Estoy dramatizando Estoy dramatizando

"... no me despiertes, si duermo, y si es verdad, no me duermas". (Pedro Calderón de la Barca, 'La vida es sueño')

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Variaciones

4estrellasConstelaciones

Recuerdo (tampoco ha pasado tanto tiempo) como cuando estudiaba piano odié a Bach. Además de complejísimas de ejecutar (digamos que nunca he tenido las dotes de Maria João Pires), sus partituras me parecían demasiado técnicas, demasiado matemáticas y faltas de emoción. El colmo ya eran las variaciones: ¡venga a prolongar la tortura dándole vueltas a un tema!

Antes de proseguir y de que a algún entendido se le salgan los ojos de las cuencas, se le levante la tapa de los sesos y/o le dé un infarto de miocardio, aclararé que con los años mi aprecio por la música de Johann Sebastian Mastrop… digooo, Johann Sebastian Bach ha ido en aumento. En serio. Palabrita.

Inma Cuevas

Inma Cuevas. (Kendosan Producciones)

El jueves salí del Teatro Lara con el alma tocada como solo la toca una buena expresión artística, con el corazón contento por haber tenido el gusto de disfrutarla y pensando en Bach. En Constelaciones vi la versión dramatúrgica de las variaciones. La obra de Nick Payne es un deleite formal, una sucesión de escenas cortas cronológicamente desordenadas pero dispuestas de tal forma que en un mismo grupo una cambia solo un poco con respecto a la anterior. Su historia, la historia de amor de una pareja, bien servida, con un conflicto añadido. En el fondo, un precioso juego de posibilidades inspirado en la hipótesis de los universos paralelos y traído a colación de que el personaje femenino trabaja como física cuántica.

Constelaciones

Cuevas y Calvo en ‘Constelaciones’. (Kendosan Producciones)

Lo que hacen los ejecutores de estas variaciones —alabadas sean Talía y Melpómene—, Inma Cuevas y Fran Calvo, es un auténtico ejercicio de virtuosismo. Sin que medie más tiempo que el que se tarda en suspirar, arrancan una escena que tal vez difiere de la precedente en solo un puñado de palabras, en alguna sutileza, pero acometen con éxito la enorme tarea de mudarle el color. (Tiemblo solo de pensar lo infumable que se haría el mismo texto interpretado por actores menos talentosos.) No me extrañaría que alguien se estuviese rifando a Cuevas mientras usted lee estas líneas. De un tiempo a esta parte, no hago más que encontrarme su nombre en todos los saraos teatrenses (un día de estos la RAE me da un sillón… o me manda deportar). Comprensible: tiene una soltura asombrosa, además de una de esas dicciones que deben ser celebradas. Calvo le replica con una verosimilitud muy apropiada.

Pero si estamos ante una producción redonda es porque se ha mantenido la coherencia del juego y el esquema de la pieza se ha trasladado a todos los aspectos. No me sorprendió leer en el programa de mano que hay un responsable de movimiento escénico y coreografía, porque los desplazamientos, las acciones, desempeñan un papel fundamental a la hora de completar estas peculiares variaciones. También la utilería. Todo resuelto gracias a la detallista dirección de Fernando Soto, a quien hasta ahora conocía solo como actor.

Voy a sacarle un pero. El final. Un diez para la canción, muy bien traída, un negativo para la imagen del dado, por obvia.

CONSTELACIONES de Nick Payne 2015 from KendosanProducciones on Vimeo.

Título original: Constellations.

Autor: Nick Payne.

Dirección: Fernando Soto.

Reparto: Fran Calvo, Inma Cuevas.

Movimiento escénico y coreografía: Antonio Gil.

Escenografía e iluminación: The Blue Stage Family.

Vestuario: Aubele.

Producción: Kendosan.

Sala: Teatro Lara (sala principal), Madrid.

Los talentos y lo público

3estrellasMejor historia que la nuestra

Tuve una conversación con D. poco después de saberse que Natalio Grueso había programado la dramaturgia completa de Mario Vargas Llosa en el Teatro Español. D., joven autor y director de escena, estaba (como unos cuantos más, me consta) indignado. Creía que los recursos empleados por el teatro público en programar íntegro a un Vargas de calidad discutible como dramaturgo bien podrían haberse destinado a aupar a algún creador incipiente.

Le llevé la contraria, más por lo que me gusta provocar discusiones que porque estuviera en total desacuerdo con él, y me replicó: “Tú que vas al teatro todas las semanas. Dime diez autores en español de ahora, vivos”.

Nunca llegué a completar la lista porque enseguida derivamos en otra discusión sobre si debíamos considerar dramaturgo a Miguel del Arco, pero yo sí quise hacerlo cuando llegué a casa. Lo logré, pero me di cuenta de que con más esfuerzo del que, por lógica, debiera necesitar.

Mejor historia que la nuestra

Muñoz y De Anta en ‘Mejor historia que la nuestra’. (Foto: Andrés Lázaro)

Anteayer me acordé de aquella charla con D. después de ver Mejor historia que la nuestra. De Vargas Llosa en el Español —lo admito— me quedé en La Chunga. Francamente, se me quitaron las ganas de ver más cuando P., filóloga, me dijo que esa es con diferencia la mejor obra teatral del nobel peruano.

Anteayer me acordé de aquella charla con D. —decía— después de ver Mejor historia que la nuestra, un texto de una joven autora, Lucía Carballal, reconocido con un accésit en el Premio Marqués de Bradomín 2012 y que bien merecería alguna sala en algún teatro público.

Encontré mucho potencial en una pieza que trata entre otras cuestiones la muerte y la responsabilidad frente al deseo de bienestar. El texto, de diálogos punzantes, brillantemente opresivo, toma aire en bocanadas de un fino humor negro. De los personajes, me pareció un poco inconsistente el de la cuidadora, Paula, a pesar de que me fascina la energía de la actriz que le da vida, Natalia Huarte, a quien hemos visto en la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico. A ella y sobre todo a Cristina de Anta, que interpreta a Maite, la hija del (enfermo) protagonista, las vi un pelín pasadas de revoluciones en determinados pasajes, pero muy atinadas en conjunto. Ninguna desentona, de todos modos, como tampoco Antonio de Cos (Roberto, el novio de Maite), frente al kamikaze Chema Muñoz, que brinda a un Luis impecable, sobrecogedor.

Mejor historia que la nuestra

Chema Muñoz protagoniza ‘Mejor historia que la nuestra’. (Foto: Andrés Lázaro)

En su trabajo se reconoce también el de Francesco Carril (en mi fichero mental constaba también por la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico, pero en el enlace comprobarán que tiene un currículo pasmoso a pesar de su juventud), que aquí se encarga de la dirección. Genial la idea de cambiar manteles para marcar el paso de los días; dudo si se rentabiliza, por artificial, el impacto estético que una prenda de todos los protagonistas y el primero de los manteles compartan estampado.

Incorporo a Carballal, en cualquier caso, a la lista de autores teatrales actuales en castellano. A esa de los que no merecen menos que el Vargas Llosa dramaturgo un huequecito en un teatro público.

Texto: Lucía Carballal.

Dirección: Francesco Carril.

Elenco: Chema Muñoz, Cristina de Anta, Antonio de Cos, Natalia Huarte.

Iluminación: Pablo Seoane.

Vestuario: Laura Renau.

Espacio sonoro: Eduardo Castro.

Espacio escénico: Francesco Carril.

Producción: Verónica Doynel.

Sala: Teatro Lara (sala Off), Madrid.

Clichés así, sí

4estrellasSmiley, una historia de amor

Hablaba hace unos días con R. de cómo a veces se exige más a quien más vale o a quien más da. Cuando eres el criticado, claro, esto te parece muy injusto, y maldita la gracia, pero cuando eres el crítico, no siempre puedes evitar juzgar con ese doble rasero…

Curiosamente, Smiley, el montaje que más he disfrutado en lo que va de temporada, es también al que menos me ha costado sacarle los defectos. A saber:

Ramón Pujol en 'Smiley'

Ramón Pujol es Álex en ‘Smiley’.

– El texto, de Guillem Clua, recurre a infinidad de clichés: están el vasco, el argentino, el gay con pluma, el gay musculado y, en general, muchos de los estereotipos que se atribuyen a la comunidad homosexual masculina o, como lo llama L., al ‘gremio’.

– Un comienzo inverosímil, en el que se supone que uno de los protagonistas consigue dejar un mensaje de varios minutos en un contestador automático. Además, cuenta cosas que el supuesto receptor del mensaje ya sabe.

– Un final bastante previsible.

– Que Ramón Pujol parece incómodo en el monólogo inicial. Que Aitor Merino está titubeante en su papel principal.

– Una iluminación errada. No sabría precisar si por una cuestión de planteamiento o por un fallo técnico puntual.

Sin embargo, decía, es con diferencia el montaje que más he disfrutado en lo que va de temporada.

Aitor Merino en 'Smiley'

Aitor Merino es Bruno en ‘Smiley’.

– Porque el texto refleja todos esos clichés con una frescura y naturalidad maravillosas, y sin tapujos. Porque los pasajes discursivos están bien planteados e hilados. Porque trata una cuestión universal, aplicable, como aquí, a una pareja formada por dos hombres o a cualquier otra. Porque hacer hermoso lo sencillo es delicioso y tiene mucho mérito.

– Porque Pujol se suelta enseguida, gana en verosimilitud y marca muy bien los momentos cómicos del texto. Porque Merino se desdobla con soltura en varios personajes y los resuelve sin problema.

– Porque la dirección, también de Guillem Clua, es ágil.

– Porque reírse, qué narices, sienta fenomenal.

Y si se reserva con antelación, se pueden conseguir entradas a partir de 10 euros. No se la pierdan.

Título original: Smiley. Una història d’amor.

Autor y director: Guillem Clua.

Reparto: Ramón Pujol y Aitor Merino.

Escenografía: Guillermo García-Hoz.

Iluminación: Daniel Navarro.

Sonido: Andrés Belmonte.

Producción ejecutiva: Nicolás Belmonte.

Sala: Teatro Lara (sala off), Madrid.

¡Al rico estreno teatral!

Septiembre supone para los teatrófilos el comienzo de una nueva temporada escénica, y siempre viene acompañado de un buen número de estrenos. Este año, servidora ya ha echado el ojo a unos cuantos de la cartelera madrileña que no tiene intención de perderse. He aquí los tres primeros:

Jugadores

Una escena de ‘Jugadores’. (©FotoMarieta)

Jugadores
Estreno: está en cartel desde el 27 de agosto.
Sala: Teatros del Canal (sala Verde).
¿Qué me atrae de ella? Su género: comedia negra. Su argumento: cuatro hombres próximos a los 60 se embarcan “en un juego mucho más peligroso” cuando aparentemente juegan una simple partida de cartas. Y, por supuesto, su reparto de primera: Luis Bermejo, Jesús Castejón, Ginés García Millán y Miguel Rellán.
¿Algo más?: Firma el texto y dirige Pau Miró (Barcelona, 1974), autor también de Llueve en Barcelona o Sonrisa de elefante. La obra se estrenó (con otro elenco) en el Teatre de Salt de Girona en 2011 y en 2012 se programó en el barcelonés Teatre Lliure. Ya ha sido adaptada al italiano, para el Piccolo Teatro di Milano, donde obtuvo un Premio Ubu.

Smiley. Una historia de amor
Estreno: 5 de septiembre.
Sala: Teatro Lara (sala Off).
¿Qué me atrae de ella? La fenomenal acogida que le dispensaron crítica y público en Barcelona, donde se estrenó en noviembre de 2012.
¿Algo más? Esta comedia romántica gira en torno a dos enamorados, Álex y Bruno, que forman una pareja a pesar de lo poco que tienen en común. Guillem Clua (Barcelona, 1973), autor del texto, conocido también por La piel en llamas, ejerce asimismo de director. En Madrid la protagonizarán Ramón Pujol y Aitor Merino.

El largo viaje del día hacia la noche

Mario Gas y Vicky Peña. (Iraya Prod.)

El largo viaje del día hacia la noche
Estreno: 4 de septiembre.
Sala: Teatro Marquina.
¿Qué me atrae de ella? El texto: obra maestra del premio Nobel de Literatura Eugene O’Neill (Nueva York, 1888 – Boston, 1953), fue reconocido con un Pulitzer en 1957; es un drama familiar que transcurre un día de agosto en el Connecticut de 1912 y que tiene al actor de teatro James Tyrone como personaje principal. Y, de nuevo, el elenco: con Mario Gas y Vicky Peña, entre otros.
¿Algo más?: Completan el reparto Alberto Iglesias, Juan Díaz y Mamen Camacho. Dirige Juan José Afonso. Ralph Richardson protagonizó la versión cinematográfica de Sidney Lumet (1962), en la que Katherine Hepburn interpretaba a su esposa.

 

Estas, como decía, son solo las primeras. En cuestión de un par de semanas llegarán Petit Pierre, con Adriana Ozores y Jaume Policarpo, al Teatro de la Abadía; la versión teatral de El hijo de la novia, con Juanjo Artero, Álvaro de Luna y Tina Sáinz, al Bellas Artes; la tragicomedia de Vargas Llosa El loco de los balcones, protagonizada por José Sacristán, al Teatro Español…

Si no la pudisteis ver el año pasado en las Naves del Matadero, por cierto, no dejéis pasar Feelgood, una genial comedia política de Alistair Beaton con Fran Perea y Manuela Velasco, muy bien adaptada y que se representa hasta el próximo día 28 en el Infanta Isabel. (En la web que enlazo encontraréis el calendario completo de gira.)

Pronto os cuento qué musicales tengo apuntados ya en mi agenda…