Han pasado diez años del referéndum que nos otorgaría una Constitución para Europa, que no europea (en aquella extraña sintaxis se escondía la trampa). Tengo dos recuerdos premonitorios del desastre final, posterior en unos meses a la pírrica victoria en España: en mi facultad, los debates para discutir el texto tuvieron menos repercusión que un congreso de Paleografía medieval. Y entre mis amigos, el interés estaba más en la ya cercana primavera que en la cubierta azul de ese corpus legal de buenas intenciones.
Confieso que yo fui de los que hizo apología. Mi primera y quizá única acción como europeísta fue ir a la sede en Madrid del Parlamento Europeo y hacerme con un puñado de ejemplares para repartir entre amigos y conocidos. Por ello me gané bromas a izquierda y derecha del espectro ideológico: siervo de Zapatero para unos; de las multinacionales para otros. El ulterior ‘no’ francés de mayo —cuyos ecos todavía resuenan— me hizo aparecer como un paria ingenuo a ojos de la mayoría.
He preguntado a varias personas cómo recuerdan todo aquello de la Constitución. No recuerdan. La amnesia sobre aquel hito negativo para la construcción europea es total, definitiva. Un sueño que se trocó en pesadilla en Francia y Holanda. Hoy, las instituciones pasan de puntillas y a quien más quien menos aún le dura la resaca. Una década después, la paradoja es que lo que no logró la Constitución —la aceleración del proceso de integración— lo consiguió, a regañadientes, la crisis económica.
En realidad, la fallida Constitución fue pionera del gran debate posterior en la UE sobre la falta de legitimidad del proyecto y el ‘déficit democrático’. Ya entonces, en 2005, muchos advertían de que la palabra Constitución era quizá demasiado excelsa para un demos europeo tan pequeño. Una forma de decir que los europeos no estábamos preparados para tanto… y que, en realidad, las instituciones tampoco lo estaban. Y así se demostró.
Los años posteriores al no constitucional, y hasta que irrumpió la crisis económica, fueron un tiempo de dudas, de escepticismo y de parálisis. Las élites europeas dirigistas habían fracasado en otorgar una carta magna al arinoso pueblo europeo. Y los ciudadanos, desconectados de los debates y la retórica de Bruselas, habían pasado página con total tranquilidad. No es que Europa retrocediera aquel 2005, sino que no avanzó, lo que viene ser, para este ente tan extraño, una forma de retroceso.
El Tratado de Lisboa, farragoso y apto solo para iniciados, incluye casi el 100% de lo planteado en aquel tratado constitucional. Entró en vigor en 2009, otorgando más poder al Parlamento, a los tribunales de Justicia de la UE, etc. Todo lo que ya más o menos nos sabemos. Pero lo que no ha conseguido Lisboa es eliminar los recelos que dieron origen al fracaso de 2005. Las instituciones europeas han querido sustituir el apego sentimental a Europa por la eficacia en la toma de decisiones.
El gran problema, y quizá la gran mala suerte de estos años, ha sido que las turbulencias económicas han dificultado esa ilusión de eficacia. Donde antes, hace una década, solo había un problema de desapego, legitimidad y falta de sintonía con los ciudadanos, en unos años hay todo eso, multiplicado exponencialmente, y además miedo al futuro económico y la pérdida de la sacrosanta prosperidad.
Al final, los sectores contrarios, han terminado por darle la razón al PP (aunque no quieran reconocerlo).
02 junio 2015 | 12:21
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Nunca fue ni será una unión
y mucho menos verdadera
esta unión no es tan siquiera
uno de eso matrimonios
que llaman de conveniencia.
Esta unión es un timo
para la Europa del Sur
y un negocio sano y próspero
para los anglosajones,
que nos han colonizado
a la vez que franquiciado
y del sur quieren hacer
una China con esclavos,
mal pagados y sin los derechos
que los pueblos en muchos siglos,
de largas y duras luchas
con su esfuerzos y sacrificios
para todos habían conseguido.
Europa?… La del Euro???
Una mi-er-da para el sur
y para el resto… un negocio.
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ASdG. 02.06.2015/ 430
02 junio 2015 | 14:52
la cantidad de comentarios muestra el supino desinteres de la ciudadania española por el marco politico que administra nuestras vidas
de la constitucion solo dire que fue redadtada por un expresidente frances (muy de derechas e involucrado en el neocolonialismo) y no por una comision creada dentro del europarlamento que es lo que hubiera sido mas sensato y democratico… en España fuimos 2 millones y medio de electores los que dijomos que no queriamos ese tratado; opinion que fue encontra de la dada por PPSOE y los medios de comunicacion masiva… sin duda esta campaña, junto a otras que se dieron en la decada pasada (antiglobalizacion, noalaguerra y v de vivienda) fueron el germen de la indignacion del 15m
casualmente la constitucion fue pasara por los referendum de Francia (pais del que fue presidente el coordinador de su redaccion) y Holanda (pais donde reside alguna institucion europea)… aun asi, las elites que gobiernan en la sombra, en beneficio de las grandes fortunas y de espaldas a los interes de la mayoria de los europeos nos impusieron ese paquete de medidas en el Tratado de Lisboa… lo que demuestra que las instituciones europeas no siguen pautas democraticas, sino que actuan despoticamente
la lucha actual es que no nos cuelen un tratado de libre comercio con Estados Unidos (llamado TTIP o en español ATCI)… este tratado pretende unificar muchos criterios economicos a los vigentes en EEUU; se ha negociado en secreto entre las autoridades norteamericanas y una comision europea… la trasparencia de dicho tratado a los europarlamentarios esta siendo limitada
lo poco que sabemos, uso la fuente de Wikipedia, es que: aumento del poder de las grandes empresas y desregularizaría los mercados, rebajando los niveles de protección social y medioambiental de forma drástica. Así, se limitaría la capacidad de los gobiernos para legislar en beneficio de los ciudadanos así como el poder de los trabajadores en favor de los empresarios
como podeis ver el TTIP es un paso mas que aleja a las instituciones de la ciudadania… es muy importante que usemos los medios a nuestro alcance para evitar que el TTIP se nos imponga como ya se hizo con la Constitucion-Tratado de Lisboa… nos estamos jugando el futuro
03 junio 2015 | 02:34