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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

Archivo de la categoría ‘Libros’

Leer la música

«De gira con los Ramones» y «Paul McCartney. La biografía», han sido los dos últimos libros sobre música que han ocupado mi mesilla de noche. El primero (gracias por el regalo, Vicente) es un entretenidísimo compendio de las tropelías, desventuras y momentos de gloria vividos por la banda de punk más grande de todos los tiempos. Una obra que introduce al lector en el singular universo de los Ramones a través de los testimonios de sus protagonistas, bajo el hilo conductor del que fuera su manager durante 30 años, Monte A. Melnick. El segundo es un intrincado recorrido por la azarosa vida del ex Beatle, desde sus primeros pasos en el mundo de la música hasta la época actual, pasando por los momentos más álgidos de la Beatlemanía y la trágica muerte de John Lennon.

A pesar de haber leído ya unos cuantos títulos del género, nunca fui un gran aficionado a los libros sobre músicos y grupos. Al fin y al cabo, soy de los que se interesan más por la obra de un artista que por los pormenores de su vida personal. Y sin embargo, su lectura ayuda en ocasiones a comprender buena parte de su legado, contextualizar su obra y desentrañar los siempre misteriosos caminos de la creación musical. Y es que, de cuando en cuando, leer la música puede ser casi tan enriquecedor como disfrutar de una buena canción.

Terminados estos dos libros, y dado que el verano es una buena época para la lectura, cuéntame. ¿Cuál es tu libro preferido sobre música? A la vuelta de vacaciones compartimos pareceres.

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Larga vida al padre Jony

Lleva greñas y toca en una banda de rock inspirada en Iron Maiden, Guns ‘n’ Roses y los Ramones. Nada raro, si no fuera porque estamos hablando de un cura. Este tipo de la izquierda con cara de majete es Joan Enric Reverté, más conocido como el padre Jony, al que seguramente habréis visto alguna vez en las noticias. Y es que esta es la típica historia de las que arrasan en los telediarios después de los deportes: «un cura rockero. Ay, qué cosa más graciosa. Endiña la pieza, becario».

La figura del padre Jony está de actualidad por la presentación, ayer, de su libro «Notas de un cura rockero», en el que repasa su compromiso con los más desfavorecidos, el pacifismo, la justicia y la búsqueda de comunicación con la juventud a través de su gran pasión: la música.

No debería ser nada raro que un cura se dedique a tocar en una banda de rock and roll en sus ratos libres. Al fin y al cabo es una de esas cosas que aún no les han prohibido hacer. Pero lo es. Nadie se imagina a individuos de la calaña de Rouco Varela empuñando una guitarra. Lo cierto es que,a priori, las ideas del padre Jony parecen más cercanas a la filosofía de Jesucristo (las pintas también) que las de Rouco y compañía, tan empecinados en su cruzada contra todo lo que suene a aborto, homosexualidad, células madre y políticas socialistas en general. Qué gente.

Y aunque mi simpatía hacia los sacerdotes en general es poca, incluso aunque lleven ese rollo de «cura colega», estoy plenamente convencido de lo necesario de la existencia de figuras como Joan. No por el bien de la Iglesia Católica, que va de mal en peor por méritos propios, sino por el alivio de pensar que aún queda alguien dentro de ella con cierto sentido común. Así que desde este humilde espacio, yo declaro: larga vida al padre Jony.

He venido a hablar de mi libro

Con vuestro permiso, hoy voy a dedicar este post a la autopromoción. Hace aproximadamente un mes llegó a las tiendas el libro que he escrito junto a otros cuatro autores y amigos, Ivar Muñoz-Rojas, David Álvarez, Juan Corral y Paco Fernández: «New Wave & Post-Punk». De Depeche Mode a Franz Ferdinand».

El libro hace un exhaustivo repaso de los años comprendidos entre el paso fugaz y arrollador del punk, con la desaparición de los Sex Pistols y el nacimiento de los influyentes PiL, con Johnny Rotten al frente, hasta el declive del género a cargo de las bandas de synth-pop, pasando por subgéneros dispares como el hardcore, la música gótica, la no-wave o el ska, así como por las escenas de las ciudades clave del movimiento como Londres, Manchester o Nueva York. Todo ello completado con un capítulo dedicado al revival post-punk que vivimos hoy en día, con bandas como Franz Ferdinand, Bloc Party, Interpol o The Rapture, así como con una breve visión del género en España, con especial atención a la -ahora tan reivindicada- movida madrileña. Un tocho de 400 páginas para comprender por qué los Ramones , Blondie y compañía son algo más que un logotipo estampado en las camisetas de H&M.

Mañana, martes 7, los autores del libro haremos una presentación en el madrileño Fnac de Callao a partir de las 19.00 h. Para el acto contaremos con la presencia de Alejo Alberdi , de Derribos Arias, y Pablo Pómez, de Líneas Albíes. El primero fue testigo de excepción de un momento único, a través de su estancia en el Londres de la época y la formación de su propia banda, una de las más significativas de la escena estatal de aquellos años. El segundo forma parte de una de las más representativas formaciones de nuestro país que recogen y actualizan el legado del post-punk en pleno siglo XXI. Además, estará presente Servando Rocha, autor, entre otras, de Historia de un incendio, obra única en nuestro país sobre la relación entre el punk y las vanguardias artísticas.

Estáis todos invitados. Y después nos tomamos una cañas.

Elvis y las mujeres

Diez años después de haber visto la luz en Estados Unidos, la editorial barcelonesa Global Rhythm ha editado en castellano la biografía definitiva de Elvis Presley. A través de 1.500 páginas distribuídas en dos volúmenes, Último tren a Memphis y Amores que matan, el ensayista musical Peter Guralnick desgrana con minuciosidad la vida y milagros del icono musical por excelencia del siglo XX.

Las mujeres jugaron un papel fundamental en la vida personal y creativa de El Rey. Empezando por su madre, cuya existencia y muerte le marcó profundamente, hasta su tormentosa relación con su mujer, Priscilla, cuya huída con su profesor de kárate contribuyó a empeorar la espiral de autodestrucción en la que Elvis ya andaba metido desde tiempo atrás.

Esa relación conflictiva con el sexo opuesto es una de las claves en las que Guralnick hace incapié a la hora de abordar la figura del mito. Sus escarceos con groupies de toda condición le llevaron a conocer a la dulce Priscilla Beaulieu, de sólo 16 años, y a entablar una relación que acabaría en boda en 1967. Pero Elvis tenía ciertas disfunciones sexuales a causa de su adicción a los fármacos y a una concepción idealista de la mujer que había heredado de su madre. Durante años, Priscilla le pidió que la desvirgase, a lo que él se negaba en redondo. Cuando finalmente lo hizo y Priscilla se convirtió en madre, él la rechazó. «No creo que una madre deba tratar de ser sexy y atraer a los hombres», era su filosofía. El abandono que sentía Priscilla desembocó en divorcio en 1973.

Tras aquello, sus enfermeras personales se convirtieron en su principal bálsamo. Fue una de ellas, Ginger Alden, la que halló su cuerpo empapado en vómito en agosto de 1977. 14 tipos distintos de estupefacientes habían precipitado la muerte de un hombre de 130 kilos que ya no era más que una parodia de sí mismo. Solo y demacrado, aquel joven humilde de Memphis que lo había tenido todo se dio de bruces con una muerte tan trágica como triste.

Pero por encima de todo queda su legado. El de alguien sin el que, para bien o para mal, nada volvería a ser lo mismo en este pequeño circo que es el rock and roll.

Fito, poca cosa

Fito Cabrales forma parte de esa amalgama de músicos que, sin gustarme demasiado, se han ganado todo mi respeto. La suya es una carrera marcada por el amor a la música y la honestidad creativa. Se lo ha currado a base de buenos discos, así que merece estar ahí arriba (lo que no quita que muchos otros que se lo curran se coman los mocos injustamente, pero eso es otro cantar).

Hace un par de días vi un concierto suyo en La 2, dentro de un espacio que últimamente se dedica a programar, a altas horas de la noche, masivas actuaciones en directo, y que la semana anterior emitió otro del malogrado Michael Jackson (qué tiempos, qué bailes). El entrañable blanquinegro ya empezaba a dar muestras de pobreza compositiva, pero su montaje pirotécnico invitaba a quedarse dormido al ritmo de sus numerosos hits.

Lo de Fito era otro cantar. Sin artificio alguno, sus Fitipaldis tienen una solvencia admirable sobre las tablas y una entrega total ante el público. Y eso se nota, se transmite, a la hora de ver a una banda en directo.

Estos días, el pequeño y carismático bilbaíno promociona su recién publicada biografía, Soy todo lo que me pasa, escrita por Mario Suárez, en la que se define a sí mismo como “poca cosa”. No lo es, pues ha conseguido reinventarse a sí mismo tras su paso por Platero y tú y llenar los estadios de este país con una propuesta musical más que digna. Y eso es mucho decir.