O al menos eso se desprende de la música que le gusta, que hoy en día es lo mismo que decir «lo que lleva en el iPod». Y sí, ya sé que es bien distinto llevar algo en el cacharro a que te guste realmente (y ya no digamos a conocerlo en profundidad). Pero no entremos en disquisiciones sobre las desventajas del mundo tecnológico en el que nos ha tocado vivir. Hoy no.
Una cosa está clara: hace casi un par de años, cuando estaba a punto de convertirse en el primer presidente negro (o casi) de la historia de EE UU, los informativos de todo el planeta vertieron toda la información habida y por haber sobre su persona, su pasado, sus vicios, sus virtudes… y también sus gustos. Entonces nos enteramos de su afición a los Rolling, Elton John o Earth Wind and Fire… Pero las cosas han cambiado. Y a medida que los garrulos del tea party ha ido endureciendo sus posturas y haciéndose con una parcela de poder entre las filas republicanas, Obama ha ido necesitando escuchar música con un poco más de punch y mala baba. Normal.
El caso es que la edición americana de la revista Rolling Stone ha preguntado al mandamás del mundo libre por las 2.000 canciones que ocupan su reproductor, a lo que ha respondido que lo suyo es el hip hop. «Jay-Z ya solía estar entre los que más escuchaba, pero ahora tengo un poco de Nas y un poco de Lil Wayne». Ahí queda eso.
Como el trabajo de un presidente es tratar de quedar bien con todo el mundo, mister Obama también ha querido dejar claro que escucha un poco de todo, especialmente algunos must de la música americana, desde clásicos del folk como Bob Dylan hasta leyendas del jazz como Charlie Parker, John Coltrane o Miles Davies, amén de pastiches inclasificables que deben gustar a todo yanki de bien, como Sheryl Crow. Incluso música clásica dice que escucha. Si es que es un ecléctico, el tío.
Por alguna razón, todo lo que tenga que ver con los gustos personales de los personajes públicos nos hace como mucha gracia. Por eso, en su día, con la excusa de las elecciones de marzo de 2008, me puse en contacto con políticos de todo signo para averiguar sus gustos musicales y echarnos unas risas. Pensé que, con eso de estar en plena campaña, iban a perder el culo por presentar su lado cultural ante la gente, pero sólo me respondieron Joan Puigcercós, Rosa Díez y Gaspar Llamazares (todavía estoy esperando a que lo hagan los del PP y PSOE). Y el hecho es que no salieron tan mal parados como muchos hubieramos pensado. Más lamentable (aunque representativo de este país nuestro, eso sí) fue el resultado que obtuvo Darío Manrique cuando investigó en su blog sobre los gustos de los miembros de la selección española de fútbol.
Al parecer, los nuevos gustos musicales de Barack le vienen de sus hijas. Igual le vendría bien a Zapatero que las suyas le recomendaran un par de grupos. O igual no.
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