Europa inquieta Europa inquieta

Bienvenidos a lo que Kurt Tucholsky llamaba el manicomio multicolor.

La ambigüedad del Partido Comunista hacia Europa: ¿Salir o no salir de la zona euro?

Antes de decidirme a escribir este post me he pasado un par de horas tratando de descifrar cuál es la postura oficial del Partido Comunista respecto a la Unión Europea. Nunca me ha gustado la fraseología (post)marxista, tan innecesariamente barroca y críptica, pero hasta ahora no me había visto en la necesidad de saber qué demonios pretenden de verdad decir. Y os confieso que es un ejercicio extenuante.

Este fin de semana se ha celebrado el XIX congreso del PCE. Como estaba previsto, José Luis Centella ha sido reelegido secretario general. Pocos medios de comunicación, creo que salvo eldiario.es ninguno más, se han hecho eco de la noticia, lo que a los comunistas no sé si debería preocupar, pero a Cayo Lara e Izquierda Unida sí, y mucho.

Pero esto sería introducir otra variable de la que nada sé. Por lo que hoy quiero hablaros del PCE tiene que ver con la tesis políticas que han sido aprobadas en su congreso (y que podéis leer en este pdf). Del poco más de centenar de páginas del documento, siete están destinadas a reflexionar sobre la «crisis de la Unión Europea» en un tono bastante sombrío, era de esperar, y también bastante ambiguo, algo que —al menos yo— esperaba menos.

José Luis Centella, durante su intervención en el congreso (foto: PCE)

José Luis Centella, durante su intervención en el congreso (foto: PCE)

El diagnóstico del PCE es fluctuante. Por un lado aseguran que estamos asistiendo al fracaso del «modelo neoliberal europeo» nacido en Maastricht, que «implantó» el Consenso de Washington y que ha derivado en una Europa «inoperante», «oligárquica», «imperialista», «individualista» y «antipopular». Por otro, mantienen que la crisis económica e institucional de España es consecuencia de pertenecer a esta Europa, «que a través de las políticas de ajustes, no hace más que agravar el sufrimiento de los pueblos y la pérdida de soberanía».

Así pues, el PCE se lamenta al mismo tiempo de la marcha de Europa, algo razonable, aunque muy matizable, y de la pérdida de soberanía, lo que entra un poco en contradicción con la actitud históricamente internacionalista que profesan los comunistas (algunos). Pero esta no es la única contradicción o ambigüedad en el texto. Ni tampoco la más importante, a mi juicio.

Para dar «la batalla social e ideológica» que Europa necesita en el presente, el PCE defiende «rechazar el pago de la deuda ilegítima» e impulsar la «creación de un bloque regional de países deudores» frente a los «acreedores financieros» y Alemania (contra quien se despacha a gusto la ponencia). Todo esto está muy bien —o muy mal—, pero no resuelve el tema del euro.

Al parecer, y según una enmienda aprobada en el congreso, el PCE apuesta «por la ruptura del modelo del euro», que no es lo mismo que «con el modelo del euro», como titula para liarlo todavía un poco más eldiario.es. Con «ruptura del modelo del euro» los comunistas parecen querer decir ruptura con el «modelo neoliberal» que lo sustenta así como con las implicaciones y obligaciones macroeconómicas de pertenecer a la moneda única. Pero, ¿significa entonces que el PCE defiende la salida de España del Euro?

Tengo dudas, muchas. El único párrafo del documento político que menciona la salida «unilateral del euro» parece querer alertar de que el abandono de la eurozona, además «de ser dirigido por el bloque de poder de la oligarquía española», no significaría el fin de «las políticas de ajustes que hacen recaer el peso de la crisis en la clase trabajadora». Además, la salida del euro tendría «consecuencias sobre los salarios», «una fuerte devaluación» y la «subsiguiente «inflación».

¿Significa entonces que el PCE no defiende en absoluto el abandono del euro? Pues quién sabe. Como me han dicho que ha respondido, preguntado por lo mismo, un influyente diputado de IU: «Bueno, es algo así, pero no».

7 comentarios

  1. Dice ser Sicoloco del casting de Foolyou

    Esto suena a «OTAN de entrada NO».los políticos son demagogos y cuando gobiernan no cumplen ni la mitad de lo ofrecido a cambio del voto,en el grave caso del PP no cumplen absolutamente NADA.

    18 noviembre 2013 | 13:38

  2. Dice ser PCE SI O NO DEPENDIENDO DEL NÚMERO DE VOTOS QUE PRODUZCA.

    Si, ya sabemos cual es la ideología de estos burgueses del PCE: un empleo con sueldazo.

    18 noviembre 2013 | 13:45

  3. Dice ser alberto

    La impresora de euros, deberia imprimir el dinero para garantizar la vida de las personas sin implicar deuda de ningun tipo imprimirlos y servir exclusivamente a ese fin. Ya sea sirviendo de soporte para pensiones, prestaciones de paro o una renta basica universal incondicional de al menos 1000 euros al mes por persona. Si con impuestos no se llega, entonces hay poco dinero en el lugar y hay que imprimir de nuevo euros para distribuirlo entre todos.

    Lo de que la impresora esa que ahora solo funciona para prestarle dinero a los bancos, solo genera deudas cada vez impagables a la poblacion y para lo unico que vale es para dejarles sin posesiones y sin un centimo.

    18 noviembre 2013 | 13:52

  4. Dice ser Sin duda

    Ejem, ¿por que no lo dejan en lo que diga el PSOE? A fin de cuentas les votas y cuando se ven sentaditos en un escaño es lo que hacen.

    18 noviembre 2013 | 15:34

  5. Dice ser Antognito

    El PCE tiene una ideología marxista y allá por 1850, Karlitos Marx vino a predecir el descalabro por el que estamos pasando ahora. En ese sentido, el PCE SÍ quiere salir un euro plutooligárquico.

    Por otra parte, el PCE cree en la unidad de los pueblos y en una masa social que se apoya en sí misma para evitar que surjan desequilibrios sociales. Cuanto más numerosa sea esa masa, menos posibilidades de desequilibrios. En ese sentido, el PCE NO quiere salir del euro.

    Como en todo, esto es la teoría. Luego, las prácticas personales (de personas) son las que afean o mejoran las decisiones.

    18 noviembre 2013 | 18:44

  6. Dice ser Pelus

    Creo que Antognito ha acertado bastante con su análisis sobre el PCE y lo que quieren decir respecto al Euro. El principal problema que veo yo en el PCE, que aunque sus ideas y proyectos puedan ser interesantes, (o no, depende de cada uno), son de dificil cumplimiento, ya que España o Europa (da igual el marco en el cual quieran implantar sus medidas) están inmersas en unas estructuras económicas globalizadas que funcionan con normas neoliberales, capitalistas, de mercado, o como queramos llamarlas. Esto hace que luchen contracorriente. Creo que es más que factible que puedan parchear y aplicar determinadas medidas o reformas, pero dificilmente podrán subvertir el sistema, incluso consiguiendo el poder político para estar en disposición de ello.

    18 noviembre 2013 | 20:48

  7. «Este artículo señala que la construcción del euro fue parte de un proyecto político, que está siendo ampliamente exitoso, liderado por el mundo empresarial (tanto financiero como industrial) para debilitar al mundo del trabajo y a la Europa social que este creó. La complicidad de las izquierdas gobernantes en este proyecto explica su enorme descrédito.

    No hay plena conciencia entre la mayoría de las izquierdas en nuestro país de que el establecimiento del euro respondió a un proyecto de debilitar, por todos los medios posibles, al mundo del trabajo y al modelo social que este mundo estableció y que había convertido a Europa en un punto de referencia internacional para todas las fuerzas progresistas del mundo. Este proyecto ha sido altamente exitoso, como lo muestra que el mundo empresarial (tanto el financiero como el industrial) está consiguiendo todo lo que ha deseado desde hace mucho tiempo. Hoy los gobiernos están forzando la bajada de salarios, el aumento del desempleo, el desmantelamiento del Estado del Bienestar, la privatización de las pensiones y de los servicios públicos como la sanidad, la educación, los servicios sociales, y otros. Todas estas medidas se han realizado bajo el mandato de las instituciones que gobiernan el euro, tales como el Banco Central Europeo, la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el gobierno alemán, instituciones todas ellas de sensibilidad ultraliberal y que utilizan los instrumentos financieros que tienen a su disposición para imponer tales políticas neoliberales. Que esto es así es obvio. Y la evidencia empírica que avala tal interpretación de lo que está ocurriendo en Europa es abrumadora. Ni que decir tiene que los mayores medios de información, controlados por tales intereses empresariales, ocultan esta realidad.

    Encontramos múltiples ejemplos de esta instrumentalización. Veamos uno de los casos más recientes. Hace unos meses se aprobó el presupuesto plurianual de la Unión Europea, dentro de las normas establecidas para la preparación de presupuestos en los próximos siete años (sí, leyó bien, siete años). En estas normativas, escritas en letra pequeña, se indica que cualquier transferencia de fondos (que se definen como “ayuda”) a autoridades municipales, regionales o nacionales (es lo que el lector ha podido ver en las pancartas de su ayuntamiento o comunidad autónoma, en la que se indica que el proyecto se ha financiado con fondos de la UE, con la bandera de estrellas en lugar prominente) está condicionada a que el gobierno del país se comprometa a seguir las políticas macroeconómicas neoliberales (que no tienen nada que ver con el proyecto financiado) que incluyen la retahíla de medidas que mencioné antes. Y estas medidas macroeconómicas las dicta y las supervisa la Comisión Europea, el grupo de tecnócratas que nadie ha elegido y que, en su mayoría, son de persuasión ultraliberal. En otras palabras, la Comisión Europea le dirá al gobierno español “usted no puede apoyar con fondos europeos la construcción, por ejemplo, de un hospital en Girona, a no ser que usted, gobierno de Madrid, se haya comprometido a bajar los salarios del país”.

    El gobierno que ha promovido este sistema (y que tiene una enorme influencia en la Comisión Europea) es el gobierno alemán, máximo sostenedor de las políticas de austeridad hoy en la UE y en la Eurozona. Y lamento decirle que usted, ciudadano español, no tiene ninguna voz o posibilidad de cambiar esto, a no ser que se movilice para que España salga de este sistema que tiene al país estancado. Por cierto, parte de estos fondos vienen de su bolsillo, reciclados a través de la siempre presente Comisión Europea. Y me sabe mal informarle también que el Parlamento Europeo no pinta nada en esto. Ni tampoco puede hacer nada. En realidad, intentó hacer algo, pero no le dejaron. Había propuesto que los países pudieran utilizar fondos de la UE que estuvieran catalogados como inversiones para estimular el crecimiento, y también sugirió que en el cálculo del déficit público se separara el gasto en inversiones del gasto en consumo. Pero todo sigue como la Comisión decidió. ¿Lo entiende? Y mientras, se define como extremistas a aquellos que quieren salirse del sistema por considerar el cambio dentro del euro como imposible.

    Los costes políticos del euro para las izquierdas

    Una característica de nuestros tiempos es el enorme descrédito de los partidos socialdemócratas en la Unión Europea. De nuevo, los números hablan por sí mismos. El descenso de su apoyo electoral (sobre todo entre las clases populares) ha sido enorme. Y el número de militantes ha bajado espectacularmente. Como decía un observador, con gran agudeza política, “los militantes de tales partidos se han reducido a personas con cargos políticos, y a personas que esperan poder tener cargos políticos”. Aun cuando esta frase tiene un componente simplificador e injusto, lo cierto es que tales partidos han perdido a las personas más comprometidas ideológicamente con el socialismo, teniendo hoy muy poca capacidad de movilización.

    Este descrédito se debe precisamente a su complicidad en establecer tal sistema de gobierno del euro. De nuevo, la evidencia que avala esta tesis es robusta. Es cierto que hay intentos de cambiar tal sistema de gobierno, esfuerzo al que se le añaden los partidos políticos más a la izquierda que la socialdemocracia. Pero este intento de reformar el sistema de gobierno asume que tal sistema es reformable, es decir, que puede cambiar para que sirva al mundo del trabajo, que constituye la mayoría de las clases populares. La evidencia, sin embargo, parece cuestionar que ello sea posible. El caso citado anteriormente así lo señala.

    La protesta generalizada y el hartazgo popular hacia esta Europa

    Está también claro que el hartazgo de las clases populares de la Unión Europea hacia tal entidad política está alcanzando niveles amenazadores para la reproducción de tal sistema de gobierno. Y es lógico que tal hartazgo lo lideren aquellas fuerzas políticas que cuestionan más radicalmente la existencia del euro y de la Unión Europea. El crecimiento de los partidos de la ultraderecha a nivel de Europa es un indicador de ello. Su éxito se basa en su radicalismo en contra de lo que llaman “las élites tecnócratas que roban el poder nacional” (acusación que es difícil desmentir), proponiendo la salida del euro y de la UE. En cierta manera, su éxito se debe al fracaso de las izquierdas en entender y responder al enfado de las clases populares hacia esta Europa, la Europa que de sueño democrático y social se ha convertido en pesadilla antisocial y antidemocrática. ¿Hasta cuándo tendremos que esperar a que las izquierdas entiendan que esta Europa no es cambiable y que otra Europa es posible?».

    Artículo publicado por Vicenç Navarro en la revista digital SISTEMA, y en la columna “Pensamiento Crítico” en el diario PÚBLICO, 15 de noviembre de 2013

    18 noviembre 2013 | 21:16

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