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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

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Sobre la coherencia

John Lydon, otrora Johnny Rotten, por siempre líder de Sex Pistols y PiL, ha confesado al diario Daily Star que declinó la oferta de la banda virtual de Damon Albarn, Gorillaz, para colaborar en su disco. El motivo: no quiere hacer algo sólo por dinero. Su postura choca con la que adoptó en 1996, cuando reunió a la banda madre del punk británico por razones puramente económicas, según reconocieron los propios miembros del grupo. Al igual que resulta sonrojante ver actuar a un grupo supuestamente revolucionario como Rage Against the Machine en Rock in Rio, choca ver a alguien como Lydon presumir de determinados principios. Y es que, en los tiempos que corren, ser coherente es complejo, y más aún si uno ha llevado siempre determinados ideales por bandera.

Mi primo y el rock and roll

Tiene sólo 12 años y ya es un amante del rock. Apunta maneras. Siempre dice que de mayor le encantaría formar una banda, aunque asegura que no tiene madera para aprender a tocar un instrumento. No es del todo cierto. Hace un par de meses, sus padres le regalaron por su cumpleaños el Guitar Hero. En sólo dos semanas ya lo dominaba a la perfección, fruto de tardes enteras ante la tele. Entonces le propuse un trato: le cambiaba durante otras dos semanas el juego por mi guitarra eléctrica, con la única condición de que le dedicase al instrumento las mismas horas que había venido dedicando a la play. Ayer, mientras el juego seguía acumulando polvo en mi salón, concluyó el plazo. Quedamos y me mostró sus progresos. Mis mejores augurios se hicieron realidad: mi primo ya toca media docena de canciones de los Ramones, un par de Green Day y una de los Sex Pistols. Y quiere que le preste la guitarra dos semanas más. Menos mal que tengo otra en casa.

Sexo a los cincuenta y pico

Vuelven los Sex Pistols. Otra vez. Lo harán con motivo del festival Summercase, que este año se celebrará los días 18 y 19 de julio. Como siempre, los grupos que el primer día tocan en Barcelona al día siguiente lo hacen aquí en Madrid, y viceversa. El cartel, por el momento, lo completan The Breeders (la banda de la ‘Pixie’ Kim Deal), Kings of Leon, Mäximo Park, The Verve, The Long Blondes y M.I.A., entre otros.

Hace poco me refería en un post al tema de las reuniones de viejas glorias. En el caso de los Pistols, pese a ser una de mis bandas de cabecera, pienso exactamente lo mismo: no me importaría verles, pero nada volverá a ser lo mismo que en aquel Londres del 77, por muchos exabruptos que suelten sobre un escenario.

La reaparición de Rotten y los suyos trae de nuevo a la actualidad un debate que siempre subyace entre los que amamos el punk. ¿Fueron elllos los inventores del género? Yo siempre lo tuve claro: no. Ni mucho menos. Suya fue la responsabilidad de popularizarlo a nivel masivo, llevarlo a los telediarios y crear toda una moda a su alrededor, por otra parte perfectamente orquestada por ese catalizador de tendencias que fue Malcom McLaren. No eran menos punk los Damned ni los Ramones, que publicaron sus primeros discos antes que los propios Pistols.

Por otra parte, hubo mucha gente que antes que ellos hizo cosas auténticamente punk, aunque el término aún estuviera por inventar. En el Detroit de finales de los 60, los MC5 pusieron patas arriba el estadio de la ciudad del motor con un disco en directo incendiario que quedó registrado para la posteridad, Kick out the jams. Entonces «sólo» se trataba de rock and roll. En el 69, Iggy Pop y sus Stooges ya habían escrito y publicado todo un decálogo de furia con su primer y homónimo álbum. Incluso años antes, en el 65, los Sonics habían llevado todo el desenfreno propio del género a un disco de garage cavernario y arrollador, el imprescindible Here are the Sonics. Hay ejemplos a pares.

Más allá de discusiones banales, lo que importa es lo que tenemos a la vista. ¿Qué pueden ofrecer los Sex Pistols a día de hoy?

Never mind the bollocks es un discazo, un documento de su tiempo, un enorme escupitajo al rock elitista para virtuosos. De eso no hay duda. Pero escucharlo en pleno 2008 a manos de una banda que ha reconocido abiertamente volver por necesidades económicas plantea serias dudas. Quizás fuera mejor dejarlo como estaba.