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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

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‘Needing/Getting’: la nueva maravilla de Ok Go en forma de videoclip

A estas alturas, cuando se cumplen diez años del debut discográfico de Ok Go, se puede discutir sobre si los de Chicago son una gran banda o sólo una más de entre las muchas que pueblan el panorama del indie rock. Pero lo que nadie en su sano juicio se atrevería a poner en duda es que el grupo ha firmado algunos de los videoclips más impactantes y originales de lo que va de milenio. Y eso, coincidirán conimigo, no es en absoluto tarea sencilla.

Anoche se estrenó en Youtube el nuevo vídeo de Ok Go, Needing/getting, y desde aquí sólo podemos, una vez más, rompernos las manos a aplaudir. Rodado en un desierto de Los Angeles, el grupo toca, montado en un coche, más de 1.000 instrumentos dispuestos y afinados para la ocasión. Otra auténtica maravilla audiovisual dirigida por  Brian L. Perkins y Damian Kulash Jr. Hela aquí.

El estreno nos viene que ni pintado para repasar la trayectoria de la banda a través de sus videoclips. A pesar de que cuentan con más de una decena en su haber, en su particular top 3 se situarían, sin duda, Here it comes again, This too shall pass y All is not lost.

El primero de ellos reventó los contadores de Youtube. No era para menos: Here it comes again es una sublime lección de cómo hacer un vídeo con cuatro duros y una original coreografía, algo que ya habían comenzado a explorar -aunque de manera mucho más insustancial-  en la primera versión de Don’t Ask Me, segundo single de su álbum de debut. Su lanzamiento revolucionó la Red y llegó incluso a ser parodiado en Los Simpson. Una obra maestra:

El éxito de Here it comes again provocó una agria polémica con su discográfica, EMI, que prohibió el «embed» de sus vídeos argumentando que de esa manera no obtenía beneficios por la publicidad en Youtube, una situación que -afotunadamente para nosotros- acabó resolviéndose. El incidente provocó, incluso, que el grupo grabara un vídeo pidiendo perdón a sus fans de la popular web de vídeos. Eso sí, manteniendo intacto su característico sentido del humor:

En 2010, Ok Go dieron un paso más allá con el que hoy por hoy sigue siendo mi vídeo favorito, el espectacular This too shall pass . A pesar de que el vídeo contó (como es habitual en ellos) con una primera y descacharrante versión, fue la segunda y definitiva la que se convirtió en un auténtico viral en la Red. Un sublime plano secuencia inspirado en el efecto dominó y la máquina de Rube Goldberg para cuya consecución se invirtió más de un mes de trabajo, medio centenar de intentos fallidos y complejos cálculos matemáticos. El resultado es simplemente sobrecogedor.

El pasado verano, y de manera similar a como ya hicieron Arcade Fire en We used to wait, Ok Go decidió introducirse en el mundo del HTML 5 para crear, en colaboración con Google, un vídeo interactivo: All is not lost, para el que, además de la versión interactiva, también crearon una versión sencilla de cara a su visionado en Youtube:

¿Te has quedado con ganas de más vídeos de Ok Go? Prueba con WTF, End Love o A million ways.

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¿Qué fue de la MTV?

Veo poco la televisión. Prácticamente nada, exceptuando un rato antes de dormir que suele coincidir con Buenafuente y las noticias del canal 24 h. La veo aún menos desde que descubrí ese prodigioso invento llamado cable HDMI con el que conectar el ordenador a la tele. Es por ello que, hasta ayer, no me había dado cuenta de que tengo la MTV en casa, gracias a ese otro invento, la Televisión Digital Terrestre, consistente en ofrecer la misma basura en 50 canales en vez de en seis.

Hace tiempo que la MTV no es siquiera la sombra de lo que fue. El pasado fin de semana lo pude comprobar viendo el último reality que se han sacado de la manga, «Ya no estoy gordo». El nombre lo dice todo: una oronda adolescente  yanqui se propone adelgazar 45 kilos en un verano para que dejen de reírse de ella. Sangre, sudor, lágrimas y un final feliz muy a la americana. Glorioso.

Nacida como una plataforma para emitir vídeos musicales las 24 horas del día, hoy la MTV está exclusivamente centrada en espacios a cada cual más abominable. Nada queda de aquella cadena que llevó el concepto de vídeo musical a millones de hogares en los 80 y que contribuyó de manera decisiva en los 90 a elevar el rock alternativo a la categoría mainstream. El cambio ha sido tan sustancial que incluso hace un año se decidió eliminar de su célebre logotipo la leyenda inferior «Music Television». El argumento de la cadena fue que “la gente que ve el ca­nal hoy no se refiere a MTV como un canal de música”, según explicó su directora de marketing, Tina Exarhos. Efectivamente: quien a día de hoy siga buscando música en la MTV lo lleva crudo.

El próximo 1 de agosto se cumplen 30 años de la primera emisión de la MTV, que echaba a andar con aquel vídeo de los Buggles que vaticinaba el ocaso de las estrellas de la radio en favor de la llegada de los videoclips. Hoy los tiempos han cambiado, y una cadena centrada exclusivamente en la música parece abocada al fracaso. Y pese a todo, los que crecimos con ella creemos que se merece un pequeño homenaje por lo que llegó a ser. Aunque sea casi en forma de epitafio.

P.D. El reality me enganchó tanto que tuve que sacrificar la siesta.

Con la ETA no se juega

Los que me leéis desde hace tiempo sabéis de mi debilidad por las melodías. A veces hasta me han llovido collejas por defender las de algunos.

Las melodías son la razón por la que siento predilección por casi todo lo que hace Eric Fuentes, alma máter de los desaparecidos The Unfinished Sympathy. Tras la separación de la banda, Eric se embarcó en un proyecto en solitario cuyo resultado acaba de ver la luz en forma de un disco editado por Subterfuge, Eric Fuentes y el Mal, que ya se puede escuchar en Spotify.

Hace un par de días colgué en el Facebook de este blog el primer videoclip del  disco, correspondiente al tema que abre el álbum, Growl. Un pildorazo de punk furioso de apenas dos minutos para el que el hermano de Eric, el realizador Pol Fuentes, ha facturado un trabajo curioso: una parodia de la anacrónica escenografía terrorista rodada con medios escasos pero con una dosis de humor e ingenio.

La sorpresa me la he llevado después, cuando he leído que varias televisiones (tres de ámbito nacional y una catalana) han negado a Subterfuge la emisión del vídeo. Incluso les han «recomendado» retirarlo de Internet.

¿Nos hemos vuelto definitivamente idiotas en este país? ¿Alguien ve en el vídeo algo más que una coña sin ningún tipo de trascendencia? ¿Forma parte toda esta historia de una maniobra de la discográfica para obtener mayor repercusión?

Con el agua al cuello

Sala de espera de una discográfica multinacional. Hoy, cinco de la tarde. Jorge París (fotógrafo de esta casa) y un servidor esperamos pacientemente para hacer una entrevista cuya protagonista nada tiene que ver con este post. Afortunadamente, una gigantesca pantalla nos ameniza la espera a base de vídeos musicales. La mayoría son deleznables, pero uno de ellos nos llama la atención sobre el resto:

No es sencillo dar con un videoclip original a estas alturas. El de Dinero lo es. Especialmente por no haber empleado posproducción alguna, según ha contado su director, Titán Pozo, a Mondosonoro. Y es que, cuando se tiene una buena  idea, sólo hace falta armarse de valor y llevarla a la práctica. En este caso, además, superando por el camino todos los inconvenientes que habrán surgido a la hora de enfrentarse  a una grabación tan singular.

En lo musical, muchos conocéis a Dinero. Son frescos, directos y asequibles. Cualquiera podría disfrutar de un tema tan redondo como «Mentiras», y eso les hace atesorar un potencial comercial innegable que les está llevando lejos. Al igual que otras propuestas de rock no especialmente sesudo pero sí impecablemente facturado, como la de L.A., el homónimo debut de Dinero no hace más que dignificar la música hecha en este país. Por eso, y porque siempre me dieron la sensación de ser gente gente maja y currante, uno no puede más que alegrarse de que las cosas les vayan de cine.

Niños y música

Una de post chorra. Pero es que últimamente he visto tres vídeos con reacciones de niños ante determinados estilos de música y no he podido resistir la tentación de subirlos:

Fred the raver (el subidón del minuto 00:48 no tiene precio)

Dubstep (o cómo demostrar que el gusto por la fiesta se lleva en los genes)

El poder del reggae (sinceramente, el mejor de los tres)

Canciones para alegrar un lunes

Da igual que la semana haya empezado mal, que tu jefe se haya levantado con mal pie y te esté dando el día o que aún sigas de mala leche porque los periolistos se metan impunemente con tu banda favorita. La música te puede alegrar el lunes. Así que hoy os propongo un post con tres canciones absolutamente buenrrolleras. Alegren su rictus.

Eli ‘Paperboy’ Reed «Young Girl»:

Holy Fuck «Lovely Alien»:

The Thermals «Pilar of Salt»:

Y tú, ¿con qué canciones te alegras el lunes?

El Guincho tiene algo

Hacer música original hoy en día es algo prácticamente imposible. Todo está inventado ya, dirán algunos. Y pese a ello, de cuando en cuando surge algún nombre rompedor, diferente. Alguien que sabe tomar prestados infinidad de recursos sonoros y combinarlos como pocos o nadie lo ha hecho antes. Y claro, la gente lo escucha y se pregunta ¿qué coño es esto?

Algo así debí pensar la primera vez que escuché la música de Pablo Díaz Reixa, alias El Guincho. Había seguido su trayectoria desde aquel «Tropicalismo errado» (2006) de Coconot, su banda, en la que ya esbozaba su gusto por ese sonido tropical tan singular y esa manera de navegar por las coordenadas de las mal llamadas músicas del mundo. Y sin embargo, no fue hasta su emancipación artística, con «Alegranza» (2007), cuando de verdad empecé a dejarme atrapar por su embrujo, sus sampleos imposibles, sus ritmos africanos y sus indescriptibles letras, esa suerte de mantras tan enigmáticos como adictivos.

Quizá esa sea la palabra más apropiada para definir la música de El Guincho: adictiva. Puede que también cargante. O extraña y difícil para según qué oídos. Pero adictiva, sin duda. Por mi parte, lo tengo comprobado: de vez en cuando el cuerpo me pide al Guincho a gritos. Porque El Guincho tiene algo. Y no sé muy bien qué es.

El nuevo disco de este canario afincado en Barcelona, «Pop negro», es la confirmación de un talento creativo desbordante. Tras triunfar en medio planeta a un nivel que pocos artistas nacionales de la escena independiente consiguen (Alegranza recibió todo tipo de elogios de publicaciones como el influyente Pitchfork Media), El Guincho vuelve a dar una lección de madurez y solvencia con un disco continuísta pero igualmente inspirado. Y lo presenta con un primer single y un videoclip, «Bombay», que está dando qué hablar. Y no sólo porque salgan tipas en porretas.

Antes de emprender una gira que le llevará a Australia, Inglaterra y EEUU, Pablo recala este miércoles el Hard Rock Cafe de Madrid, donde ofrecerá un concierto para un pequeño grupo de afortunados que se emitirá en el canal Sol Música.

¡Campeones!

El nuevo vídeo de LCD Soundystem


LCD Soundsystem – Bye Bye Bayou (HD)

lcd soundsystem | Vídeos musicales MySpace

La ira de Miguel Ríos: el desenlace

Todos aquellos que desde el primer momento vieron claro clarísimo el fake en los vídeos de Miguel Ríos se han ganado un gallifante. Bravo.

La historia es la siguiente: Miguel Ríos se retira. Y para darle un poco de bombo al asunto, se colgaron los vídeos de los que os hablé hace un par de días. Ahora, un nuevo vídeo ofrece toda la solución a las dudas que algunos (quizá los más ingenuos) albergaban. Sí, era Miguel Ríos el protagonista de los vídeos. Pero no, no perdió los nervios. Simplemente se trataba de «dar rienda suelta a su alma rockera», según reza el comunicado de prensa de la agencia responsable del viral. Y como aliados en la gracieta, Loquillo, Pereza y Ariel Rot.

Ahora, tres vídeos explican por qué Miguel Ríos lanzó una televisión por la ventana, le pegó una yoya a Loquillo y reventó una guitarra en un concierto.

Una buena campaña de marketing, de eso no hay duda…