Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Calcuta bajo el monzón

El comerciante británico Job Charnok tuvo en 1685 la brillante idea de fundar Calcuta en una tierra inhóspita, pantanosa, plagada de ciénagas, de mosquitos henchidos de malaria. Cuatro siglos más tarde, aunque la urbe ha crecido vertiginosamente, poblándose de calles pavimentadas, aceras, casas y edificios, aún la adversidad del medio en que fue creada se hace evidente en las inundaciones cíclicas, en el calor húmedo y pegajoso.

Llegué a Calcuta a mediados de los noventa con la intención de entrevistar a la Madre Teresa para el periódico en el que escribía, y me quedé a vivir en la antigua y decadente capital del imperio británico durante tres años. No fue consecuencia de un plan premeditado, sino que los afectos, la fascinación y el horror que encontré en la ciudad me fueron atrapando, así como las lecciones que vislumbraba que tenía que aprender de su gente más postergada.

Desembarqué durante el mes de abril, en medio del verano, con un calor extenuante que hacía que el pulso de la ciudad se parara desde el mediodía hasta el atardecer, y que el bullicio de las calles retornase cuando se ocultaba el sol y el aire volvía a ser medianamente respirable.

De aquellos tiempos, en que la temperatura superaba los cuarenta grados, recuerdo cuán dura era la existencia para todos, pero especialmente para quienes malvivían en las calles. Las familias llegadas desde el campo, los mendigos, los niños sin hogar, los leprosos, carecían de lugar alguno para refugiarse. Como Raju, un joven enfermo de tuberculosis, al que cada día me encontraba en la calle, y al que el calor le complicaba aún más la posibilidad de respirar.

Recuerdo especialmente a los ancianos deshidratados, con la piel cuarteda, que encontrábamos en las aceras, los más vulnerables frente a las altas temperaturas. Recuerdo también el sofoco que experimentaba durante la noche, cuando la electricidad se iba y el ventilador de la habitación 16 del hotel María – mi hogar durante los tres años – daba sus últimas vueltas en el techo, perdiendo fuelle, hasta que el calor se abarrotaba en la oscuridad de la noche bengalí.

A medida que pasaban los días del verano, el bochorno aumentaba, y todos esperábamos con ansias la llegada del monzón, que con sus lluvias y su brisa se perfilaba como una suerte de liberación. Pero asimismo me preocupaban las consecuencias de este fenómeno. Sabía que la ciudad quedaba anegada. Y me preguntaba cómo sería entonces la vida de los indigentes, desplazados y enfermos que se agolpaban en sus veredas.

La fecha histórica de arribo del monzón a Calcuta, que repta desde Sri Lanka en dos brazos abiertos a través del subcontinente indio hasta toparse con el Himalaya, es el 8 de junio. Aquel año el día señalado pasó sin que la lluvia llegase. Y tardé una semana en escuchar, sobre el techo de chapa que cubría la ventana de la habitación, el crepitar de las primeras gotas. Emocionado, envolví mi cámara en un plástico, cogí el paraguas y bajé a la recepción, donde el guardia nocturno me abrió las puertas del hotel. No fue mucho lo que encontré: la gente seguía durmiendo igual, ovillada en las aceras, a pesar del agua.

Pero sí la mañana siguiente, que me desperté como un niño en navidades que corre a abrir sus regalos , y descendí a toda prisa por las escaleras del hotel hasta la entrada, donde el agua hedionda lo había colapsado todo, incluido el mostrador de la recepción. En las calles, me para mi sorpresa, la vida seguía. Acostumbrada, la gente se arremangaba los pantalones, se sacaba los zapatos, los metía en bolsas del plástico – con esa pulcritud tan acusada en los indios, que no se si es parte del legado británico o una característica cultural propia – y avanzaba a través de las arterias anegadas.

Los rickshaws, famélicos, descalzos, no paraban de trabajar. Los transeúntes los reclamaban para sortear las zonas más inundadas, donde no había forma de evitar mojarse. En los rostros de la gente, en esas primeras horas de final del calor, notaba cierta satisfacción, cierto bienestar, aunque el monzón se haría cada día más difícil de sobrellevar. No sólo Calcuta ha sido maldecida por la miseria y la crueldad, también por su clima: asfixiante en verano, extenuante durante las lluvias, e irrespirable en los meses de invierno, cuando la nube de contaminación no encuentra salida y cuelga oscura y amenazante sobre la ciudad.

Continúa…

14 comentarios

  1. Dice ser Hernán Zin

    Las lluvias han dejado a millones de personas sin hogar en Bangladesh y en el estado de Bihar, uno de los más miserables de la India, desde donde llegan buena parte de los pobres que terminan en Calcuta.Mi historia va en otra dirección. En el reencuentro, doce años más tarde, con gente a la que retraté en aquel primer día de monzón!!Gracias por los comentarios!! Abrazos a todos!!! HZ

    07 agosto 2007 | 15:58

  2. Dice ser Mayté

    Hola Hernán!Nostálgica reseña, aunque la valentía y calidez de su gente no cambia.Aquí de regreso de unas cortas vacaciones, y pendiente de tus recorridos, en los noticieros cada vez que muestran lo del monzón que azota a la India pienso en ti y en todo lo que ha de estar pasando esta gente que como bien dices, ni la naturaleza es benigna con ellos, ni hablar.Un gran, gran abrazo, besosMayté

    07 agosto 2007 | 16:51

  3. Dice ser Laura

    Hola a tod@s!!! Hola, Hernán!Hace casi un año que no comento nada. La verdad es que no sé cómo te quedan fuerzas. Empiezoma pensar que todo es inútil.Con la llegada del monzón, que es CADA AÑO, vemos que las desgracias (no problemas, desgracias) se repiten inalterablemente sin tan siquiera intentar canalizar el agua alejándola de las zonas más pobladas, no se aplican métodos para evitar las enfermedades que vendrán tras el paso del monzón (vendrán porque siempre sucede así), la gente sigue agotando los días con la misma precariedad.Leyendo tu post de hace unos días (que no escriba no significa que no lea), contabas una anécdota que me es muy familiar: la turista que visita India por lo espiritual del país asiático. Espiritual? Que mantengan tradiciones religiosas desde hace milenios no significa que sea un país de mayor carga espiritual que otro.Mientras siga con el ritmo incansable de historias de hambre, insalubridad, pobreza, analfabetismo y otras lacras que la azotan, la felicidad de sus gentes seguirán marcadas por los caprichos del monzón.Es posible que la espiritualidad de la que se habla tan a la ligera, sólo se percibe en las miradas de los niños, sus gentes…..BesosLaura

    07 agosto 2007 | 17:25

  4. Dice ser Sonrisa Radiante

    India donde los mas postergados son los que viven en la miseria.Si naces intocable no tienes ni derechos.Un fuerte abrazo a todos!!!Y……Sonreíd.

    07 agosto 2007 | 20:42

  5. Dice ser Beta

    Leer tu blog desde un apartamento de la Calle Broadway es toda una experiencia. Una tiene la sensación de estar en otro planeta. ¿En cual de los dos sitios está la felicidad? Tengo la sensación de que, en este momento, la felicidad es una rodaja de sandía.Un beso(tus visitas me honran)

    07 agosto 2007 | 23:43

  6. Dice ser Amhelie

    Hola,Hernan: ya no puedo pasar un dia sin leer tu cronica y tus magnificas descripciones.Es lo mas parecido a estar en esa amada India,es como si sintiera en el alma el monzon del que nos hablas hoy.Como luchar contra los caprichos de la naturaleza cuando no se posee el dinero para hacerlo?.En este Occidente es tan facil como proyectar y proyectar, con materiales lujosos, con la malversacion de fondos,solo destruyendo bosques para hacer pistas de golf bien regadas con pantanos disecados…Cuando no se tiene,cada pequeño paso es un logro,cada nuevo amanecer tras la lluvia,una alegria…Un abrazo desde Sevilla y gracias de nuevo por tus relatos,por esa alfombra magica que me sigue transportando a la India…

    08 agosto 2007 | 01:19

  7. Dice ser grouchoo

    Pues sería un punto volver a retratar la misma gente, esto me parece una labor de película y cientifica. En doce años pasan tanta cosas que sería una especie de reecuentro total. Me parece una buena idea, de hecho es lo que ahora yo intento captar con mi cámara «como cambia todo, como no cambia nada».Saludos maestro,salud y suerte a todos

    08 agosto 2007 | 01:52

  8. Dice ser César

    Hola de nuevo Hernán,La semana que viene iré a Camboya: a Angkor y Phnom Pehn. Tú que has estado alli. ¿Alguna recomendación?Gracias

    08 agosto 2007 | 18:37

  9. Dice ser Punch

    Menuda ocurrencia fundar una ciudad ahí, como siempre los peor parados las gentes que no tienen culpa de nada. La verdad que por lo que cuentas en ninguna épca del año se está bien en cuanto al clima. la gente se adaptará pero aún así tiene que ser bastante incómoda la vida allí.

    08 agosto 2007 | 21:08

  10. Dice ser Punch

    Perdón por escribir otra vez pero es que,a corde con lo de uqe estás en la India, me ha venido a la cabeza el libro Patas arriba. La escuela del mundo l revés de Eduardo Galeano. En un momento del libro comparaba los tamaños de los países y continentes de los mapamundi con sus tamaños originales. Casualmente los países pobres se representaban mucho más pequeños de lo que son en realidad y por tanto, los países ricos más grandes de como son. La verdad es que es un triste reflejo de lo que cuenta cada uno en el contexto mundial

    08 agosto 2007 | 21:13

  11. Dice ser MM

    Lichi, más que las palabras ya rememoradas de una Calcuta a punto de descubrir, me llega más tu impresión de que todo sigue igual..de que nada cambia, de que todo es inútil…Me sorprende viniendo de ti, una mujer que con esfuerzo y valentía, apesar de tus múltiples problemas con el estómago, sacaste adelante una Nursing Room junto con Elena y Mita! sin contar el expléndido trabajo realizado alli.Nada es inútil..Dejasteís vuestra huella en cada rincón de New Light y otros vendrán..y cada día mejorará poco a poco la situación de un niño, de esa mujer..Dejaré esas palabras de Urmi donde decía que en la India, hay que dejarse llevar, cómo agua en un océano..Y si tengo la suerte de pisar sus calles, veré ese país como una corriente donde flotan cantidad de situaciones, unas alcanzables y otras que se dejan marchar porque el rio les lleva sin darnos la oportunidad de tocarlas.Un abrazo a ambas!

    08 agosto 2007 | 21:48

  12. Dice ser sara qc

    hola hernan o mejor dicho aladdino, vamos como viajas de aqui para alla no se me ha ocurrido otra cosa que llamarte asi espero que no te ofendas; cambiando de tema sabes? me siento feliz al verte junto a la madre teresa no se porque, es una foto genial pero la que me ha tocado el corazon es la de Raju su mirada es tan profunda tan lejana…adelante con tu viaje cuidate mucho

    08 agosto 2007 | 21:55

  13. Dice ser Carmen F.

    Cuanto más te leo más entiendo eso de llamar a Calcuta la ciudad de los contrastes…Tremenda la foto del joven Raju… y si ya la foto sobrecoge, verlo de cerca debe ser una experiencia tremenda…

    09 agosto 2007 | 11:11

  14. Que curioso lo de los zapatos. Explotados y luego dejados en supuesta libertad, cuando ya no queda nada.Una pena. Saludos Hernán

    09 agosto 2007 | 11:30

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