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"Sin música, la vida sería un error". (Friedrich Nietzsche).

Archivo de junio, 2012

Voluntarios

Les presento. Estos 185 mozalbetes de la foto se hacen llamar «voluntarios». En realidad esa es la denominación  que les da el festival Rock in Rio, de cuya nueva e inminente edición forman orgullosa parte. Y no está mal traída la palabra, no: son voluntarios porque van a trabajar gratis en el macrofestival que se celebra en Arganda del Rey. Bueno, gratis no: a cambio les dan una entrada para un día y un diploma «que acreditará la experiencia adquirida en este importante evento», según aclara la web de Rock in Rio. Vamos, que después de currar les dan palmadita en la espalda y hale, a ver a los Maná. Y ellos, tan contentos.

Que el mundo está lleno de gente ávida de aprovecharse de los demás no es nada nuevo. Que haya tanta gente dispuesta a prestarse a participar en tan cutre tocomocho ya resulta más inverosímil.

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Cinco reflexiones sobre el Primavera Sound

Pasada la resaca festivalera, y con un par de días de por medio, nada como un balance totalmente parcial, subjetivo y sesgado de la que ha sido una de las más señaladas citas festivaleras de la temporada. He aquí un puñado de reflexiones.

1. De entrada: Primavera Sound es un festival magnífico, excelso, fabuloso. No le falta de nada. Dejémoslo bien claro, no sea que luego me ocurra como a Jordi Bianciotto y me veten la entrada. Penoso.

2. En cuanto a lo musical, los grandes cumplieron: Wilco son una apuesta segura, Justice no necesitaron gran cosa para hacer bailar a la concurrencia, Franz Ferdinand, aunque algo fríos, siguen siendo resultones. Y The Cure… bueno. Por mucho que me gusten, tres horas de concierto son un puto tostón. Los de la zona Champions también estuvieron a la altura: The Rapture supieron sacar partido a su hedonista propuesta; Death Cab For Cutie se marcaron una de las actuaciones más destacadas; The XX, más que dignos; Afghan Whigs,en plena forma; Beach House supieron sobreponerseal hype, The Weeknd no defraudaron, M83 -aunque a mí no me dicen nada- conquistaron a sus fieles… Y bueno, sí, Rufus Wainright estuvo sosete. Pero se le perdona a estas alturas. Los de aquí, por su parte, volvieron a demostrar lo poco que tenemos que envidiar a lo de fuera: Lisabo son una apisonadora, The Right Ons dominan el escenario con un desparpajo asombroso (el que sea: tocaron en dos), Biggott sigue ganando adeptos en cada concierto y John Talabot protagonizó uno de los sets electrónicos más aplaudidos de la cita. Mención especial para los suecos Refused, uno de los regresos más celebrados. Vale que un servidor es fan desde hace unos 15 años y que quizá no sea objetivo, pero el espectáculo y la potencia escénica de Dennis Lyxzen y compañía no tiene rival en cuanto a intensidad.

3. Las bajas. Más allá de Björk (sin cuya presencia el sábado quedó algo deslucido, y que me perdonen los fans de Yo la Tengo) y Guided By Voices, cuyas ausencias ya se sabían de antemano, las cancelaciones de Melvins y Sleep dejaron a muchos con cara de póker. El guitarrista de estos últimos sufrió una aneurisma cerebral que pintaba realmente mal y que, pese a todo, no le impidió ir al día siguiente a tocar para celebrar su cumpleaños. En cuanto a Melvins, la versión oficial dice que perdieron el avión. Una pena.

4. La apuesta por bandas «para incomodar al personal», consistente en metal y músicas del mundo, como ya declaró uno de los directores del festival a este diario, quedó en una anécdota para la mayoría. Vale que la de Godflesh fue una de las actuaciones más aplaudidas y redondas, pero en cuanto al resto, resultó curioso ver a buena parte del público desconcertado ante el black metal de Mayhem, el grind core de Napalm Death o el hardcore old school de Off! Los que preferíamos de largo cualquiera de esas propuestas a la de Sant Etienne (por citar una de las que coincidían con la banda de Keith Morris) estábamos encantados, eso sí. Lo de las «músicas del mundo» (etiqueta desafortunada y anglocentrista donde las haya, por cierto) fue otro cantar: Afrocubism estaban totalmente fuera de lugar y Beirut -siempre que entendamos la propuesta de Zach Francis Condon como músicas del mundo- no terminó de cuajar.

5. No hay crisis para los modernos: 150.000 personas se dejaron caer por Primavera Sound, a pesar del elevado precio de los abonos. Algunos incluso compraron la entrada VIP, que les daba acceso a una zona exclusiva al módico precio de 200 euros. Una zona, por cierto, compartida con la de prensa y en la que curiosamente le robaron el iPhone a una compañera del periódico. Sí, amigos, por si aún no os habíais dado cuenta, tener dinero no te exime de ser un hijo de puta.

Llegado a este punto, tengo que ser sincero: como ya he comentado alguna vez, no soy un gran aficionado a los festivales. No me gustan las aglomeraciones, ni las colas para tener que pedir una cerceza o ir al baño. Me molesta que se solapen los grupos que quiero ver o tener que caminar una distancia absurda entre uno y otro escenario. Y pese a todo, esta edición del Primavera Sound me ha dejado con buen sabor de boca. Mejor organizado que la anterior vez que fui (hace dos años), un sonido más que digno en la gran mayoría de los conciertos, buen ambiente… en fin.

¿Estuviste en Primavera Sound?

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