Europa inquieta Europa inquieta

Bienvenidos a lo que Kurt Tucholsky llamaba el manicomio multicolor.

¿Hacia una nueva Guerra Fría?

Clichés retóricos que emergen del pasado. Movimientos de tropas y armamento que escenifican antiguas polarizaciones. Amenazas y sanciones. Alineaciones ideológicas que, sin estar del todo claras, perpetúan concepciones políticas con décadas de recorrido. En nuestro intento compulsivo por ordenar los acontecimientos mundiales reluce un concepto caduco, que se dio por amortizado y ahora vuelve. Los politólogos y los expertos lo han bautizado como nueva Guerra Fría.

En un reciente artículo en el esperado y prometedor diario Ahora (todavía está en beta), Ramón González Férriz expone su preocupación por nuestro lenguaje político, dominado por los caducos clichés de la Guerra Fría. González Férriz demanda un nuevo lenguaje para una nueva realidad. Herramientas de pensamiento novedosas para enfrentarnos a problemas que también lo son. Coincido con él. El debate público está repleto de tics políticos de un pasado que ya no se nos parece (‘fascista’, ‘comunista’… son reliquias que exhumamos para hacer frente a nuestros enemigos, pero de poco más nos sirven).

Pero existe un matiz. Quizá la realidad también conspira (y no solo nuestro perezoso cerebro) para inducirnos a pensar sobre la base de esquemas mentales del pasado. Es un hecho que la Rusia de Putin se ha lanzado a una carrera contra Occidente. También sabemos que todos nos espiamos compulsivamente, incluso entre aliados. Es cierto, por último, que hay regiones del planeta donde la lucha por los recursos y la geoestrategia son el pan nuestro de cada día. Claro que hay otros factores de desestabilización, y también de esperanza, pero se dan condiciones objetivas para hablar de un revival del teatro mundial de la segunda mitad del siglo XX.

Rusia

El conflicto ucraniano ha sido el detonante final, pero los mimbres venían tejiéndose desde tiempo atrás. De Gorbachov a Chomsky, el término ha hecho fortuna entre políticos, analistas y comentaristas varios. Aquí está la completa entrada de Wikipedia, que data de 2014. Y si queréis saber más, el blog Guerras Posmodernas lleva unos meses dedicándole una sección muy interesante, donde entre otras cosas se analizan algunas contradicciones y se matizan otras, como por ejemplo su naturaleza incomprendida: «La ausencia de una ideología fuerte en el bando anti-occidental es lo que quizás haya impedido que el concepto de Nueva Guerra Fría sea entendido».

El otro día Pew Research publicó un estudio significativo. Iba sobre la visión de la política y la economía de la Administración Obama fuera de EE UU. Los resultados refrendan el comportamiento bipolar del mundo. Los países de la Unión Europea siguen considerando satisfactorias las políticas de Obama (aunque, curiosamente, España es el país donde menos valoración tienen: ¿nuestro secular antiamericanismo?), pero en Rusia el vuelco es descomunal (ver gráfico) hacia lo negativo. También sucede algo parecido en países alineados con Rusia y en Oriente Medio (aunque aquí me remito al entrecomillado del anterior párrafo).

Esta conspiración de hechos y esta voluntad de pensamiento global (parece que es más sencillo pensar en términos de grandes bandos en permanente enfrentamiento que de multipolaridad) dejan a Europa en un lugar delicado. En plena crisis (todavía) de modelo, la UE se puede ver sin potencia ni decisión para servir de nexo entre potencias y discursos rivales. La nueva guerra fría pilla a Europa, después de todo, ensimismada en sus propias cavilaciones.

 

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