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La EFTA, una alternativa fracasada a la UE

Hay proyectos fracasados que en su día estudié en paralelo a las que sí tuvieron éxito y que había olvidado por completo. Uno de estos olvidos es la EFTA. Un par de martes atrás, gracias a la columna semanal de Xavier Vidal-Folch que la mencionaba tangencial y despectivamente, recuperé parte de lo aprendido.

El conocido como Tratado de Libre Comercio Europeo fue hijo de su tiempo, los años sesenta del siglo pasado. Nació como alternativa en todos los sentidos, menos ambiciosa a la CEE (ahora UE). Digamos que fue una modesta alianza económica para aquellos que aún no estaban preparados para ingresar en la Comunidad Económica Europea o bien por motivos diferentes no querían hacerlo.

Firma del acuerdo entre la EFTA y la CEE, en 1972.

Firma del acuerdo entre la EFTA y la CEE, en 1972.

Reino Unido fue su principal impulsor, y convenció a otros países europeos Noruega, Portugal, Suiza, etc. para embarcarse en una aventura comercial que no quería rivalizar directamente con la recién creada CEE, pero sí promover una suerte de mercado interno entre sus socios, aunque con unos déficits de funcionamiento y competencias tan importantes que a la postre la condenaron a no crecer más y estancarse.

Doce años después de su fundación, la EFTA firmó un acuerdo de libre comercio con la CEE, y algunos de sus miembros de más peso, como Reino Unido, dieron el salto a la Comunidad Económica. Hoy, la EFTA está formada apenas por cuatro estados, Islandia, Suiza,  Liechtenstein y Noruega. Algunos de ellos rechazaron formar parte de la UE, y otros como Islandia están en negociaciones para entrar algún día.

El club podría reducirse… aunque también ampliarse, si llegara el caso que Reino Unido (con su deriva euroescéptica) quisiera abandonar la UE y reingresar de nuevo en la EFTA. En cualquier caso, la EFTA es un ejemplo de que la complejidad de las alianzas existentes en el continente, y de que no todo lo que hoy está claro y seguro, un día lo estuvo (y las alternativas preexistentes eran muchas).

La EFTA es una alianza de intereses económicos, pero no es una alianza política. Ni lo es ni lo quiso ser nunca. Su naturaleza es otra, menos profunda y de menor calado histórico que el proyecto europeo. Por eso, cuando se dice a manera de crítica que uno de los déficits actuales de la UE es que nació como un proyecto puramente económico, no se está contando la verdad, o al menos toda la verdad.

La UE nació con un doble impulso, económico y político, y esa fuerza interna federalista es lo que la hizo crecer y diferenciarse de proyectos solo superficiamente similares, pero mucho más taimados, entre ellos la EFTA, «un club fracasado», «un perfecto dislate», en opinión del siempre juicioso y preciso Vidal-Folch.

Todo esto de la EFTA, en principio ajena a nuestros intereses, ha vuelto a las conversaciones en los últimos meses por la insistencia de ERC. En el caso de que Cataluña se separara de España y tuviera que dejar la UE, según Esquerra,  una opción pudiera ser la de unirse a estos cuatro países que conforman la EFTA. El argumento de ERC es que esto les permitiría las ventajas de una ZLC, pero sin los peajes de la UE. Sin ser un experto, cuanto menos parece una vía dudosa.

 

1 comentario

  1. Dice ser cathy

    Yo el único fracaso que veo es la EFTA. Suiza, que está ya casi fuera del schegen, noruega (cuatro gatos que viven del petróleo), Liechestein (un mini paraíso fiscal), Islanda (en población no es más que un pueblecito) Si no fuera por la votación anti-inmigrante de Suiza, al a efta le quedaban años (probablemente acabarían de facto en la CEE)

    Por otra parte, estos nazionalistas son tontos de cuidado. Se creen que por entrar en la EFTA ya van a tener acceso directo al schegen y así lo venden. Señores, los acuerdos para entrar en el schegen se negocian con la comunidad europea, no con Noruega. Si europa dice que no os acepta, ajo y agua. Perdéis el tiempo.

    Otra cosa es que utilicéis estos países como puente, es decir, meter mercancias en Europa a través de Noruega. Qué bajo han caído los de ERC. Eso se llama agarrarse a un clavo ardiendo.

    30 mayo 2014 | 19:47

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