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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

Archivo de la categoría ‘Conciertos’

La cultura no es un lujo

La gran mayoría de la prensa musical española ha emitido un comunicado contra la subida del IVA y los recortes del Gobierno que amenazan seriamente al futuro de la industria cultural, ya de por sí maltrecha. Desde este blog, quiero sumarme al manifiesto brindándole mi más decidido apoyo. Helo aquí reproducido en su totalidad:

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Tras el anuncio de las últimas medidas tomadas por el Gobierno de España relacionadas directamente con materias culturales, un considerable grupo de medios musicales del país hemos decidido unirnos para manifestar una común disconformidad. Esperamos que lo expuesto a continuación sea compartido anímicamente y respaldado dentro de lo posible por nuestros lectores, tan afectados como nosotros mismos.

Todas las cabeceras que firmamos este manifiesto tenemos en común la pasión por la música, que cada cual refleja a su manera, de forma peculiar e independiente. Más allá de eso otra característica nos define prácticamente a todas: salvo algunas excepciones, en nuestras páginas el comentario político había sido hasta hoy, cuando algunas ya están cerca de los treinta años de existencia, tangencial o incluso inexistente. Sin embargo, vivimos un momento histórico extraordinario que requiere de respuestas no menos extraordinarias por parte de todos. No se nos escapa que España pasa por momentos muy complicados. Tampoco que en esta situación se demanda del ciudadano de renta media-baja un esfuerzo enorme que se traduce cada día en cientos y miles de nuevos dramas humanos. A la vez, asistimos atónitos a los beneficios millonarios de los directivos de esas cajas que han quebrado el país, a las suculentas indemnizaciones de altos cargos que abandonan sus puestos de responsabilidad en medio del escándalo, a la indecencia de buena parte de nuestros políticos. En medio de este paisaje el Gobierno ha decidido dar una nueva vuelta de tuerca a una situación ya insostenible tomando una serie de medidas que condenan a la ciudadanía en general a poco menos que la indigencia y a un sector determinado, el de la música y la cultura popular, a la desaparición.

Entre las medidas adoptadas el pasado viernes 13 de julio se encuentra el incremento del 8% al 21% del impuesto del valor añadido (IVA) sobre el precio de las entradas a salas de cine, teatros, festivales musicales y conciertos. Es el definitivo golpe de gracia para un sector que depende del gasto en ocio para su supervivencia y que ha ido viéndose acorralado progresivamente por las decisiones de nuestros gobernantes. Porque en el mundo de la música popular, a diferencia de otros sectores industriales e incluso culturales, la subvención siempre ha sido escasa cuando no directamente nula y, sin embargo, la lista de zancadillas a la iniciativa privada por parte de las Administraciones es interminable: desde la promesa incumplida por parte del anterior Gobierno de considerar los discos y directos como producto cultural y rebajar su IVA al 4%, hasta la prohibición a acceder a una sala de conciertos a los menores de edad, pasando por las periódicas trabas a promotores y hosteleros para impedir que programen música en directo. Especial hincapié merece la nula respuesta que han dado nuestros gobernantes durante la última década al problema de las descargas ilegales, que se ha llevado por delante infinidad de puestos de trabajo en discográficas y distribuidoras.

Discográficas, distribuidoras, promotores, salas, empresas de promoción y comunicación, técnicos y por encima de todo músicos son los damnificados del desprecio y hasta rencor que muestran nuestros gobernantes para con un sector que supone buena parte de ese 3% del PIB generado por la cultura y que se encuentra en proceso de descomposición. También uno de los mejores escaparates posibles para esa marca “España” que a nuestros políticos tanto les gusta pasear: ¿alguien duda lo mucho que hacen por la imagen y la economía de este país nuestros músicos o festivales?

Por supuesto entre los damnificados también nos encontramos nosotros, la prensa especializada, que vemos cómo la publicidad (una importante fuente de ingresos. Y otra vez insistimos: que no el dinero público) se bate en retirada. Primero se fueron las discográficas como consecuencia de las nulas ventas, luego las grandes marcas a causa de la caída en el consumo y ahora lo harán los promotores, salas y festivales, condenados por la subida del IVA del ministro de Hacienda, el señor Montoro. Esto, unido a la inevitable caída de las ventas de quiosco, definitivamente nos deja en una situación difícil de sortear.

Por eso, la razón de ser de este manifiesto es doble.

Por un lado, mostrar nuestra absoluta solidaridad con el resto de compañeros del mundo de la música, brindar nuestro apoyo y demandar el suyo a la vez: si de todo esto algo se salva será únicamente por la fuerza que mostremos unidos.

Y por otro, dirigirnos a todos los que nos leéis, que nos consta que sois muchos y fieles. Lo cierto es que el tiempo se ha acabado y nos encontramos ante un ahora o nunca: o reclamamos aquello que consideramos justo o nos veremos privados de ello para siempre. Y esta advertencia se refiere tanto a la posibilidad de ver a tu grupo favorito tocando en tu ciudad como al acceso a la educación y la sanidad. No nos corresponde a nosotros señalar a unas siglas concretas, pero sí pedirte con todas nuestras fuerzas coherencia y que actúes conforme a tu conciencia desde hoy mismo respecto a todo lo que está ocurriendo a tu alrededor, vivas en Barcelona, Madrid, Burgos o un pueblecito de Galicia. No te calles. No te acomodes y reclama lo que consideras que es justo. Y si a pesar de nuestro esfuerzo nos lo siguen negando, no te olvides de cuanto ha ocurrido estos últimos años cuando llegue la hora de votar.

Firmado:

A Viva Veu
ARDEmag
bi fm
Binaural
Blogin’ In The Wind
Clone
Club De Música
DJ Mag
El Enano Rabioso
Efe Eme
Enlace Funk
Fantastic Plastic Magazine
FREEk!
Funkmamma
Gent Normal
Go Mag
Guía del Ocio BCN
HH Directo
Hip Hop Life
Indienauta
Indiespot
Jenesaispop
Klubbers
La Heavy De Mariskalrock.com
La Ventana Pop
Lados Magazine
MondoSonoro
Muzikalia
Numerocero
Orbita
PlayGround
Revolver
Rock Estatal
Rockdelux
Rockviu
Rockzone
Ruta 66
Time Out Barcelona
The Metal Circus
This is Rock
Versos Perfectos
Vicious
We Go
Zona De Obras

Ilustración: Pepo Pérez.

Idiotas

El submundo de la música, como otros tantos submundos, está lleno de idiotas. No me refiero a los que piensan que el género que escuchan (el que sea) es el mejor del mundo y el único que merece la pena escuchar. Ni a los que que, orgullosos de su ignorancia, degluten gustosos la hez que les suministran las radiofórmulas. Tampoco a los músicos de medio pelo que se creen más que nadie por subirse a un escenario, ni a los periodistas que, enquistados en su obsoleta y rancia tribuna, manejan los hilos de la industria en virtud de razones que poco o nada tienen que ver con la propia música. Ni siquiera a las estrellas que, lobotomizadas por un modelo de negocio en vías de extinción, han perdido el norte a base de adulación constante. No. Me refiero a los que, abierta y deliberadamente, son idiotas. Idiotas de pura cepa. Idiotas porque sí.

Recientemente, uno de los fotógrafos de la revista Mondosonoro se enfrentó a uno de esos idiotas: Cass McCombs (en la foto), cantautor californiano que recaló en la sala Arena de Madrid para presentar su disco Humor risk. El colaborador, según cuenta en su columna Luis J. Menéndez, acudió a la cita para cubrir un evento cuyas condiciones estaban claras de antemano: sólo fotos durante las tres primeras canciones, y sin flash. Cumplió con lo acordado, pero por alguna razón el señor McCombs estimó que estaba más cerca de lo que debía. Y así, durante la primera canción, decidió propinarle una patada que de milagro no reventó la cámara. Pensó en denunciarle, pero no lo hizo, y finalmente optó por no publicar ninguna foto del concierto. Es lo mínimo.

La música crea ídolos. Personas a las que inevitablemente tendemos a endiosar, pues poseen el admirable talento de transmitir sentimientos a través de un lenguaje universal, único e incomparable. Pero ningún artista debería olvidar que sin su público no es nadie, y que una de las principales maneras de llegar a ese público son precisamente los medios especializados, cuyos colaboradores a menudo cobran poco o nada por su trabajo. Y es que hay mucho de pasión por la música en el oficio de colaborador. Pero ni toda la pasión del mundo da como para soportar a un idiota.

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Cinco razones para amar a Pony Bravo

Una de las mayores satisfacciones que puede obtener un periodista musical es la de ver cómo una banda por la que apostó desde sus inicios se hace grande. Los sevillanos Pony Bravo formaron parte de «España me pone», aquella serie de este blog que en 2008 trataba de dar cabida a algunas de las bandas más prometedoras de nuestra escena independiente. Hoy, con dos apabullantes discos en la calle, son una de las más aclamadas y admiradas de este país. Y se lo merecen por varias razones.

– Pony Bravo no dejan indiferente a nadie. Su singular fusión de kraut rock atmosférico con raíces andaluzas capta la atención del oyente de inmediato.

– Pony Bravo poseen algunas de las letras más brillantes de nuestro rock. Puro surrealismo cañí.

– Pony Bravo no son -ni creo que pretendan serlo- ningunos virtuosos. Su técnica con los instrumentos es limitada. Y sin embargo, saben sacarle partido a todos ellos como pocos.

– Pony Bravo cuidan al detalle el diseño de sus discos y carteles de conciertos. Un auténtico despliegue de imaginación con guiños constantes a lo más profundo -y a menudo casposo- de la cultura popular, confeccionado con auténtica maestría y buen gusto. Desde Michael Jackson a Los Del Río, desde la Semana Santa a Regreso al Futuro. Aquí podéis echar un vistazo a buena parte de lo que han hecho. Magistral.

– Pony Bravo han sabido crear a su alrededor una marca 100% do it yourself, traducida en una manera de hacer las  cosas a su manera que pasa, siempre, por El Rancho, su propio sello discográfico y base de operaciones para otros proyectos de sus integrantes, como los inclasificables Fiera. Por si fuera poco, todo ello se puede descargar gratuitamente desde su web.

– Pony Bravo han conseguido algo harto complicado en los tiempos que corren: ser originales.  Y sólo eso ya es razón más que suficiente para dedicarles un sonoro aplauso. Eso, o acercarse a verles mañana en la sala Joy Eslava, un escenario de auténtico lujo que les confirmará como lo que ya son: una banda grande por derecho propio.

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Toda la historia de Fugazi, a un clic

Fugazi, una de las bandas más influyentes de las últimas décadas y, de hecho, una de las más importantes en la vida del que escribe estas líneas, pone a disposición de sus fans a partir de hoy un trabajo mastodóntico. En la web de su sello, Dischord, la banda ha colgado un inmenso listado con los más de 1.000 conciertos que ofreció entre 1987 y 2003, de los cuales 800 fueron grabados por su técnico de sonido. Previo pago de una cantidad más que razonable (5 dólares, unos 3,70 euros), cualquiera se puede descargar íntegramente cada uno de los conciertos ofrecidos a lo largo y ancho del planeta durante esos años. De la misma manera, se puede escuchar un pequeño sampler de cada actuación de forma gratuita. Por el momento, la banda ha colgado unos 130, disponibles en la fase beta del proyecto. El resto se irán subiendo paulatinamente a lo largo de los próximos meses.

El proyecto Fugazi Live Series suena a broche de oro a una carrera ejemplar. A pesar de que nunca han hecho oficial su separación definitiva, Fugazi no graban juntos desde el espectacular The Argument (2001), y sus miembros mantienen una intensa actividad en otros proyectos. Ian McKCaye se dedica en cuerpo y alma a The Evens, la banda que tiene junto a su mujer, Amy Farina, ex de The Warmers. Guy Picciotto está centrado en su faceta como productor, labor que compagina con colaboraciones esporádicas con otras bandas. Brendan Canty está metido de lleno en el mundo del cine, en el que trabaja fundamentalmente como compositor de bandas sonoras. Y Joe Lally mantiene una interesante carrera en solitario que incluso le trajo a España hace no mucho y que ahora fructifica en su tercer disco, Why Should I Get Used to It .

Desde sus tiempos en Minor Threat hasta su última y más introspectiva etapa en Fugazi -pasando por proyectos intermedios como los imprescindibles Rites of Spring, Embrace o One Last Wish-, la carrera de los de Washington debería ser de obligada revisión para todo aquel amante de la música que posea una visión más o menos inquieta de la misma. Ellos supieron tomar el legado del hardcore de sus anteriores bandas para llevarlo a terrenos hasta entonces inexplorados. Demostraron que, sin necesidad de ser grandes virtuosos, se podía ahondar en un universo sonoro lleno de matices, texturas y emociones. Dieron sentido al tan manido concepto de Do it yourself creando un sello de referencia y manteniendo una coherencia y una ética envidiables en todo su trabajo que se tradujeron, por ejemplo, en un control exhaustivo del precio de sus discos y conciertos. Y por encima de todo, dejaron para la historia del rock una colección de canciones inolvidables que han sobrevivido al paso del tiempo.

Hoy, tanto los que tuvieron la suerte de verles en directo como los que nos quedamos con las ganas, tenemos un nuevo motivo para amar a Fugazi.

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Akron/Family: saca el hippy que hay en ti

Ser hippy en pleno siglo XXI se ha vuelto una tarea ardua. La cosa ya no va únicamente de barbas, amor libre y drogas psicodélicas, sino de intentar mantener una coherencia ética en un mundo en el que el consumismo es credo universal e innegociable. Y eso, hoy día, se antoja complejo. Porque los iPhones molan.

Originarios de Nueva York (aunque con sus miembros actualmente desperdigados por los cuatro rincones de EE UU), Akron/Family pertenecen a esa generación de hippies modernos que no renuncian al tren del progreso pero que, al mismo tiempo, beben directa y abiertamente de los postulados de aquella forma de contracultura. Su música es como un buen ácido: evocadora, intensa, a veces angustiosa. Son capaces de hacerte vibrar de felicidad con melodías mágicas y coloristas, coquetear con la sencillez inocente, casi infantil, o cantar a la madre tierra a base de sonidos de pajaritos y gotas de lluvia. Pero de pronto, y cuando menos te lo esperas, agarran tu pequeño cerebro y te llevan en dirección al caos a lomos de enigmáticos desarrollos instrumentales, experimentación sin límites y estructuras sin pies ni cabeza aparentes. No renuncian a la electrónica. No renuncian al rock. No renuncian a casi nada (ya se sabe: todo es aprovechable). Y cuando la locura parece rozar el límite de lo soportable, acuden a tu rescate como buenos chamanes. Entonces, su folk entrañable y cercano te relaja. El pedo, como todo, acaba bajando. Y el psicodélico viaje termina suave y apaciblemente. Es entonces cuando te das cuenta de que comerse ese tripi ha merecido la pena. O que, por el contrario, no volverías a repetir aunque te pagasen todo el dinero del mundo.

Como pasa con muchas otras bandas, para disfrutar plenamente de la experiencia musical que ofrecen Akron/Family conviene acercarse a verles en directo, pues es sobre el escenario donde despliegan todo su potencial: deconstruyen sus canciones, las estiran y encojen a su antojo y se dejan llevar por el cóctel de estados de ánimo que encierran. Batucadas tribales, punteos épicos, coros solemnes, momentos para menear el buyarengue… Hay que verles.

Estos días, Akron/Family están de gira por España. Ayer estuvieron en Barcelona, esta noche estarán en Madrid y mañana en Vigo. Vienen para presentar su último trabajo, Akron/Family II: The Cosmic Birth and Journey of Shinju TNT, un disco notable que, sin embargo, no está a la altura de la que a día de hoy sigue siendo su mejor obra, el imprescindible Love is simple. Y sin embargo, podría ser una buena manera de empezar a introducirse en su singular y rico universo musical. Dale una oportunidad al hippy que hay en ti.

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Canciones para empezar bien la semana: ‘World around you’, de Rubik

Existen a nuestro alrededor multitud de propuestas musicales que no gozan de atención alguna por parte de la mayoría de publicaciones especializadas o, si acaso, apenas cuentan con un reducidísimo espacio en sus páginas. Son aquellas que no proceden del dominante mercado discográfico anglosajón y que, sin embargo, tienen poco o nada que envidiar a las bandas que de allí nos llegan.

Los finlandeses Rubik -estos tipos de la foto con cara de haber soportado en sus pálidos rostros más frío del que tú serías capaz de imaginar-, forman parte de ese tipo de bandas. Los que han tenido la fortuna de descubrirlos han dado con una propuesta verdaderamente singular, casi inclasificable, lo que en los tiempos que corren resulta poco habitual. Tan pronto suenan barrocos y experimentales como, al instante, sorprenden al oyente con atmósferas melódicas de una simplicidad casi infantil. Tan pronto te vuelven loco a base de impredecibles cambios de ritmo como te hacen bailar con desenfadados hits rompepistas. Asequibles, pero llenos de aristas. Caóticos, pero adictivos. Así son Rubik, una de las bandas más estimulantes que han salido de Escandinavia en los últimos tiempos a través de un sello independiente, Fullsteam, cuyo catálogo contiene una buena cantidad de joyas por descubrir por parte del melómano inquieto.

Esta semana Rubik están de gira por nuestro país para presentar Solar, su tercer trabajo y el sucesor del inspiradísimo Dada Bandits. Este miércoles estarán en Bermeo (Beleza Malandra Ateneo Kulturala), el jueves en Madrid (Moby Dick), el viernes en Barcelona (Nitsa) y el sábado en Valencia (El Loco). Acércate a verles. Porque así, cuando dentro de unos años sean enormes, podrás tirarte el rollo y decir esa frase que tanto gusta pronunciar al moderno sabelotodo y listón: «yo ya les vi cuando tocaban en salas pequeñas».

Eli ‘Paperboy’ Reed: el soul es una droga

El de Eli ‘Paperboy’ Reed es un caso curioso. El músico de Boston ha logrado triunfar a ritmo de soul de viejo cuño: un sonido sudoroso y vibrante que bebe directamente de los grandes nombres del género, desde Marvin Gaye a Sam Cooke pasando, a menudo, por el funk del inmortal James Brown. Y digo que es curioso porque la propuesta de Reed apenas está revestida de vestigio alguno de modernidad: todo en ella destila un aire pretendidamente retro, como si el tiempo no hubiera pasado desde los días de gloria de Stax o Motown. De él se ha dicho de todo, desde el gastadísimo tópico de que es un blanco con voz de negro hasta que es la versión masculina y americana de la tristemente fallecida Amy Winehouse. Cosas de la prensa.

Ayer, y por segunda noche consecutiva, el madrileño teatro Lara se llenó hasta la bandera para comprobar cuánto hay de cierto en los muchos parabienes que ha recibido Reed en los últimos tiempos. Se trataba de uno de los últimos conciertos de la gira de presentación de Come and get it, segundo trabajo del estadounidense junto a su banda, The True Loves, que les ha tenido en la carretera durante el último año y medio. El show venía avalado por varios acontecimientos prometedores: además del éxito de la noche anterior, Reed había tenido a lo largo de los últimos días un par de detalles de auténtico crack: la semana pasada, sorprendía a propios y extraños al subirse al pequeño escenario de La Boca del Lobo, donde improvisó un concierto de casi una hora para una audiencia reducida. Este martes, convocaba a sus fans por Facebook y Twitter para ofrecer un concierto sorpresa en plena calle Arenal. Los viandantes alucinaron, aunque pocos le reconocieron. «Este chico tiene talento», dijo un anciano compatriota del músico. Sí, lo tiene.

Ante un público entregado de antemano y formado por gente de toda edad y condición, Reed saltó al escenario previa presentación, por todo lo alto, a cargo de J.B. Flatt, teclista de su banda. Sólo unos pocos avispados acertaron a identificar la primera canción de su repertorio, una insólita versión en clave soul del poderoso Ace of Spades de Motorhead que incluyó en un EP de 2009. Tras ella se sucedieron los temas de sus tres trabajos, cada uno de los cuales le han permitido subir un peldaño en su escalada hacia la cima.  Come and get it, Satisfier, Young Girl, Help me y el resto de sus himnos levantaron al público de sus asientos. Y es que pocos conciertos son a priori tan poco indicados como este para un auditorio que ha de permanecer sentado. El sonido del teatro, prácticamente perfecto, permitió disfrutar al máximo de cada detalle de un concierto que fue de menos a más.

El soul de Eli ‘Paperboy’ Reed es para todos los públicos, en el mejor sentido del término. Está lleno de clichés, a menudo efectistas y predecibles, pero no por ello menos disfrutables. Posee una voz versátil y arrolladora que le permite alcanzar todo registro que se proponga y una banda que, pese a permanecer siempre en un discreto segundo plano, sabe cumplir a la perfección su papel. Él, por su parte, destila un carisma extraño: se mueve de manera poco ortodoxa. Baila regular. No termina de dominar el arte de comunicarse con su público, pero sabe llevárselo de calle con cada gritito desenfrenado, con cada pose y cada irresistible estribillo. Y transmite como pocos en el mainstream actual el alma de una de las músicas más auténticas y reales que existen. Ayer, Eli ‘Paperboy’ Reed volvió a hacer suyo el título de aquel legendario recopilatorio de soul castellano de los 60: el soul es una droga. Ayer, todos fuimos yonkis durante hora y media. Y Reed, de nuevo, el mejor camello posible.

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Canciones para empezar bien la semana: «Disconnected», de Face to Face

Siempre es una buena noticia enterarte de que uno de los grupos predilectos de tu adolescencia viene a tocar a tu ciudad. Viejas e intensas vivencias afloran con sus canciones. Como si el tiempo y los años no hubiera pasado. Como si aún siguiese esperando la hora de salir a la calle con un monopatín, ponerme el walkman y juntarme con mis amigos para, simplemente, echar las tardes, las noches y los días. Echo de menos aquello.

Con Face to Face, las buenas noticias vienen por partida doble. Además de ser uno de los grupos con los que descubrí el punk rock, nunca tuve la oportunidad de verles en directo. Por aquel entonces circulaba entre mi grupo de amigos el rumor de que su cantante, Trever Keith, tenía un pánico atroz a los aviones, lo que le había llevado a tomar la decisión de no volar. Lo cierto es que, tanto si Keith ha conseguido superar su fobia como si nunca la tuvo, Face to Face estarán en España el próximo mes de septiembre (el día 6 en la Razzmatazz de Barcelona y el 7 en la Caracol de Madrid). Vienen para presentar su primer disco en nueve años, Laugh now, laugh later, y de paso conmemorar el vigésimo aniversario de la formación de la banda en Victorville, California.

Disconnected, perteneciente a su primer disco (Don’t turn away, de 1992), es su himno más inolvidable y emblemático. Pura energía salpicada de testosterona, acné, furia y vida.

You don’t know a thing about me
Is there something you should know?
I can tell you what you want to hear
Let your inhibitions just go

No, you don’t know what you will give up
You don’t know what you want
It may take you years to find out
You don’t know what you need
It’s something that may never come to you

Trust is something that comes easy
When you’ve never been a victim
Lies and promises and words are said
It’s you’re decision to accept them

No, you don’t know what you will give up
You don’t know what you want
It may take you years to find out
You don’t know what you need
It’s something that may never come to you

 

Foo Fighters: dignificar el rock de estadio

Hace años, leí una curiosa encuesta en una revista de rock en la que se preguntaba a los lectores con qué músico ser irían de cañas. Dave Grohl ganó por goleada. El ex batería de Nirvana es, además de un gran músico, un tipo carismático, majete, triunfador y molón. Y sin embargo, ante una audiencia masiva como la que ayer llenó el Palacio de los Deportes de Madrid, todo ello se quedaría en nada si no contara con un repertorio solvente. Foo Fighters lo tienen.

«Después de esta noche, nos convertiremos en la mejor banda de rock que haya tocado nunca en España», anunció Grohl. Quizá no fue para tanto, aunque sí para dejar al público más que satisfecho. Arrancaron con su nuevo material (Bridge Burning y Rope, consecutivamente), para seguir con la infalible The Pretender y dar rienda suelta a su lado más mesiánico con My Hero, en la que Grohl hizo uso de la larga pasarela que cruzaba la práctica totalidad de la pista. Brillaron las nuevas White Limo, Arlandria, y Dear Rosemary, sobresalieron las ya clásicas Monkey Wrench o Breakout y, como no podía ser de otra manera, desataron el delirio las efectistas Best of you y All my life. Tras ellas, unos bises marcados por la interpretación de Wheels en solitario a cargo de Grohl («yo soy como vosotros, un fan», dijo, al tiempo que se ponía una gorra que le había llovido del público), Times Like These, dos versiones (Young Man Blues, de Mose Allison y Tie Your Mother Down de Queen) y el cierre con la sobrecogedora Everlong. En total, casi tres horas de puro espectáculo con mucho de teatro, posturitas y todos y cada uno de los clichés del rock. Pero qué bien le quedan al jodío.

Y es que Foo Fighters es, probablemente, la última gran banda de rock de estadio. La que mejor ha sabido en los últimos tiempos combinar melodías, contundencia y pasión y llevarlas a un público masivo sin perder autenticidad por el camino. Un grupo que no necesita de grandes artificios (la puesta en escena estuvo marcada por la sobriedad: ni siquiera hubo pantallas), y que sabe manejar hábilmente un repertorio que también tiene momentos flojos, tanto en directo ( Long Road to Ruin o Let it Die bajaron el listón) como en disco (varios de ellos se quedan en aprobado raspado). Una banda formada por grandes músicos como Chris Shiflett -el único, además de Grohl, que pisó la pasarela-, el histórico Pat Smear o la apisonadora rítmica Taylor Hawkins que, sin embargo, no dudan en ceder todo protagonismo a un frontman que sabe bien cómo hacer entonar sus estribillos a 20.000 gargantas, desatar un aplauso cerrado con sólo tirarse un eructo o ganarse con una canción el perdón del público por haber dejado pasar casi diez años desde su última visita.

Ayer, muchos sintieron que el rock de toda la vida, el de los riffs poderosos y las canciones directas, sigue vivo. Al menos, mientras los Foo Fighters sigan en buena forma.

Rectificar

He decidido rectificar y eliminar el post publicado hace un par de horas, en el que me hacía eco del robo de una guitarra en un concierto de Badalona.

El único objetivo de la entrada era poner mi grano de arena para la recuperación del instrumento. Eso ya ha sucedido, por lo que mantenerlo publicado carece de sentido. No quiero contribuir al linchamiento público de una persona que ha cometido un error. Un error grave que, bajo mi punto de vista, merece el calificativo de «tonto del culo» empleado en el post anterior. Porque ir a ver un concieto y robar una guitarra es, además de un contrasentido, una actitud que merece todo mi desprecio. Pero poner en su lugar al susodicho es algo que ya no me corresponde.

Igualmente, aprovecho para volver a dejar clara mi defensa de la libertad de expresión frente a los que se rasgan las vestiduras cuando leen una palabra malsonante. Esto es un blog, señores. Un espacio que refleja única y exclusivamente la opinión del autor y en el que hay sitio para todo. También para llamar a las cosas por su nombre.