Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

Entradas etiquetadas como ‘unity resources group’

Mercenarios: la empresa australiana Unity, que protege a una ONG, mató a civiles en Irak

Antes de seguir adelante con la descripción de Blackwater, empresa en la que también participaron soldados españoles, hago un alto en el camino para referirme a la compañía australiana Unity Resources Group (URG), acusada de matar a varios civiles en Irak.

La página web de esta entidad, con base en Dubai, podría generar confusión, ya que da la impresión de que se trata de una ONG. Fotos de niños en países pobres, de mujeres, de ambulancias. Su razón de ser se expresa de forma ascéptica, desvinculada de toda relación con el universo de las armas: “Unity es un proveedor de consultoría, entrenamiento y apoyo crítico necesarios para operar en los escenarios más impredecibles y complejos del mundo”.

Cierto es que URG, una de las 48 empresas privadas de seguridad que operan en Irak, desembarcó de la mano de una organización con fines humanitarios: el RTI Internacional, entidad sin fines de lucro con base en Carolina del Norte, la segunda más grande de Norteamérica, que desarrolla proyectos en más de 40 países con fondos de USAID, la agencia de cooperación del gobierno de EEUU.

Dos mujeres muertas

El pasado 9 de octubre, los miembros de URG dispararon a un vehículo que se acercó demasiado al convoy en el que se desplazaban por las calles de Bagdad. Las dos mujeres que viajaban en la parte delantera, Marou Awanis, de 48 años y madre de tres hijos, y Geneva Jalal, de 30 años, murieron en el acto. Los dos pequeños que iban en la parte posterior resultaron heridos.

Según Michael Priddin, jefe de operación de URG, el coche avanzaba a menos de cien metros del convoy, lo que provocó «una escalada de alertas, incluidas señales con las manos, linternas y el lanzamiento de una bengala».

«El vehículo venía a velocidad, sin hacer gesto alguno de ir más despacio o denterse», declaró Priddin al periódico australiano Herald. «Se disparó a los neumáticos, al radiador, y, como último recurso, a los asientos del pasajero y el conductor. El coche se detuvo a diez o quince metros».

«Dos hombres se bajaron, se acercaron al coche y dispararon durante diez segundos antes de volver a los todoterreno y huir», dijo un testigo de 27 años a Los Angeles Time. Ahmed Kadhim Hussein, policía y también testigo del incidente, declaró: «Abrieron fuego de forma aleatoria, como si estuvieran en medio de una confrontación. Esta era gente inocente. ¿Es normal disparar a gente inocente de esta forma?»

Otras informes señalan que en el momento del incidente no viajaban miembros del RTI Internacional en el convoy. Asimismo, salió a la luz la noticia de que un miembro de URG mató en marzo de 2006 a un australiano de 76 años en un puesto de control en Bagdad.

Impunidad

El asesinato de estas dos mujeres de origen cristiano griego, sumado al perpetrado por Blackwater el día 16 de septiembre, en el que murieron 17 civiles iraquíes, causó una ola de indignación en Bagdad. Más aún teniendo en cuenta que una resolución transitoria de 2003, promulgada por Paul Bremer III, blinda a estas empresas ante cualquier acción legal.

Tras el incidente, la ONU exhortó abiertamente a los países aliados, y a Estados Unidos en concreto, a juzgar a los extranjeros empleados por las compañías de seguridad privada que con su acción contribuyen a la violencia que azota Irak. Esos empleados «deben ser perseguidos en sus propios países cuando se producen incidentes como los ocurridos en los últimos días», advirtió el portavoz de la ONU, Said Arikat.

En Australia, Alexander Downer, portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores, afirmó que su país no puede hacer de «gran hermano que monitorea a los ciudadanos australianos en el mundo». Sin embargo, el profesor Don Rothwell, experto en derecho internacional de la Universidad Nacional Australiana, declaró al Herald que las leyes para perseguir a pederastas en el extranjero son un buen ejemplo de que sí se puede hacer algo.

En teoría, estas empresas deben velar por la seguridad de altos funcionarios y diplomáticos, algo que siempre ha estado reservado a los ejércitos regulares. Sin embargo, la arrogancia y brutalidad de algunos miembros está poniendo en duda la labor de estas compañías. Y está destapando al mismo tiempo el millonario negocio, y la trama de influencias y cabildeos, sobre las que se asientan. Para algunos analistas, el gran negocio de la guerra en Irak no ha resultado ser el petróleo como se pensaba, sino la «seguridad».