Viaje a la guerra Viaje a la guerra

Hernán Zin está de viaje por los lugares más violentos del siglo XXI.El horror de la guerra a través del testimonio de sus víctimas.

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Entender Somalia: el ascenso de las milicias sufíes de Ahlu Sunna Waljama’a

La retirada de Al Shabab de los barrios del norte de Mogadiscio – que, sin embargo, continúa realizando ataques puntuales en la capital, con un saldo de 45 muertos el pasado mes y una docena de decapitaciones -, parece haber situado a Somalia nuevamente frente al más complejo y antiguo de sus problemas: los señores de la guerra.

Puesto militar en las calles de Mogadiscio. Noviembre 2010. (HERNÁN ZIN)

Hasta el repliegue de los integristas vinculados a Al Qaeda, los señores de la guerra habían aparcado sus diferencias y ambiciones de poder para enfrentarse a un enemigo común, o había sido expulsados de sus territorios. Ahora que “Los jóvenes” han regresado a sus feudos en el sur, Somalia vuelve al caos en el que se encontraba en 2006, antes de que la Unión de Cortes Islámicas tomase el país.

Recordemos que si aquel heterogéneo conjunto de 13 tribunales islámicos logró hacerse con el control durante seis meses fue porque la población estaba harta de las luchas y abusos de los señores de la guerra con sus lealtades a clanes y subclanes. Algo parecido a los que sucedió entre 1994 y 1996 con los talibanes en Afganistán.

Hoy Somalia vuelve a 2006. Y la debilidad del Gobierno de Sharif Ahmed, que a diferencia del de hace cinco años al menos está presente en la capital, permite vislumbrar que los señores de la guerra serán nuevamente un desafío más allá de las alianzas que algunos de estos personajes han establecido con EEUU y Etiopía en los últimos años.

O, lo que es peor aún, Somalia podría regresar a la situación de 1991 cuando tras la caída del dictador Siad Barre dos señores de la guerra emprendieron una brutal pugna por hacerse con la presidencia del país: Mohamed Farah Aidid y Ali Mahdi. El origen de estos 20 años de guerra civil y Estado fallido.

Por esta razón, para comprender el futuro próximo inmediato de Somalia resulta fundamental conocer la composición, origen y ambiciones de estos grupos armados sobre los que volveremos en próximas entradas de Viaje a la guerra.

Luchar contra los integristas

Ahlu Sunna Waljama’a (ASWJ) es una de las organizaciones que con mayor vigor ha luchado contra Al Shabab. Va más allá de la adscripción a un determinado señor de la guerra o clan, pero su capacidad militar la hace un actor clave en los equilibrios de poder del Gobierno de Sharif Ahmed.

Los miembros de ASWJ son musulmanes sufíes. Hasta el 2008 habían permanecido al margen de la lucha armada. Fueron los ataques de Al Shabab contra sus líderes y símbolos religiosos los que los llevaron a convertirse en una organización paramilitar. Para los miembros de Al Shabab, adscritos al wahabismo, los sufíes son apostatas pues veneran a sus ancestros. De allí las acciones también contra las tumbas que los sufíes convierten en lugares de culto.

De hecho, el origen del grupo en 1991 fue exactamente el mismo. Nació del deseo de defender los valores sufíes frente a la organización Al-Ittihad al-Islamiyya (AIAI), la única que en aquellos tiempos de lucha entre señores de la guerra estaba vinculada con el islamismo integrista. Varios de sus jerarcas se salieron de la Asamblea Islámica de Académicos de Somalia para tratar de unir a las tres órdenes sufíes del país: Qadiriyya, Salihiyya y Ahmadiyya.

Etíopes y mercenarios

Según narra Jeremy Scahill en un reciente reportaje para The Nation, la creación por parte de ASWJ de un brazo paramilitar en 2008 para hacer frente a Al Shabab dejó en un principio “mucho que desear”. Sólo cuando comenzó a recibir ayuda por parte de Etiopía, la milicia fue tomando verdadera forma. La administración de Addis Abeba brindó financiación, armas y entrenamiento al grupo. Estrategia que no podría haber seguido sin el apoyo de los EEUU.

También la empresa militar privada Southern Ace, con base en Hong Kong y vinculada al mercenario sudafricano Edgar Van Tonder, aportó los medios y la experiencia para que ASWJ desarrollara su brazo paramilitar. Un informe de la ONU señala que Southern Ace violó de forma flagrante el embargo de armas. A tal punto que hizo que el precio de las municiones subiera en el país.

Lealtades confusas

Además de presencia en Mogadiscio, ASWJ controla las regiones de Mudug, Gedo y Galgaduud, y partes de Hiiraan, Middle Shabelle y Bakool. El 22 de febrero de 2009, el grupo creó la Administración Central de Somalia, una suerte de gobierno de facto en un territorio casi equivalente a la provincia de Galgaduud. Al frente se situó Sheikh Omar Muhammad Farah.

Sin embargo, esta acción quedó opacada cuando ASWJ firmó en marzo de 2010 un acuerdo con el presidente Sharif Ahmed para integrar el Gobierno de Transición Federal. Recibió cinco ministerios, parte del control de aparato de seguridad nacional y puestos diplomáticos.

En un informe publicado en julio, el Grupo de la ONU para la Supervisión de Somalia manifestó su desconfianza con respecto a ASWJ al señalar que “parecen representantes de potencias extranjeras más que autoridades locales emergentes”. Afirmación que pone en entredicho las lealtades de este grupo ahora que Al Shabab ha emprendido la retirada.

La misma pregunta se podría hacer sobre los señores de la guerra: ¿responden al Gobierno o a las potencias que los arman y financian? ¿Renunciarán al control de sus feudos en favor de un poder central o la guerra civil volverá con nuevos bríos?

Augustine Mahiga, representante de la ONU para Somalia señaló similares dudas en abril de 2011, agregando además que el grupo parece carecer de un liderazgo unificado, lo que dificultaría asimismo las negociaciones.

A favor de ASWJ es importante señalar que el viernes fue una de las organizaciones firmantes de la Hoja de Ruta auspiciada por la ONU para reemplazar el Gobierno de Transición Federal. Acción elogiada por Catherine Ashton.