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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

Entradas etiquetadas como ‘cierre’

Despedida y cierre (sin bises)

Hoy, cinco años después de echar a andar, Entrada Gratuita echa el cierre. Lo hace con un cierto poso de tristeza, pero también con la convicción de que todo blog tiene un ciclo vital. Un nacimiento, un desarrollo y un fin.

En los últimos meses, mi trabajo en 20 Minutos y mis proyectos personales no me han dejado demasiado tiempo para actualizar este sitio todo lo que merece, y hace tiempo que venía dándole vueltas a la posibilidad de decir adiós de una manera digna. Por ello, cuando desde la dirección de este diario se me ha propuesto el cierre del blog por el descenso en el tráfico no me ha parecido un contratiempo, sino algo que tenía que llegar antes o después. No se me ocurre mejor manera de hacerlo que cuando se cumple un lustro de su alumbramiento.

Ha sido un auténtico placer compartir con vosotros mi pasión por la música, que al fin y al cabo es lo que nos trajo aquí. He disfrutado y aprendido mucho durante este tiempo. Atrás quedan 521 entradas, casi 15.000 comentarios y un sinfín de canciones que han puesto y seguirán poniendo banda sonora a nuestras vidas. Y por todo ello sólo puedo tener palabras de agradecimiento. Tanto a 20 Minutos por confiar en mí para elaborar este blog como, sobre todo, a vosotros, los lectores y melómanos que me habéis acompañado en esta pequeña aventura.

Seguiré llevando la sección de música en la edición impresa de 20 Minutos. Podéis seguirme en Twitter (@danicabezas1) o, si os apetece, echarle una escucha a mi banda, Le Traste.

Gracias por todo y hasta pronto.

Dani Cabezas

Fabchannel echa el cierre

Hace un par de meses hablaba en este blog de una de las iniciativas musicales más interesantes surgidas en Internet en los últimos tiempos, Fabchannel. Un lugar para ver conciertos gratis en streaming, financiado exclusivamente a través de la publicidad y los sponsors. Una buena idea, tal y como comentaba aquel día.

Hoy recibo la noticia de que Fabchannel echa el cierre.

La nota de prensa es muy clara sobre las causas del fracaso. Los responsables de la web culpan de manera directa a los grandes sellos discográficos, «porque no han permitido que se grabe a sus artistas». Esto, junto a las dificultades que presenta el mercado de la publicidad online, especialmente en tiempos de crisis, han precipitado la desaparición de Fabchannel.

La falta de apoyo por parte de la mayoría de las multinacionales no hace sino confirmar una realidad que todos conocemos: los grandes conglomerados de la música se siguen resisitiendo al cambio, agarrándose al clavo ardiendo de un negocio que ya no es lo que era y oponiéndose a buena parte de los modelos que se escapen a su tradicional control. Fabchannel representaba una oportunidad. Quizá no un negocio redondo ni una máquina de hacer dinero (nunca será comparable ir un concierto que verlo en la pantalla de un ordenador), pero desde luego sí una plataforma completamente legal e interesante para todas las partes. Pero por lo visto no les debió resultar suficientemente rentable y decidieron oponerse rotundamente a cualquier colaboración con la empresa holandesa.

El problema viene a ser el de siempre: cuando todo se mide exclusivamente por el baremo de la rentabilidad económica, la cultura pasa a un plano secundario. Se desvirtúa. Y eso sólo puede terminar mal, ya no sólo para iniciativas como Fabchannel (que evidentemente sufre las consecuencias de no poder contar con artistas superventas en su archivo), sino también para aquellas sellos discográficos que no demuestren visión de futuro y capacidad de adaptación. Si no, al tiempo.


Podéis disfrutar de los más de 1000 conciertos gratuitos que ofrece Fabchannel hasta el próximo viernes 13 de marzo. A partir de entonces, la web pasará definitivamente a engrosar la lista de proyectos frustrados de la Red. Una pena.

Cierra La Riviera

Lo que faltaba. Teníamos pocas salas de conciertos en Madrid y cierran una de las más activas, La Riviera. La cosa no acaba ahí. El consistorio ha echado el cierre también a discotecas como el Moma (José Abascal), el But (Barceló), y una de las salas con mejor sonido de la ciudad (aunque con una programación muy alejada del rock), el Macumba, ubicado en la estación de Chamartín. Se rumorea además que locales como el Dink (en Malasaña), el Archy (Marqués de Riscal), el Déjate Besar (Hermanos Bécquer) y otros muchos pueden ser los siguientes en caer. Estás que te sales, Gállar.

Como podéis leer en la noticia, el cierre de La Riviera obedece a las reiteradas denuncias por falta de licencias, ruidos, ampliación de horarios o venta de alcohol a menores. Pero como también sabréis, todo ello coincide con el triste suceso del Balcón de Rosales y la posterior alarma social entre la opinión pública, lo que sin duda no ha hecho más que acelerar un proceso que, por dejadez o pura conveniencia, se venía demorando desde hace años. Ahora, y para que parezca que se actúa con celeridad y contundencia desde el Ayuntamiento, se coge y se hace todo a capón, sin tener en cuenta a los perjudicados. Los más inmediatos, los que tenían programados conciertos para este fin de semana: Sidonie, que trasladan su concierto de esta noche a la discoteca Joy Eslava (a la misma hora), y Stereolab, que se lo llevan el domingo a la mítica -pero mucho más pequeña- Sala Sol, lo que ha obligado a que ya no se vendan más entradas.

Por mi parte, seré plenamente sincero: me es bastante indiferente que se cierren discotecas. Las hay a pares y apenas las frecuento. Pero el problema que Madrid tiene con las salas de conciertos -que ya viene de largo- raya lo vergonzante y es impropio de una ciudad de más de tres millones de habitantes. Tras los cierres de Canciller, hace ya unos años, el derribo de Aqualung y el fulminante cierre de hoy de La Riviera, prácticamente nos hemos quedado sin salas de aforo medio, aquellas en las que caben entre mil y dos mil personas. Y yo me pregunto, si el cierre de La Riviera se prolonga, ¿dónde van a tocar los grupos que se encuentran a medio camino entre la sala Heineken (800 personas) y el Rockódromo (12.000 personas)?. Porque son unos cuantos, y arrastran a un público más que numeroso. Basta echar la vista atrás para ver la cantidad de conciertos que ha programado La Riviera durante el último año, colgando el cartel de «no hay entradas» con una asiduidad pasmosa.

Los problemas de licencias que puedan tener las salas no son de la incumbencia de los que amamos la música. Si hay motivos legales y de seguridad de auténtico peso para cerrarlas, que las cierren. Pero alguien tendrá que poner de su parte y promover que otras puedan ocupar su lugar con todas las garantías. Porque es un atentado cultural que una ciudad como ésta no apueste más que por los conciertos multitudinarios. Y es que, señores del Ayuntamiento, necesitamos mucho más que Rock in Rio para poder presumir de tener una ciudad en condiciones.

Hoy Madrid es un poco más gris.

El adiós de Fly Music

Como muchos sabéis, el canal musical de TDT Fly Music, propiedad de Vocento, va camino de desaparecer. Previsiblemente, la cadena de la mosca dejará de emitir su programación el próximo verano, aunque aún no hay fecha concreta.

La razón que se esgrime desde la dirección del grupo no es otra que la baja rentabilidad del canal, gestionado en su mayor parte por Net Tv. Ante ello, hace tiempo que se viene produciendo un baile de horarios y restringiendo su especio en parrilla para, a cambio, ofrecer a los televidentes apasionantes sesiones de teletienda.

A todo ello se suma el hecho de que, hace un par de meses, entró en escena un nuevo accionista del conglomerado: la todopoderosa Disney. Como es comprensible, resulta mucho más barato y rentable dejar en manos de Mickey Mouse y los suyos la programación de un canal que, con ellos, no requiere apenas de producción propia ni equipo de la casa, y que además viene avalada por una oferta publicitaria consolidada.

Seamos realistas: Fly Music no daba dinero. Un canal de música independiente no deja de ser minoritario, y la oferta publicitaria era escasa o nula. Sin embargo, con sólo dos años de vida había conseguido una notable consideración y el respeto de muchos de los que amamos la música. Una plataforma así necesita tiempo y apoyo por parte de los de arriba, algo que me temo ha brillado por su ausencia.

Como reacción, se ha puesto en marcha un myspace, Salvemos Fly Music, y una recogida de firmas, iniciativas con las que se busca dar voz al descontento de los espectadores del canal ante el inminente cierre. Su objetivo no es tanto tratar de frenar la decisión de Vocento (algo que en el mundo empresarial sería considerado un síntoma de debilidad al reconocer una equivocación), como elogiar el trabajo desempeñado en favor de la música independiente por parte de unos trabajadores que ahora se van al paro. Y quizá, y con suerte, abrir la posibilidad de que alguien, otro canal quizás, recoja el testigo y decida apostar por la música. Sobre todo porque en este país nadie más lo hace. Y es necesario.