto del proyecto europeo).

Delors navegó en su día con el viento a favor. No tenía que preocuparse por rescatar nada, sino por crear, diseñar, avanzar en lo ya existente (la unión monetaria, sin ir más lejos). En cambio Barroso ha tenido la suerte (mala) de tener que, siguiendo con las metáforas deportivas, emplearse en despejar balones, en evitar la destrucción de lo que había, en contener la sangría… Y así es muy difícil contentar a nadie. La zona euro no se ha roto, y para algunos, retrospectivamente, lo natural era que no se rompiese.

La CE ha sido, durante estos años de crisis, la institución peor valorada por los ciudadanos. La que peor prensa ha tenido (aunque también, en parte, injustamente). Barroso es para muchos el paradigma de político gris y calculador, burocratizado. Quizá el problema reside en que Barroso, aun siendo el presidente de un organismo ejecutivo, ha sido visto más como un escrupuloso gestor (para algunos un vocero) que como un político. Hacía políticas, pero no política.

Si además resulta que Delors gozaba de carisma y de cierto halo grandeza (el desprestigio de y hacia los políticos no era entonces la norma: tampoco en Europa), la comparación con Barroso resulta bastante cruel. Barroso, un estudiante brillante durante su juventud, formado ideológicamente en el maoísmo, ha sido paradójicamente el conductor tecnocrático de rescates financieros, planes de ayuda y supervisiones bancarias. Un papel muy poco amable, más aún en la agriada era del euroescepticismo.

La ‘prueba del 9’ para Miguel Arias Cañete

Miguel Arias Cañete está a punto de ser comisario europeo. No el comisario que exactamente él hubiera querido ser, pero conocidos ya los nombres reunidos por Jean-Claude Juncker el reparto de vicepresidencias no ha sido muy beneficioso para los países del sur podrían darse por satisfechos. Aún así, el peso en cargos de España en las instituciones es cada vez menor según se suceden las legislaturas.

Cañete, presumiblemente, se encargará de una cartera menor, pero que acumulará mucho trabajo durante los próximos años. Buena parte del contencioso de la UE con Rusia se dirime en afrentas económicas. Dentro de estas, los asuntos energéticos, claves para una parte de los Estados del Este y para las propias exportaciones rusas, son la estrella.

nuevacomision2

Esquema de los pasos que faltan para que eche a rodar la nueva Comisión (IMAGEN: Parlamento Europeo). Hacer clic para ampliar.

Pero antes, Cañete tiene que pasar un examen en el Parlamento Europeo, que en última instancia puede forzar al presidente de la Comisión a retirar a su candidato y proponer en su lugar a otro. Ha pasado ya alguna vez, aunque no es frecuente. Sucedió con aquel conservador italiano, Buttiglione, que tanto debate ¡europeo! levantó hace una década por sus declaraciones homófobas, y según una nota que me pasa la oficina del PE, con algún otro comisario más, lo que desconocía.

La cuestión es que sobre Cañete, que es un erudito de lo suyo más allá de la despiadada caricatura periodística, penden asuntos incómodos. Uno, sus resortes machistas durante la pasada campaña de las Europeas; otro de mayor calado políticosus vínculos con el sector privado, y en concreto su participación como accionista en la petrolera Dúcar. Los fastidiosos ‘conflictos de intereses’ que ya rozaron sin derribarle a Joaquín Almunia.

Retos y recomendaciones

Por esto, la comparecencia de Cañete en el PE, prevista para final de este mes, no será un sencillo trámite simbólico. Será interpelado por la comisión correspondiente del PE, la de Medio Ambiente, y tendrá que responder a preguntas sobre sus futuras responsabilidades. Por cierto, que el think tank Bruegel no ha tardado mucho en señalarle los deberes a Cañete. Os hago un breve resumen de lo que según Georg Zachmann le esperará, presumiblemente, durante los próximos cinco años.

Por un lado, los retos. Promover las «herramientas que mejoran el esfuerzo descarbonizador» del sector energético así como manejar las «divergencias en las actitudes de los estados miembros». En este sentido, Cañete tendrá que consensuar las políticas de los países del Este, cuya prioridad siguen siendo las energías más contaminantes, pero que les permite mantener la competitividad, y otros países, como Alemania, que prefieren seguir profundizando en las energías alternativas, pese a su coste.

Por otro lado, las recomendaciones, que pasan por combatir el cambio climático en todo el mundo (Europa como abanderada de las nuevas energías), «mejorar las tecnologías bajas en emisión de carbono» y, quizá lo más importante, «consensuar una posición común» de cara a la Cumbre sobre el Cambio Climático que se celebrará en 2015 en París.

Actualización: Este jueves eldiario.es ha publicado un documento con la declaración de bienes que Cañete ha presentado para su cargo europeo. En este documento el exministro de Agricultura admite tener una participación del 2,5% en Ducar S.L. y Petrologis Canarias S.L, dos petrolíferas. Aquí la declaración de ingresos completa.

 

Europa salva un ‘match point’ simbólico

La decisión del Consejo Europeo de proponer a Jean-Claude Juncker para presidir la Comisión Europea, lo que prácticamente es seguro que acabe haciendo, pues solo falta la ratificación del PE, donde los grupos mayoritarios son favorables al conservador luxemburgués, no es una decisión más. Es una decisión trascendental para la UE desde el punto de vista del simbolismo y también del normal funcionamiento institucional de la Unión.

Si la UE quería ser concebida algún día como un ente político de verdad democrático, necesitaba una decisión como la que los primeros ministros de los Estados miembros han tomado hoy (salvo el deshonesto ‘no’ del británico David Cameron y el húngaro Viktor Orban, el resto de socios comunitarios han votado ‘sí’, en la primera votación de este tipo que se celebra).

Juncker con Merkel (EFE)

Juncker con Merkel

Según el consenso no formalizado en ningún tratado que se había oficializado meses antes, los candidatos a nivel europeo de cada grupo político (socialdemócratas, conservadores, verdes, etc.) lucharían por la presidencia de la CE, y el candidato del partido que ganara las elecciones sería la primera opción para, en efecto, presidir la CE. El Partido Popular Europeo venció en los comicios de mayo, por lo que Juncker cabeza de lista de los conservadores debía ser el elegido.

Debía ser. Pero durante este último mes, las informaciones sobre posibles candidatos alternativos para dicho cargo, hicieron temer a muchos entre ellos yo mismo que finalmente los Estados no cumplieran con lo prometido, y sacrificaran los intereses comunes las preferencias de los ciudadanos y la credibilidad de cara a la opinión pública a los deseos particulares.

Yo no voté al partido que proponía a Juncker como candidato. Los que leéis el blog supongo que lo sabréis, pero veía con algo de terror que finalmente no fuera elegido presidente de la CE. Hubiera sido un tiro en el pie demasiado doloroso para los que defienden que Europa debe tender hacia la democratización de sus estructuras… aunque sea mediante actos sui géneris como este.

 

¡Europa, otra vez en segundo plano! Del muy efímero interés por ‘la cosa europea’

La preocupación por eso que llaman ‘la actualidad’ atiende a ciclos caprichosos, inescrutables, dolorosos. Lo importante no es siempre lo último, para mí braudeliano nunca lo es. Pero ahí está, la montaña rusa del periodismo, con esa agenda caprichosa que no siempre, o mejor, casi nunca responde a parámetros razonados… y menos aún razonables. Así, la resaca del interés de las elecciones europeas de mayo se despeña por este gráfico de Google Trends apenas un mes después (ver gráfica).

Las noticias sobre la UE vuelven a su madriguera, al fondo de saco de las webs noticiosas o a los breves de los periódicos todavía de papel. Está el tema, importantísimo, de quién será el próximo presidente de la Comisión, en el que la Unión se juega una buena tajada de su credibilidad política. Pero es un asunto de alta política (o baja, depende), sustituido por la urgencia de la proclamación real y la muy posible decepción mundialista. Están muchos otros temas (entre ellos las cuitas en ALDE, con la incorporación de UPyD y C’s), pero pese a esto… ¡otra vez la UE en un segundo, tercero o cuarto plano!

Lo digo entre exclamaciones porque considero que es algo bueno. Europa no está preparada para la sobreexposición mediática: la discreción es su virtud. Su naturaleza, al menos la realmente existente hoy, sigue siendo tan embrionaria que la opinión pública se muestra reacia a introducir el ‘debate europeo’ en su horizonte. Lo que queda hoy, casi un mes después de los comicios, son los rescoldos y la vuelta a las informaciones plúmbeas, frías y recubiertas de una capa de tecnicidad. Es decir, al feliz y provechoso debate sin urgencias ni superficialidades. Espero tener tiempo, ahora que llega el verano y todo languidece, para volver a los temas atemporales, ojalá que alguno, aunque sea una línea, intemporales.


 


 

NB: No suelo estar muy pendiente de las visitas que va teniendo el blog. Afortunadamente, 20minutos.es no me exige un número imprudente de visitas para un blog tan minoritario y, en ocasiones, tan críptico y caprichoso. Pero el otro día pregunté a mi compañero Adrián, que se encarga de medir estas y otras muchas variables, cómo fue la cosa durante el mes de mayo. No fue el mejor mes, curiosamente. Y tampoco, curiosamente, los post más vistos fueron los relativos a las elecciones la coyuntura, sino los que referían a temas más de fondo, como el muy personal de las ciudades europeas.

 

 

 

 

¿Cómo unir Europa sin medios realmente paneuropeos? En el cierre de #Presseurop

Tampoco voy ahora a dármelas de que lo leía con devoción y diariamente. No es tal el caso. Conocí el portal independiente y plurilingüe de noticias Presseurop poco antes de comenzar con este blog, mientras buscaba (aún sigo en ello) hacerme una idea cabal del complejísimo ecosistema mediático europeo.

Captura de pantalla de la web de Presseurop

Captura de pantalla de la web de Presseurop

Cuando lo añadí a ‘favoritos’ no sabía ni de su utilidad ni de su prestigio ni de su repercusión, simplemente lo guardé como fuente de consulta porque me pareció una publicación valiosa, el embrión del gran medio paneuropeo que muchos echamos en falta (si Europa quiere llegar a ser una nación —signifique lo que signifique ahora este concepto— es vital que tenga su propia prensa).

Este mismo lunes, gracias a un tuit urgente de Dídac Gutiérrez, me enteré de la triste noticia: Presseurop.eu está condenada a desaparecer este mismo mes de diciembre por la falta de apoyo presupuestario de la Comisión Europea (aunque el portal ya ha anunciado que buscará vías alternativas de financiación), según ha denunciado el propio equipo de redacción a través de una carta abierta publicada por la Asociación de Periodistas Europeos.

A menos de seis meses para unas elecciones cruciales para el devenir de la UE, cuando más necesario resulta ese esfuerzo pedagógico que tantos reclaman, los europeos podrían perder uno de sus mejores vehículos informativos (modesto en términos cuantitativos —600.000 usuarios únicos al mes, 17.500 seguidores en Twitter—, pero muy influyente).

La propia presidenta de la sección francesa de la AJE, Nora Hamadi, ha pedido en un artículo a la comisaria europea Viviane Reding que la CE rectifique su decisión y al mismo tiempo ha denunciado que cerca de 70 periodistas especializados en asuntos europeos podrían perder su puesto de trabajo. No ha sido la única en dar la voz de alarma. A continuación, una selección de tuits al respecto.

‘Euroscuranto’: una guía útil para comprender el lenguaje propio de la UE

Unos, más o menos despectivamente, lo llaman euroscuranto. Otros, con una actitud más benévola, eurojerga. En la UE hay 23 lenguas oficiales, pero todas tienen un propósito en común: hacer frente a la complejidad conceptual de las normativas y tratados con precisión y, al mismo tiempo, sin que el resultado sea enrevesadamente complicado. No siempre lo consiguen.

No pienso que la UE hable a propósito un lenguaje propio para iniciados, un mentalés malignamente destinado a no ser comprendido por los ciudadanos. Si se ha llegado a esta situación, en la que las propias instituciones europeas reconocen que «a menudo se usan palabras que pueden ser muy confusas», ha sido por acumulación, como casi todo en la Unión Europea.

Dos jóvenes leen el periódico (GTres)

Dos jóvenes leen el periódico (GTres)

La propia página web institucional de la UE tiene un apartado concreto denominado Recursos para editores y redactores que contiene desde una guía en «lenguaje sencillo» de términos comunitarios, un glosario un poco más profundo y especializado hasta un tesauro multilingüe con vocabulario técnico de política, derecho y economía: codecisión, subsidiaridad, flexiseguridad, opting out, método abierto de coordinación… tecnicismos que ya nunca más asustarán a los profanos.

Pero lo que más me llama la atención en este esfuerzo de la UE por ser comprendida y hacerse comprensible es un documento destinado al personal de la Comisión Europea y titulado Cómo escribir con claridad. Dieciséis páginas con recomendaciones para que los funcionarios elaboren informes transparentes. De los consejos propuestos no hay ninguno que no pueda ser aplicado a otras profesiones, sin ir más lejos a la de periodista: piense en el lector, medite antes de escribir, escriba ByS (Breve y Sencillo) y otras perogrulladas que con demasiada frecuencia se olvidan.

El diccionario propio de la UE es muy completo e incluye definiciones curiosas de términos que a priori nacieron como una forma más o menos velada de crítica hacia las mismas instituciones. Van varios ejemplos:

– Déficit democrático: El déficit democrático es un concepto que, principalmente, recoge la idea de que la Unión Europea y sus organismos sufren una falta de legitimidad democrática y que resultan inaccesibles al ciudadano debido a la complejidad de su funcionamiento.

– Eurócrata: Esta palabra, formada a partir de «burócrata», hace referencia a los miles de ciudadanos de la UE que trabajan para las instituciones europeas (Parlamento, Consejo, Comisión, etc.).

– «Bruselas ha decidido…»: En los medios de comunicación se habla a menudo de «Bruselas» para referirse a las instituciones de la UE, la mayoría de las cuales están situadas en dicha ciudad. Las normas de la UE son propuestas por la Comisión Europea pero son el Consejo de la Unión Europea (ministros de los gobiernos nacionales) y el Parlamento Europeo (elegido por los ciudadanos) quienes debaten, modifican y, en definitiva, deciden aprobar o no estas propuestas.

– Euroescéptico: Término utilizado a menudo para referirse a una persona opuesta a la integración europea o que muestra escepticismo con respecto a la UE y sus objetivos.