Estoy dramatizando Estoy dramatizando

"... no me despiertes, si duermo, y si es verdad, no me duermas". (Pedro Calderón de la Barca, 'La vida es sueño')

Archivo de la categoría ‘Musical’

No solo de dramaturgia vive el hombre

Una espinita clavada, ganas de repetir y determinado estado de ánimo me han vuelto a llevar a Microteatro por Dinero. Una espinita clavada porque en diciembre me perdí la segunda edición de los Micromusicales (snifff, snifff). Ganas de repetir porque en la primera edición me chifló uno de ellos, Por culpa del amor, y lo están reponiendo. Y determinado estado de ánimo porque a priori la opción más atractiva del fin de semana para mí era el Don Juan Tenorio versionado por Juan Mayorga y dirigido por Blanca Portillo —que ocupa un lugar de honor en mi pedestal teatrófilo—, pero por algún motivo que no sabría explicar no tenía yo estos días cuerpo de Tenorio y sí de esa deliciosa cerveza a la que no voy a hacerle publicidad gratuita que sirven en el bar de Microteatro. No solo de dramaturgia vive el hombre.

Lo tiene casi todo: intensidad, una estructura redonda, humor, referencias culturales, un par de actores enérgicos, sorpresa final… De Julián Salguero y Jorge Toledo, recuerda por su frescura a Avenue Q o Pegados, y deja con ganas de más.

por culpa del amor

‘Por culpa del amor’. (Foto: Facebook)

Eso escribí (página 20) en la versión impresa de este blog sobre Por culpa del amor en diciembre de 2013, y lo mantengo. Ayer salí igual de encantada que hace un año, un poco más, incluso, teniendo en cuenta que me hice con un cedé con las canciones del musical y ya puedo torturar a mis vecinos cantando “tinoníii, suena la alarma” cual Verónica Polo a voz en grito por las mañanas. Así que vuelvo a recomendarlo y no dejo de confiar en que sus autores nos brinden algún día la versión extendida.

La visita a Microteatro me deparó, además, una agradable sorpresa. Al entrar a otra de las pequeñas obras en cartel, Mejunjes, caí en la cuenta de que una de sus protagonistas es Aixa Villagrán, a quien vi el pasado noviembre en Luciérnagas. Lo que me sorprendió fue descubrir que también firma el texto, una comedia negra mordaz que Maica Barroso y ella bordan, y que con razón se ha recuperado como una de las obras que más éxito de público tuvieron anteriormente. Villagrán, eso sí, no ha acabado de sacarme de dudas respecto a si tiene un determinado perfil interpretativo, por la brevedad de esta pieza y porque su personaje guarda ciertas similitudes con el de Luciérnagas. Con otra espinita clavada me quedo, pues, que ojalá me depare algún día una nueva alegría teatrófila…

Un musical que da gloria

4estrellasSister Act

Hablaba hace unos días de la calidad que siempre llevan por sello los espectáculos de Stage Entertainment, y la condición vuelve a cumplirse en Sister Act.

Se trata en este caso de una coproducción con Whoopi Goldberg, con quien la división internacional de la compañía ya colaboró para hacer realidad el show en Londres y en Broadway, a la que aquí se ha sumado El Terrat, la productora de Andreu Buenafuente.

Sister Act

Una de las escenas de ‘Sister Act’. Mireia Mambo, la protagonista, es la tercera por la izquierda. (Foto: Stage Entertainment)

El musical cuenta fundamentalmente la misma historia que la película homónima que protagonizó Goldberg en 1992. Nada trascendental o que haya sacudido los cimientos de la dramaturgia, claro, pero suficiente para garantizar más de dos horas de entretenimiento y diversión. Gran parte de esta responsabilidad recae, con todo, en la adaptación del libreto, de Xavier Cassadó, una de las más felices que he visto en los últimos tiempos y cuyos chascarrillos con referencias locales celebra con justicia el respetable. Me sorprendió, por cierto, la elevada media de edad de los espectadores en la función a la que asistí. P. me explicó después que puede contribuir a ello el hecho de que personas de una franja de edad determinada que no dominan el catalán quieran aprovechar las producciones teatrales que se hacen en castellano. Sea como fuere, ese público de la tercera edad disfrutó de Sister Act tanto o más que la juventud que también había en el Tívoli, y aplaudió de lo lindo.

Sister Act

Fermí Reixach interpreta a Monseñor. (Foto: Stage Entertainment)

Otro de los puntos fuertes de este musical son las composiciones, del oscarizado por sus creaciones para Disney Alan Menken. Tienen una base fundamental de pop aderezada con soul, funk, disco, gospel… Pero si da gloria es por las brillantes ejecuciones de las decenas de artistas que integran el elenco, del primero al último. Una de las mejores pruebas de que la calidad del espectáculo se ha cuidado hasta el extremo, de hecho, llega cuando se van sucediendo los números musicales y todos, independientemente de quién participe en ellos, suenan impecablemente. Me aventuraría a decir, incluso, que algunos de los artistas que intervienen en Sister Act flojean un poco en el aspecto interpretativo (no es el caso de Àngels Gonyalons o Fermí Reixach, desde luego, que están magníficos; sí, en mi opinión, el de Mireia Mambo, por ejemplo, aunque desprende una energía fabulosa), pero todos cumplen en el aspecto vocal. Los números corales, de hecho, da gloria oírlos —nunca mejor dicho—. Personalmente, me quedo con Ser monja es lo mejor (It’s Good to Be a Nun) y me encantó la chispa de Antonio Curros, Ramón Balasch y Gerard Mínguez en el divertido Mujer de negro (Lady in the Long Black Dress).

De añadir a todo esto una escenografía y un vestuario magnéticos, unas coreografías graciosísimas y un ritmo adecuado propiciado por una buena dirección de escena, solo puede resultar un teatro lleno. Mi bendición.

Compositor: Alan Menken.

Letras: Glenn Slater.

Libreto: Cheri & Bill Steinkellner.

Adaptación al español: Xavier Cassadó.

Director musical: Arnau Vilà.

Director residente: Marc Montserrat Drukker.

Elenco: Mireia Mambo Bokele, Àngels Gonyalons, Fermí Reixach, Silvia Abril, Enrique Sequero, Juan Delgado, Gara Roda, Malia Conde, Antonio Curros, Ramón Balasch, Gerard Mínguez.

Escenografía: Klara Ziegerova.

Coreografía: Anthony van Laast.

Vestuario: Lez Brotherston.

Diseño de iluminación: Natasha Katz.

Producción: Whoopi Goldberg, Stage Entertainment, El Terrat.

Sala: Teatre Tívoli, Barcelona.

 

Colores son Priscilla

3estrellasPriscilla, reina del desierto

¿Alguna vez os habéis parado a pensar cuánto facilitaría la vida que todo respondiese a las expectativas que genera? ¿Que los gobiernos cumpliesen el programa electoral por el que fueron elegidos, que el chico con el que quedaste a través de una web de citas midiese 1,80 como aseguró, que las cremas antiarrugas en verdad eliminasen las arrugas?

Priscilla, reina del desierto sí es lo que parece, sí ofrece lo prometido. Desde luego, no una dramaturgia de Pulitzer, ni unas interpretaciones de Tony. Pero de colores, de luces, de pelucas, de tacones, de postizos, de desenfado… De todo eso, va sobrado.

“The best feel-good show since Mamma mia! —algo así como “el mejor espectáculo para animarse” o “para hacerte sentir bien” o incluso “el espectáculo más animado” o “el espectáculo con mejor rollo desde Mamma mia!”, diríamos nosotros—. Parece que así describió este musical (su adaptación londinense) el británico Sunday Express, y me gusta que la productora aquí haya incluido esa referencia en la promoción, porque ciertamente Priscilla tiene mucho que ver con el show basado en las canciones de ABBA. Comparten esencia ligera y afán de divertir, y ambos se sostienen sobre sus números musicales; además de que los dos cuentan con versión cinematográfica, claro —en el caso de Mamma mia!, posterior a la teatral—.

Priscilla, reina del desierto

El trío protagonista de ‘Priscilla, reina del desierto. El musical’.

Priscilla, sin embargo, juega con una potente baza de la que carece Mamma mia!: una escenografía y una iluminación apabullantes. Todo el espectáculo es un torrente estético. Cantantes suspendidas en el aire, un autobús de tamaño real cubierto de leds que gira en el escenario, un enorme zapato de tacón que se desliza desde su techo, bolas de discoteca, efectos de luces proyectados en las paredes de la sala…

Vestuario, peluquería y maquillaje merecen una mención aparte. Se usan en torno a 500 trajes y 200 pelucas. Tantos que algunos se lucen en escena durante menos de un minuto. Incluyen genialidades como un vestido con chanclas, otro que incorpora un gran caramelo con envoltorio a la altura de las caderas, otro del que cuelgan tubos de telas rematados en bolas que hacen un efecto estupendo con el movimiento, pantalones de campana con franjas de colores que acaban en unas plataformas bajo los pies…

Decía al comienzo que no estamos ante una dramaturgia de Pulitzer ni unas interpretaciones de Tony. Cierto. Creo que se han cuidado poco la historia y el texto, y que se los relega a un segundo plano. En el terreno actoral, con todo, sería injusto no reconocer el trabajo de José Luis Mosquera (se alterna con Mariano Peña), que brinda una Bernadette encantadora, tierna y muy verosímil.

Los números musicales, por su parte, funcionan gracias a la orquestación, los arreglos y una orquesta dirigida con tino por Julio Awad. En el aspecto vocal los encontré mejorables, sobre todo por lo que respecta a algunos temas de Madonna (ains), pero sin duda salvo a las divas —Patricia del Olmo, Rosanna Carraro y Aminata Sow—. Sí me convenció la idea de combinar español e inglés en las letras de las canciones, aunque (ains otra vez) también se podría perfeccionar un poquito más esa pronunciation. You know.

Título original: Priscilla, Queen of the Desert.

Libreto: Stephan Elliot y Allan Scott (basado en la película original distribuida por Metro Goldwyn Mayer Inc.).

Traducción y adaptación del libreto: Miguel Antelo.

Dirección artística adaptación española: Ángel Llàcer.

Dirección musical: Manu Guix y Julio Awad.

Director: Simon Philips.

Elenco: José Luis Mosquera, Jaime Zatarain, Christian Escuredo, Etheria Chan, Susan Martin…

Adaptación: Simon Philips.

Diseño de vestuario: Tim Chappel y Lizzy Gardiner.

Diseño de iluminación original: Nick Schlieper.

Diseño de maquillaje: Cassie Hanlon.

Diseño de iluminación: Carlos Torrijos.

Orquestaciones: Stephen Spud Murphy y Charlie Hull.

Producción: SOM Produce y Nullarbor Productions en asociación con MGM on Stage.

Sala: Nuevo Teatro Alcalá (sala principal), Madrid.

Más sobrecogedor que un asesinato

3estrellasExcítame: el crimen de Leopold y Loeb

No ha arrancado nada mal esta temporada teatrera. No, señor. En parte, gracias a Excítame: el crimen de Leopold y Loeb.

Curiosamente, lo que más me atrajo de la obra cuando leí sobre ella es también lo que más desencantada me ha dejado: en el aspecto musical la encontré monótona. Las canciones de Stephen Dolginoff me parecieron apropiadas, un par de ellas incluso me engancharon, y no puedo decir que me llegaran a cansar, en absoluto. Pero apenas se sale de un par de ritmos y melódicamente es bastante lineal, así que eché en falta más variedad.

Excítame

David Tortosa y Alejandro de los Santos en ‘Excítame: el crimen de Leopold y Loeb’

Por el contrario, me atrapó aquello que a priori menos me había llamado la atención: el suspense. En muchas de las reseñas de Excítame destacan que el asesinato, que forma parte de la trama (aquí he intentado sintetizar su argumento), “no es el conflicto dramático principal”. ¡Desde luego que no! En este sentido, Dolginoff firma un trabajo brillante: dibuja con tanta precisión a los dos personajes y, sobre todo, su destructiva relación, que esta sobrecoge más que el crimen en sí mismo. El nivel de sometimiento que está dispuesto a aceptar Nathan por amor a Richard lo retrata con un realismo aterrador, y pone la guinda con lo que los estadounidenses llamarían “a twist”; lo que viene siendo un giro inesperado hacia el final de la trama, vaya.

También sobresaliente, por impecable, es el trabajo de José Luis Sixto en la dirección. Consigue que ni un instante de la función quede vacío, una tarea nada fácil en una obra con solo dos actores. En el papel de Richard, nosotros vimos a David Tortosa (se alterna con Marc Parejo), que saca partido sobre todo del lado maquinador del personaje. Alejandro de los Santos, por su parte, da mucha credibilidad al genio subyugado que es aquí Nathan. En la faceta vocal, poco exigente, cumplen ambos.

En el lado técnico, vestuario, iluminación, sonido y escenografía son más que correctos para una producción de estas dimensiones y contribuyen a crear esa atmósfera de thriller que pide el texto. Eso sí, servidora, que se merendó Excítame después del dramón de El largo viaje del día hacia la noche (dejo pendiente la entrada sobre ella, pero os adelanto que también vale la pena), el cajón de la congoja lo tiene suficientemente llenito por ahora y la próxima semana pretende volar hacia los cielos de la comedia…

–          Título original: Thrill me: The Leopold & Loeb Story.

–          Autor: Stephen Dolginoff.

–          Elenco: Alejandro de los Santos, David Tortosa.

–          Voces en off: Pedro Casablanc, Adolfo Fernández, Miguel del Arco.

–          Director de escena: José Luis Sixto.

–          Director musical: Aday Rodríguez.

–          Pianista: Aitor Arozamena.

–          Escenografía: Asier Sancho.

–          Iluminación: Juanjo Llorens.

–          Sonido: Sandra Vicente.

–          Vestuario: Silvia de Santiago.

–          Adaptación: Pedro Víllora, Alejandro de los Santos.

–          Sala: Teatro Fernán Gómez (sala Dos), Madrid.

Los musicales que llegan

Por lo que a musicales respecta, el arranque de temporada se presenta bastante variadito.

'Excítame'

Imagen promocional del musical ‘Excítame’. (Foto: Javier Naval)

El primero que tengo yo anotado en mi agenda teatrófila es Excítame: el crimen de Leopold y Loeb, un espectáculo de pequeño formato que se estrenará el próximo día 11 en la sala Dos del Teatro Fernán Gómez. Este thriller musical del estadounidense Stephen Dolginoff se basa en la historia real de Nathan Leopold y Richard Loeb, dos alumnos de la Universidad de Chicago que en 1924, con la intención de cometer el crimen perfecto, secuestraron y asesinaron a un adolescente de 14 años. Con el título de Thrill me, la obra se estrenó en el Off-Broadway en 2005. La versión en español contará con Alejandro de los Santos y David Tortosa o Marc Parejo, además de las voces en off de Pedro Casablanc, Adolfo Fernández y Miguel del Arco, y José Luis Sixto en la dirección de escena. De la adaptación al castellano se han encargado Pedro Víllora y Alejandro de los Santos.

Priscilla, reina del desierto

Una producción de ‘Priscilla, reina del desierto’ (Foto: Joao Caldas Fº/5D II)

Sé que tampoco me resistiré a la primera gran producción de la temporada, Priscilla, reina del desierto, que llegará al Nuevo Teatro Alcalá el 2 de octubre. Con libreto de Stephan Elliott y Allan Scott, se basa en la película homónima de 1994, sobre dos drag queens y una transexual que recorren Australia en un desvencijado autobús. La banda sonora del espectáculo incluye temas de Tina Turner, Madonna, Village People, Gloria Gaynor, Cindy Lauper… El musical se estrenó en Australia en octubre de 2006, y ha podido verse ya tanto en el West End londinense (cuya puesta en escena original será la que se vea en Madrid) como en Broadway. En la versión española intervendrán 40 artistas, con Jaime Zatarain como Mitzi, Christian Escuredo como Felicia y Mariano Peña como Bernadette. No soy yo especialmente fan de los musicales con canciones ‘ajenas’, pero, entre otras cosas, los 23 cambios de escenario, los 500 trajes y las 200 pelucas prometen. En la dirección artística estará Ángel Llácer, y en la musical, Manu Guix.

Ya más entrado el otoño, a partir del 24 de octubre, intentaré dejarme caer por Barcelona para ver la adaptación española de Sister Act, otro musical basado en una película. El Teatre Tívoli de la capital catalana acogerá esta comedia con banda sonora de Alan Menken que incluye temas disco, gospel y blues. Mireia Mambo Bokele dará vida a Deloris, la joven cantante metida forzosamente a monja; y la acompañarán Angels Gonyalons, Fermí Reixach y Silvia Abril, entre otros. La versión escénica de Sister Act que llegará a Barcelona se estrenó en Londres en 2009 y también ha podido verse en Broadway.

Vosotros, ¿a cuál os apuntáis?

Una buena inversión

5estrellasLos miserables (2013)

Hay espectáculos por los que duele haber pagado 2 euros y espectáculos que valen todos y cada uno de los 7.000 céntimos que puede llegar a costar su entrada. Este último es el caso de la producción de Los miserables que se estrenó en Madrid a finales de 2010 y que Stage recuperó en octubre del año pasado para llevarla de gira por todo el país.

Los Miserables by Cameron Mackintosh, opening night November 18

Guido Balzaretti (Marius) y Talía del Val (Cosette) en ‘Los miserables’.

Los más avispados de mis (cientos de miles de) seguidores estarán pensando, claro, que resulta muy fácil decirlo cuando una va de balde. Cierto es que por mi trabajo tengo la suerte de disfrutar gratis de muchas obras. Pero también que por cada función de Los miserables que he visto invitada, he visto otra pagando.

Los más fieles de mis (¿había dicho cientos de miles? de mis ¡millones! de) seguidores estarán pensando, claro, que me ciega la subjetividad porque se trata de mi musical favorito. Cierto es que en mi teléfono se van alternando como tonos de llamada On my own (en español, Solo para mí), One day more (Sale el sol), Stars (Estrellas)… Pero también que cualquiera que vea este montaje apreciará su elevado coste y reconocerá su calidad.

… Y ahora es cuando confieso que incluso yo tenía mis dudas sobre esta versión para gira. Dudas que quedaron disipadas por completo hace unas semanas en el Teatro Calderón de Valladolid.

Creí que de una forma u otra los decorados se habrían adaptado, que se habrían reducido para facilitar su traslado y su disposición en los distintos tipos de cajas escénicas. Si ha sido así, yo no conseguí percibirlo.

Además, temí que los cambios en el reparto hubieran podido dar al traste con la magia del musical. Bueno, hacer olvidar a Gerónimo Rauch es simple y llanamente imposible, pero el Jean Valjean de su compatriota Nicolás Martinelli tiene su encanto. Armando Pita está estratosférico: borda al pícaro Thenárdier y se entiende a las mil maravillas con su partenaire, la gran Eva Diago (ahora sir Mackintosh nos lo ‘secuestrará’ para llevárselo a Londres, como ya hizo con Rauch). Me volvió a conquistar la presencia de Ignasi Vidal y me asombró la evolución de Guido Balzaretti, su Marius tan elegante y limpio, rayando la perfección. Me quedé con ganas de ver otra vez a Lydia Fairén, que no tiene la mejor voz del mundo pero lo suple con vena y agallas.

Los miserables (2013)

Ignasi Vidal (Javert) y Nicolás Martinelli (Jean Valjean) en ‘Los miserables’.

Luego, se ha mantenido la atención que implica el respeto por el trabajo de uno mismo y, en este caso, por el público. Se han cuidado los detalles de igual modo que en 2010. Se han modificado algunas líneas del libreto, se ha potenciado el aspecto interpretativo y se han introducido con muy buen resultado pequeños nuevos arreglos musicales. (Si no eres muy fan de Les Miz, te aconsejo que te saltes este paréntesis, que tiene un poco de flipada, un poco de postureo y un mucho de friquismo. Me encanta como, ya al final del Epílogo y, por tanto, del musical, cuando el coro canta “Do you hear the people sing? / Say, do you hear the distant drums?” —en castellano, “Canta el pueblo su canción / Oyes el eco del tambor”—, el silabeo de “Say, do you hear the distant drums?” —o de “Oyes el eco del tambor” — abandona de alguna forma el legato de la línea melódica para imitar el sonido del tambor. Pues, bien, tuve la impresión de que en esta revisión se ha remarcado esa idea.)

Desafortunadamente, no todo el mundo puede disponer de los 70 euros que, en efecto, vale una butaca de patio de Los miserables en fin de semana en el Teatro Cervantes de Málaga, donde estará del 20 de junio al 20 de julio (luego vendrán Barcelona, Bilbao, Salamanca, Logroño, Zaragoza…), aunque hay entradas a partir de 22 euros. Pero si puedes disponer de ellos, no dudes que serán bien invertidos.

… It is the future that they bring / When tomorrow comes
(Son los redobles del futuro / Que empieza hoy)

Autores: Claude-Michel Schönberg y Alain Boublil, basado en la novela de Victor Hugo.

Traducción española: Albert Mas Griera.

Dirección: Laurence Connor y James Powell.

Director residente en España: Daniel Anglés.

Director musical: Arturo Díez Boscovich.

Elenco: Nicolás Martinelli, Ignasi Vidal, Armando Pita, Guido Balzaretti, Lydia Fairén, Elena Medina, Eva Diago, Carlos Solano, Talía del Val…

Escenografía: Matt Kinley.

Producción: Cameron Mackintosh Ltd., Stage Entertainment España.

Sala: Teatro Calderón, Valladolid.

Dicho queda

3estrellasMierda de artista

Lean los versos que siguen. A continuación, pónganles la musiquilla más tonta que se les venga a la cabeza.

Buenos días, panadero

Hoy me llevo una artesana

¿Son 80? Aquí los tiene

Igualmente. Hasta mañana

¿Ya? Pues sepan que solo la genética, que no se estiró demasiado con mis cuerdas vocales, la vergüenza y la consideración hacia los oídos del tendero me impiden ir a comprar el pan con rima y canturreando.

Sí…, una es musicalera por antonomasia y por eso tira fuegos artificiales (mentalmente, cuestión de logística) las pocas (cuestión de logística también, supongo) ocasiones que se presenta un musical original en español.

Pues, bien, guardaba un par de luces de bengala y algún que otro petardito de cuando vi Pegados, y no se me ha ocurrido mejor motivo para hacerlos estallar que el estreno de Mierda de artista, la nueva criatura de Ferran González, Joan Miquel Pérez y Alícia Serrat.

Si Pegados partía de una historia genial, la de dos jóvenes que se quedan encajados durante un esporádico encuentro sexual en el aseo de una discoteca, esta no se queda atrás. Mierda de artista se basa en la biografía del italiano Piero Manzoni (Soncino, 1933 – Milán, 1963), famoso por vender como arte huevos duros con la huella de su pulgar impresa, por firmar los cuerpos de varias personas y llamarlos ‘esculturas vivientes’ o, sobre todo, por cobrar a precio de oro 90 latas metálicas con excrementos suyos en el interior –hoy se exponen en el MoMA, en el Pompidou, en la Tate… y se ha llegado a pagar por ellas más de 120.000 euros–.

Así que de nuevo tenemos un extravagante punto de arranque y de nuevo también una trama más que consistente para tratarse de un musical. Además de un puñado de temas destacables, como el que interpretan Manzoni y la periodista Paola Pisani la primera vez que están juntos en el taller, el que cantan todos mientras fabrican la Mierda o, mi favorito, el tema central, el más exitoso en ese arte musicalero de ir alimentando las ganas del oído y de ir a más, El arte es colosal. Imperdonables, eso sí, algunas pequeñas dejadeces del libreto: vale que un musical es en esencia relajado, pero siempre se puede evitar rimar «a mí» con «a mí»…

Mierda de artista

Ferran González, Gemma Martínez, Frank Capdet, Nanina Rosebud y Xènia Reguant en ‘Mierda de artista’. (Foto: Jaime Villanueva)

En el elenco repiten Ferran González, impoluto en el papel de Piero Manzoni, Xènia Reguant (Apollonia Avaloni), Joan Miquel Pérez (Agostino Bonalumi) y Gemma Martínez, magnífica como Sofia Canevaro. El contrapunto perfecto a la avasalladora representante de Manzoni lo pone la inseguridad de Paola Pisani, a la que da vida Nanina Rosebud. (Este personaje, el de la periodista, por cierto, tiene uno de los mejores puntos cómicos de la obra cuando explica por qué teme un ataque de lobos.)

En la escenografía se aprecia una notable mejora con respecto a Pegados, queda muy bien resuelta. No se puede decir lo mismo, sin embargo, del vestuario; hay hechuras que están un nivel por debajo de los demás elementos de la producción.

Luego, resulta curioso que de algunas de las fortalezas del espectáculo surjan también algunas de sus debilidades, todas por redundancia. Tiene gracia la primera vez que un personaje maldice la ubicación de un cuadro, tiene más gracia aún que un segundo personaje maldiga la ubicación del mismo cuadro e incluso tiene gracia que lo haga un tercer personaje, pero a partir de la cuarta vez, la cosa se convierte en abuso y pierde toda la fuerza. Ocurre tres cuartos de lo mismo con el metateatro: la capacidad de sorpresa de que los actores ‘abandonen’ sus papeles para referirse a asuntos del montaje es limitada; o das con un buen chiste –que hay alguno, sí– o se acabó la risa. Y con el empleo repetido del humor obsceno… aunque aquí, una vez más, debo admitir que tengo un criterio absolutamente minoritario, porque en mi función las mayores carcajadas del público sobrevinieron de las mayores guarrerías del guion.

Ahora, antes de poner el punto final y de que ustedes piensen que me voy de erudita, es cuando les cuento que Mierda de artista incluye unas cuantas de esas coreografías cursis típicas de comedia musical que encajan con las canciones de tempo más rápido y les confieso que me hacen muchísima gracia, que no me cansan, que me encantan, que me pirran. Hala. Dicho queda.

Autores: Ferran González y Joan Miquel Pérez.

Dirección: Alícia Serrat.

Dirección musical: Joan Miquel Pérez.

Elenco: Ferran González, Gemma Martínez, Xènia Reguant, Nanina Rosebud, Frank Capdet, Joan Miquel Pérez, Eloi López, Paco Weht.

Escenografía: Nil Brullet.

Vestuario: Laia Cambrils.

Coreografía: Marta Tomasa.

Producción: Irene Reig, Kaktus Music.

Sala: Teatros del Canal (sala Verde), Madrid.

Tela-Katola o vivir cantando

No son maneras de tratar a una dama 

3estrellas

Soy de la mitad de la población a la que le gustan los musicales. De esa mitad de la población a la que no solo no le choca que de pronto un personaje deje de hablar y pase (igualito que Salomé) a vivir cantando, sino que incluso desearía que la vida tuviera banda sonora incorporada. Entenderán, pues, que aplauda con las orejas cada nuevo montaje, cada nuevo pedacito del off-Broadway que nos trae Tela-Katola.

No son maneras de tratar a una dama

David Ordinas e Inma Cuevas en una imagen promocional de ‘No son maneras de tratar a una dama’.

Conocí la compañía hace algunos años en el Teatro Alfil, donde representaban Te quiero, eres perfecto… ya te cambiaré, una pequeña producción del musical de Joe DiPietro y Jimmy Roberts que tenía muy poco que envidiar a la que, allá por 2001, protagonizaron Silvia Marsó, Carmen Conesa, Víctor Ullate y Miguel del Arco. Más recientemente, estuvieron en la sala pequeña del Nuevo Alcalá con un cuidado Tick, tick… boom!, de Jonathan Larson (más conocido por Rent). Ahora han vuelto al Alfil, con la comedia musical No son maneras de tratar a una dama, y con éxito a juzgar por los meses que llevan en cartel y lo lleno que estaba este sábado el teatro.

Creo que aunque no hubiera sabido de antemano que Tela-Katola está detrás de este No son maneras…, lo habría adivinado, porque lleva la inconfundible marca de la casa. ¿Que en qué consiste? Les cuento:

En primer lugar, en adaptar al español como dios manda. Cuidado, que si traducir un texto creativo en general resulta complicado, traducir ajustándose a la métrica que impone la música e intentando respetar la fonética, todavía más. Sobre todo porque muchos de los trillones de monosílabos que tiene el inglés se convierten en polisílabos cuando se trasladan al castellano.

Luego, en el talento. En mi función, Diego Rodríguez (Jean Prouvaire en Los miserables) interpretó al detective Brummel con mucho encanto; Víctor Massán (a quien hace solo unos meses vimos en el micromusical En un encender y apagar) pasaba con soltura de dar miedo a mostrar la cara más patética del asesino en serie Christopher Gill; Teresa Cuesta bordó sobre todo el papel de la metomentodo Flora Brummel; y Laura Castrillón (Sarah) volvió a encandilarnos con su voz, como ya hizo en Te quiero, eres perfecto… ya te cambiaré y Tick, tick… boom! Si bien lograron mantener un buen ritmo, flojeaban al acoplarse en los números corales, lo que tal vez se deba a que la mayoría de ellos no forman parte del -llamémoslo así- primer reparto (Rodríguez sustituye a Jorge Gonzalo, Massán actuó en lugar de David Ordinas y Teresa Cuesta reemplaza a Inma Cuevas).

Sigo con la marca de la casa. Tienen estas producciones un sonido como ya les gustaría a muchas grandes. Aquí, con una pequeña banda impecable en directo. (¡Tres hurras por los que saben ajustar la percusión!)

Y, por último, solventan con creatividad la falta de recursos. En No son maneras…, la escenografía se basa en unas simples transparencias que, además de servir para pasar de un restaurante a la casa de Brummel o a Central Park, apoyan el humor de la pieza e incluso dan pie a pequeños gags. ¡Geniales!

Así que les recomiendo que se vayan haciendo con entradas si quieren vivir 100 divertidos y bien trabajados minutitos de off-Broadway en Madrid.


Autor: Douglas J. Cohen.
Adaptación: Tela-Katola.
Dirección musical y escénica: Pablo Muñoz-Chápuli.
Reparto: Diego Rodríguez, Víctor Massán, Laura Castrillón, Teresa Cuesta.
Escenografía y vestuario: Ana Tusell.
Iluminación: Carlos Alzueta.
Producción: Carmela Martínez Oliart.
Sala: Teatro Alfil, Madrid.